No es ninguna sorpresa constatar que todos los pasos que da el gobierno de Syriza van hacia el infierno. A finales de setiembre el Parlamento griego aprobó la nueva ley “ómnibus” que ampara la privatización de la empresa de aguas de Atenas y Tesalónica, de la corporación pública de electricidad, de la industria de vehículos helena y del Metro de Atenas.
Estas empresas públicas pasarán a un “superfondo de privatizaciones” que aglutina toda empresa pública susceptible de ser privatizada. De esta forma, esos sectores se unirán a los aeropuertos, autopistas y puertos que ya forman parte del superfondo.
El gobierno de Alexis Tsipras había jurado que no privatizaría los principales sectores públicos del país. Sin embargo, ha aprobado esta ley que desbloqueará el segundo tramo del rescate, valorado en 2.800 millones de euros. Ese es el dinero que darán los buitres de la troika –el BCE, el MEDE y el FMI– al gobierno griego a cambio de la ley “ómnibus”.
Los 2.800 millones de euros que recibirá Grecia los tendrá que emplear en pagar las deudas que mantiene con los propios acreedores. Algo parecido a lo que tuvo que hacer con los 7.500 millones de euros que recibió el pasado mes de mayo.
Desde el primer rescate, la privatización del agua era uno de los principales bocados que los buitres querían devorar. Cuando en su día Nueva Democracia y el PASOK quisieron privatizarla, Tsipras y Syriza lo compararon a la dictadura fascista de Pinochet.
Ahora a Tsipras le toca jugar el papel de Pinochet. El lunes en Atenas se pudo contemplar uno de los espectáculos más bochornosos que cabe imaginar de cualquier gobierno: la policía cargó brutalmente contra 1.500 jubilados que se manifestaban contra la reducción de las pensiones. En medio del humo de los gases lacrimógenos, muchos ancianos se desvanecieron y tuvieron que ser hospitalizados.
¿Hay algo más parecido al Chile de 1973?
Estas empresas públicas pasarán a un “superfondo de privatizaciones” que aglutina toda empresa pública susceptible de ser privatizada. De esta forma, esos sectores se unirán a los aeropuertos, autopistas y puertos que ya forman parte del superfondo.
El gobierno de Alexis Tsipras había jurado que no privatizaría los principales sectores públicos del país. Sin embargo, ha aprobado esta ley que desbloqueará el segundo tramo del rescate, valorado en 2.800 millones de euros. Ese es el dinero que darán los buitres de la troika –el BCE, el MEDE y el FMI– al gobierno griego a cambio de la ley “ómnibus”.
Los 2.800 millones de euros que recibirá Grecia los tendrá que emplear en pagar las deudas que mantiene con los propios acreedores. Algo parecido a lo que tuvo que hacer con los 7.500 millones de euros que recibió el pasado mes de mayo.
Desde el primer rescate, la privatización del agua era uno de los principales bocados que los buitres querían devorar. Cuando en su día Nueva Democracia y el PASOK quisieron privatizarla, Tsipras y Syriza lo compararon a la dictadura fascista de Pinochet.
Ahora a Tsipras le toca jugar el papel de Pinochet. El lunes en Atenas se pudo contemplar uno de los espectáculos más bochornosos que cabe imaginar de cualquier gobierno: la policía cargó brutalmente contra 1.500 jubilados que se manifestaban contra la reducción de las pensiones. En medio del humo de los gases lacrimógenos, muchos ancianos se desvanecieron y tuvieron que ser hospitalizados.
¿Hay algo más parecido al Chile de 1973?