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Marcus Garvey: los orígenes de la lucha de los negros en Estados Unidos

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Norberto Barreto Velázquez

[...] Garvey nació en Jamaica en 1887 en el seno de una familia trabajadora y numerosa. Su padre era cantero y su madre empleada doméstica. El acceso a la biblioteca de su padre alimentó su curiosidad desde muy niño. A los catorce años ya era aprendiz de impresor. Para 1907, y con solo veinte años, era uno de líderes del sindicato de impresores en la ciudad de Kingston.

La formación política de Garvey estuvo marcada por sus viajes. Como muchos otros hijos negros del Caribe inglés, emigró a Centroamérica y se estableció en Costa Rica en 1910. Allí conoció la discriminación, la miseria, el hambre y la explotación en que vivían los negros que trabajaban para la United Fruit. Esta corporación estadounidense, también conocida como el Pulpo, se dedicaba a la producción y comercialización de frutas, especialmente plátanos o bananos, y ejercía un enorme poder e influencia en toda la en la región centroamericana.
El poder de la United Fruit no intimidó a Garvey, quien, aprovechando su experiencia gremial, buscó organizar a los trabajadores bananeros en un sindicato. Fundó, además, el periódico La Nación, para denunciar la crueldad y la explotación que sufrían los migrantes negros. Sus actividades no pasaron desapercibidas por las autoridades costarricenses, que le expulsaron en 1911.

Tras una breve estadía en Jamaica, viajó en 1912 a Inglaterra. En la metrópoli asistió al Birkbeck College de la University of London y trabajó en dos periódicos panafricanos, The African Times y el Orient Review. Regresó a Jamaica en 1914 y fundó la Universal Negro Improvement Association (Asociación Universal de Desarrollo Negro, UNIA) con el objetivo de unir a todos los negros del mundo para convertirles en un pueblo soberano con un estado-nación en el continente africano. Esta organización se convertirá en el grupo nacionalista negro con el mayor número de integrantes de la historia. Se calcula que en la década de 1920 la UNIA contaba con más de mil sucursales a nivel mundial. De éstas, 270 estaban ubicadas en África, el Caribe y América del Sur; el resto en Estados Unidos. Ningún área con una población negra significativa carecía de una sucursal de la UNIA.

En 1916 se radicó en Nueva York, donde desarrolló una intensa labor organizativa, que tuvo una gran acogida entre la población afroamericana. Es en Estados Unidos que la UNIA se convirtió en un movimiento de masas. Establecer el tamaño de su membresía no es tarea fácil. Garvey llegó a reclamar seis millones de miembros a nivel mundial, lo que podría ser un número exagerado. Lo que resulta indiscutible es que contaba con millones de miembros a nivel global. Podríamos tener un idea de su tamaño si tomamos en cuenta la celebración de la primera “UNIA International Convention of the Negro People” en 1920. Durante un mes, 25,000 delegados de todas partes del mundo se reunieron en el Madison Square Garden para discutir los problemas de la raza negra. Durante ese mes la UNIA celebró grandes marchas por las calles de Nueva York con la participación de la African Legions y las Black Cross Nurses. Ambos eran grupos auxiliares de la UNIA, el primero era un grupo paramilitar y la segunda era un cuerpo de enfermeras creado a semejanza de la Cruz Roja. La convención culminó con la aprobación de la Declaration of the Negro Peoples of the World.

El éxito de su discurso inflamatorio llamó poderosamente la atención de las autoridades estadounidenses, especialmente, del Bureau of Investigation, que más tarde será conocido como Federal Bureau of Investigation o FBI. Creado en 1909 por el Secretario de Justicia Charles Bonaparte, el Bureau of Investigation atendía temas estrictamente nacionales, como el fraude, el radicalismo y el robo de bancos. La división de inteligencia del Bureau, dirigida por Edgar J. Hoover, infiltró a la UNIA y fabricó un caso legal en contra Garvey con pruebas y testigos cuestionables. El objetivo del Estado era claro: acabar con un movimiento que consideraban radical descabezándole. Garvey fue encarcelado en la penitenciaria de Atlanta, donde estuvo preso casi tres años hasta ser liberado y deportado a Jamaica en noviembre de 1927.
De regreso a su patria, Garvey continuó con su campaña a favor de los negros, pero su encarcelamiento y deportación afectaron negativamente a la UNIA. En Jamaica enfrentó la animosidad de las autoridades coloniales británicas, que no veían con buenos ojos su presencia en la isla. En 1929 fundó el People´s Political Party, el primer partido moderno en la historia jamaiquina. Seis años más tarde se estableció en Londres, donde murió en 1940.

¿Cómo explicar el éxito de Garvey, especialmente, en los Estados Unidos? Para ello es necesario enfocar el contexto histórico en el que su mensaje se desarrolló.

En las primeras décadas del siglo XX, los pueblos negros enfrentaban serios problemas ante la supremacía global del occidente blanco. El imperialismo moderno se encontraba en su mayor momento de auge. África había sido sometida y era explotada por las fuerzas coloniales europeas. Sólo Liberia y Etiopía habían escapado de la labor civilizadora del hombre blanco.

En Estados Unidos, los afroamericanos enfrentaban condiciones muy difíciles desde finales del siglo XIX. Tras el fin de la guerra civil, éstos disfrutaron de un corto periodo de libertad e igualdad. Durante este periodo, conocido como la Reconstrucción, ciudadanos afroamericanos llegaron ser electos alcaldes, gobernadores y legisladores, tanto estales como federales. Sin embargo, a finales de la década de 1870, los negros habían perdido sus derechos políticos gracias al desarrollo de un sistema de segregación racial conocido como “Jim Crow”. Fueron creados mecanismos legales para negar o limitar el derecho al voto de los afroamericanos y marginarles social y económicamente. Con el fin de separar las razas, se aprobaron leyes segregando racialmente las escuelas, los parques, y hasta las fuentes de agua. Los matrimonios entre blancos y negros fueron declarados ilegales en varios estados de la Unión. En 1896, la Corte Suprema sancionó la segregación racial en una de sus decisiones más controversiales. En “Plessy v. Ferguson” la corte determinó que era constitucional la separación de las razas si la forma de alojamiento, transporte, etc. no variaba. Nació así la doctrina del “separate but equal” que sobreviviría hasta la década de 1950.

Los afroamericanos no sólo fueron arrebatados de sus derechos políticos, segregados y marginados, sino también fueron víctimas de la violencia racial. Entre 1880 y 1920, miles de ellos fueron linchados por el mero hecho de ser negros. Durante este largo periodo, el gobierno federal dejó abandonados y sin protección a miles de sus ciudadanos negros.

Las oportunidades de mejora económica provocadas por la primera guerra mundial produjeron una gran migración de afroamericanos. La escasez de mano de obra en fábricas y otras empresas que produjo el estallido y entrada de Estados Unidos a la hecatombe europea, generó oportunidades de trabajo para miles de afroamericanos. Entre 1914 y 1920, entre 300,000 y 500,000 afroamericanos emigraron de las zonas rurales del sur a las ciudades del norte.   Varias ciudades industriales del norte vieron crecer su población afroamericana de forma impresionante. Por ejemplo, en Chicago la población afroamericana creció un 150%, es decir, unas 65,000 personas. Detroit es otro caso impresionante, ya que su población negra creció un 600% con la llegada de unos 35,000 afroamericanos. Para 1930, el 49% de la población de Manhattan era negra.

El parentesco y el sentido de comunidad jugaron un papel muy importante en el desarrollo de esta migración masiva. Afroamericanos residentes en el norte propagaron las noticias sobre las oportunidades de trabajo que llevaron a miles de negros a abandonar lo que había sido su hogar para aventurarse en un territorio nuevo y desconocido. Iglesias, clubes, logias y otras organizaciones afroamericanas patrocinaron la emigración de los negros sureños. La violencia racial de que eran objeto los negros en el sur −en especial, los linchamientos−, la pobreza en que vivían, la falta de oportunidades, los bajos sueldos y otros factores les empujaron a esta aventura.

El arribo de miles de negros provocó serias tensiones raciales en el norte. La violencia racial fue común, en especial, los motines. Por ejemplo, en julio de 1917, una turba de blancos enfurecidos atacó a ciudadanos afroamericanos, matando unas 200 personas en la ciudad de East St. Louis, en el estado de Illinois. Los recién llegados descubrieron que el hecho de haber salido del sur no les libraba del prejuicio racial y la segregación, como tampoco de la violencia. Las uniones obreras se negaron a aceptarles como miembros y se les negaba acceso a restaurantes, escuelas, etc. Esto llevó a algunos negros a plantearse el retorno a África como la única salida para los problemas que enfrentaban.

La guerra permitió que miles de afroamericanos se incorporaran a las fuerzas armadas, donde también fueron víctimas del racismo y la discriminación. Se les organizó en unidades racialmente segregadas al mando de oficiales blancos y se les prohibió ingresar a la Infantería de Marina y a la Guardia Costanera. El Ejército y la Marina relegaron a los afro-americanos a trabajos en las cocinas, las lavanderías, etc. Cientos de soldados negros sufrieron los abusos y maltratos de sus superiores, sobre todo, de los oficiales sureños. Además, sufrieron la hostilidad y el racismo de los soldados blancos.

Sólo uno de cada cinco de los 200.000 soldados negros que fueron enviados a Europa vio acción. Las unidades afroamericanas que sí pelearon lo hicieron con distinción y fueron condecoradas por el gobierno francés con la Croix de Guerre por su valor.

Haber participado en una guerra defensa de su país generó grandes expectativas entre los veteranos negros, quienes esperaban recibir un trato más justo de su sociedad. Desafortunadamente, sus expectativas no se cumplieron, pues a su regreso continuaron siendo víctima del racismo, la discriminación y la violencia. La presencia de los veteranos negros fue vista como una amenaza   a la supremacía blanca y más de uno fue linchado o quemado vivo con su uniforme. En 1919, durante el llamado “Red Summer”, la violencia fue generalizada con 89 linchamientos y 25 motines raciales en un periodo de siete meses. El peor de estos motines duró trece días en la ciudad de Chicago y causó 38 muertes y 537 heridos, y dejó a mil familias sin casa. Tal nivel de violencia inspiró al poeta afroamericano Claude McKay su famoso poema “If I must die”.

Garvey y la UNIA coincidieron con el llamado Renacimiento de Harlem. Este despertar artístico, y especialmente literario, que vivió ese barrio neoyorquino en los años 1920, le convirtió en la capital de la diáspora africana. Contrario a los escritores del Renacimiento de Harlem que se concentraron en temas artísticos, a Garvey le preocupaban temas sociales y la lucha política de los descendientes de africanos alrededor del mundo

La década de 1920 fue también testigo del renacer del Ku Klux Klan. El Klan surgió en el sur luego de finalizada la guerra civil como un grupo paramilitar y terrorista compuesto por veteranos blancos sureños que se dedicaron a perseguir e intimidar a los negros libertos. Víctima de la represión gubernamental, el Klan entró en crisis y casi desapareció del panorama. En los años 1920 el Klan resurgió de sus cenizas para convertirse en una organización nacional que contaba para 1924 con 2 millones de miembros. El renacer del Klan estuvo acompañado de una fuerte violencia racial. Los linchamientos de ciudadanos negros se hicieron muy comunes y no sólo en el sur, sino también en otras regiones del país. En esta nueva etapa, el Klan no se limitó a perseguir y aterrorizar a ciudadanos negros. Los inmigrantes también fueron objeto de la atención de los miembros del Klan, quienes les consideraban indeseables.

En este contexto de violencia racial y de gran frustración no debe sorprender que el discurso nacionalista de Garvey calara hondo. Éste mostró, además, grandes dotes como orador, organizador e impresor. A su llegada a la ciudad de Nueva York Garvey compró un auditorio al que llamó Liberty Hall donde realizaba reuniones nocturnas con miles de asistentes. También fundó un periódico, The Negro World, que sirvió como vocero principal de UNIA. Éste se publicó en Harlem entre 1918 y 1933, y se convirtió en un medio donde escritores negros no muy conocidos podían escribir desde la perspectiva de los afroamericanos. The New Negro World era un semanario con un precio accesible para las personas de bajos ingresos que llevó el mensaje de Garvey a lugares tan recónditos como África. Su circulación estuvo entre los 50,000 y 200,000 ejemplares.

Otro elemento clave del éxito de Garvey está en su mensaje de dignidad, esperanza y auto estima, ya que eso era, precisamente, lo que afroamericanos necesitaban oír en ese momento. Dos ideas interrelacionadas definen el pensamiento garveyano: empoderamiento y nacionalismo negro. Veamos cada una de ellas.

Garvey partía de la premisa de que los negros aceptaban la opresión y la deshumanización de la que eran objeto. Creía que éstos tenían el poder de determinar su propio destino a pesar de la abrumadora opresión política, social y económica de que eran víctimas. Sin embargo, no eran capaces de ejércelo porque no estaban cociente de su poder. Era, por ende, necesario empoderarles y concientizarles para que buscaran y dieran lo mejor de sí mismos y reentraran victoriosos a la Historia [...]

Para empoderar a los negros eran preciso desarrollar su conciencia racial y nacionalista a través de una “positive African identity”. De ahí que su discurso promoviera el orgullo racial, rescatara el pasado histórico de los pueblos negros y subrayara la belleza de la raza negra. Como parte de este esfuerzo, fue creada la UNIA Historical Society para promover el estudio de la historia de la raza negra. Garvey estaba convencido de que “A people without the knowledge of their past history, origin and culture is like a tree without roots.”

Para desarrollar esta conciencia racial y nacionalista la UNIA llevó a cabo actividades culturales y fueron creados símbolos nacionales como la bandera y el himno africanos. En sus actividades, los miembros de UNIA hacían un uso intenso, por no decir exagerado, de uniformes militares e indumentaria académica como espadas, bicornios, plumas, togas y birretes. Esa ostentación de grandeza y pomposidad era parte del esfuerzo de la UNIA para promover la autoestima racial de los afroamericanos. Garvey consideraba imprescindible que éstos entendieran que “The Black skin is not a badge of shame, but rather a glorious symbol of national greatness.”

Para él no bastaba con empoderar a los negros a nivel ideológico y político, era también necesario hacerlo a nivel económico. No habría libertad ni seguridad si éstos seguían dependiendo de los recursos de los blancos. De ahí que los esfuerzos de UNIA estuvieran dirigidos a crear mecanismos que le permitieran a los negros desarrollar un mayor nivel de autosuficiencia. Con ese fin fueron creadas, en 1919, la Negro Factories Corporation y la Black Star Line. La primera buscaba construir fábricas para producir bienes manufacturados con capital y mano de obra negra, y la segunda era un compañía de vapores para facilitar la transportación de carga y, eventualmente, de pasajeros. La Black Star Line llegó a adquirir tres barcos, el Yarmouth, el Shadyside y el Kanawha. UNIA también inició y promovió otros negocios como un restaurante, una lavandería, un hotel, una universidad, etc. Estas empresas no fueron del todo exitosas por las limitaciones de la organización. Por ejemplo, los encargados de la Black Star Line carecían de experiencia en ese tipo de negocio y, por ende, no es de extrañar los problemas de mala administración que limitaron su éxito. La UNIA también creo programas que atendían las necesidades diarias de sus miembros como cooperativas industriales que proveyeran empleo, servicios médicos para atender a los enfermos y servicios financieros para ayudar a sus miembros en momentos difíciles.

El empoderamiento venía acompañado de un fuerte panafricanismo. La UNIA buscaba elevar a los negros a nivel global para que pudieran sobrevivir cultural, política, económica e independientemente. Para ello era indispensable que ejercieran su derecho a la autodeterminación y accedieran a un gobierno propio, construyeran un estado nación [...]

Garvey estaba convencido de que dadas las limitaciones que imponía la segregación, los negros tenían que regresar a África. Sólo en África los afroamericanos escaparían de la dominación social, política y económica de los blancos. Sólo en África serían libres. Su defensa del llamado separatismo negro era, por ende, una consecuencia del segregacionismo legal. Contrario a lo que planteaban líderes negros como Booker T. Washington, para Garvey, la asimilación no era una alternativa real [...]

El panafricanismo de Garvey promulgaba el retorno a África y el sueño de unir a todos los pueblos negros del mundo para reintegrarles a un África libre y unida.

Garvey no fue el primero en proponer el regreso a África como la solución a los problemas de los afroamericanos, ya que éste había sido un tema recurrente por más de cien años. Ya en el siglo XVIII grupos de negros libres lo plantearon como una posibilidad ante los peligros que enfrentaban en una sociedad esclavista. Garvey uso la estructura internacional de su organización y su notoriedad para popularizar y relanzar, la idea del regreso a África en un momento de gran frustración y dolor para los afroamericanos [...]

En conclusión, Para Garvey, el empoderamiento –y, por ende, la liberación de los negros- estaba ligado al desarrollo de un orgullo cultural y racial, la posesión de recursos económicos, el regreso de los afroamericanos a África y la creación de una nación-estado africana unida.

Víctima de la persecución política y de sus propios errores y limitaciones, Garvey no pudo cumplir con los objetivos de su nacionalismo negro. A pesar de ello, ejerció una gran influencia en la lucha de los afroamericanos por la igualdad, la libertad y la dignidad. Garvey dio vida a un nuevo sueño para los afroamericanos, frustrados de vivir en una sociedad que no reconocía sus sacrificios y negaba su humanidad. Al devolverles la fe perdida y levantarle sus autoestima, Garvey enseñó a los afroamericanos a soñar en grande, a valorar su pasado histórico y la belleza del color de su piel. Garvey le recordó a los afroamericanos que los negros no siempre habían no habían sido esclavos, ni habían estado sometidos.

Garvey subrayó la importancia del poder –económico, político, cultural y social- como herramienta de liberación. Los afroamericanos debían entender que poseían ese poder y, por ende no tenían que esperar a que se les concediera para alcanzar la libertad individual y colectiva. Para ejercer tal poder era necesario autoconfianza, cooperación, unidad, educación y disciplina. Sólo así los afroamericanos serían capaces de enfrentar exitosamente a los enemigos de la raza negra: la segregación, el colonialismo, la explotación económica, la violencia racial, etc.

En última instancia, su máxima aportación es, sin lugar a dudas, haber tenido la osadía de cuestionar y retar el orden social, político y económico de los blancos en un contexto adverso y muy peligroso.

Conferencia dictada en el Instituto Cultural Peruano Norteamericano, Miraflores, Lima, 23 de febrero de 2017 (https://norbertobarreto.wordpress.com/)


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