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Las tropas estadounidenses no tienen intención de abandonar Irak después de la liberación de Mosul

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Haydar Al-Abadi, Primer Ministro irakí
Una vez que Estados Unidos ha definido el aislamiento de Irán por los países árabes como su objetivo principal en Oriente Medio, queda por dilucidar las maniobras que deberán llevar a cabo para conseguirlo, empezando por Irak.

La diplomacia estadounidense deberá esforzarse a fondo para que el gobierno de Bagdad rompa con el eje de la resistencia, que es el significado último del despliegue militar de tropas, tanto en Mosul como en Raqqa. A tal fin, su objetivo es interponerse en la frontera de Irak con Siria.

La semana pasada el Primer Ministro irakí, Haydar Al-Abadi, viajó a Washington en visita oficial, donde Trump le “recomendó” abandonar su alianza con Irán. En unas declaraciones al diario egipcio Al-Dostor, el diputado irakí Habib Al-Tarafi ha asegurado que el Primer Miistro no tiene ninguna intención de someterse a las presiones de Estados Unidos y así se lo puso de manifiesto a Trump.

Según el diario egipcio, Al-Abadi es partidario de “una relación equilibrada entre todas las partes”, de las que forma parte Irán, como vecino fronterizo.

Lo mismo cabe decir de Siria. En febrero la aviación irakí lanzó varios ataques aéreos contra las posiciones del Califato Islámico en territorio sirio que fueron coordinadas con el gobierno de Damasco, lo que ha desatado el pánico en Washington y Riad.

Inmediatamente los jeques saudíes enviaron a su ministro de Asuntos Exteriores a Bagdad con lo único que saben hacer: llevar un cheque en blanco para sobornar al gobierno a golpe de talonario o, dichos en términos un poco más sutiles, “condonar la deuda que mantiene Irak con Arabia saudí”.

Pero no hay talonarios suficientes capaces de lavar la sangre derramada en las grandes matanzas cometidas por los yihadistas en Irak, de la que los saudíes son responsables directos e inmediatos, sobre todo con Al-Abadi, un chiíta.

En el Pentágono ya lo saben. El secretario de Defensa, el perro rabioso de James Mattis, ha anunciado que los imperialistas no tienen ninguna intención de retirar las tropas de Irak, una vez que Mosul sea liberado, lo que ha empeorado la situación, sobre todo con las milicias chiítas, empeñadas en que las tropas estadounidenses abandonen Irak definitivamente.

Si dichas tropas no abandonan Irak es porque se unirán al contingente que ya ha iniciado, junto con las FDS-YPG, la ofensiva contra Raqqa para crear un “tapón” en la frontera de Irak con Siria.

El cuadro se completa con las recientes declaraciones del portavoz del gobierno irakí, Saad Al-Hadisi, que ha recoocido la aproximación de Bagdad a Rusia, incluido el capítulo militar y de seguridad.

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