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El atentado más negro del Mar Negro

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El 18 de julio de 2012 alguien hizo explotar una bomba en un autobús que transportaba turistas israelíes en Burgas, en la costa búlgara del Mar Negro. Murieron cinco israelíes más el conductor del mismo, de nacionalidad búlgara.

Nadie reivindicó la acción. Aunque los medios lanzaron toda clase de imputaciones, como acostumbran, durante años no se pudo identificar siquiera al autor, quien quedó como un suicida, con unos pocos restos congelados en una morgue del hospital de Burgas. Nadie reclamó sus restos para enterrarlos. No tenía familia, ni amigos, ni vecinos, ni la típica carta de despedida que todo suicida lega a la posteridad.

Acababa de empezar la guerra de Siria y aunque el gobierno de Bulgaria nunca ha sido otra cosa que un títere de la OTAN, mantenía ciertas distancias con el polvorín de Oriente Medio, tan cercano a sus fronteras. Nunca había padecido este tipo de atentados.

Sometido a presión, el gobierno dijo lo que le dijeron que tenía que decir: el atentado era obra de Hezbollah y a partir de ahí la maquinaria de Bruselas puso el piloto automático e ilegalizó a la organización libanesa.

Fue la represalia por su compromiso en la defensa del gobierno de Damasco, que se llevó a cabo en medio de la típica campaña de intoxicación propagandística contra Irán y su tentáculo en el Líbano.

Si prestan un poco de atención verán que el atentado de Burgas se produjo exactamente 18 años después del mortífero atentado cometido en Buenos Aires contra la AMIA, también israelí y también acompañado de la correspondiente campaña de intoxicación contra Irán, cuyo eco, en Argentina, aún no se ha apagado.

Hasta el Mar Negro llegó toda la parafernalia policial del mundo, empezando por el FBI y siguiendo por las policías europeas, empeñadas en ayudar a sus colegas búlgaros a esclarecer... nada de nada. ¿Esclarecer? No hacía falta. Todo estaba muy claro.

El embajador de Israel en Sofia, Shaul Kamisa Raz, felicitó a la policía y los jueces búlgaros por su “profesionalidad”, por hacer la estatua mejor que Don Tancredo. No hicieron nada porque no había nada que hacer, salvo poner al atentado la etiqueta que sus jefes les habían encargado.

También es inaudito comprobar la manera en que, en todo el mundo, los medios de comunicación son capaces de orquestar toda clase de historias fantasiosas en torno a algo de lo que nadie tiene ni la más remota idea. Lo mismo les ocurre a los políticos de Bruselas, capaces de ilegalizar a una organización con una información basada en los recortes de la prensa matutina.

Tanto Irán como Hezbollah desmintieron su participación en el atentado, pero eso no lo publicó nadie. Las cartas ya estaban echadas de antemano.

En medio de la negrura del Mar Negro, el corresponsal de Slate escribió al día siguiente del atentado algo que merece la pena recordar:

“Vista la acusación casi inmediata expresada por Netanyahu, los servicios de inteligencia israelíes parecían, en efecto, al corriente de las actividades de esos grupos terroristas.

“El Mossad había logrado desbaratar todas las tentativas perpetradas en Tailandia, Kenia, Georgia, India y Azerbaián. Pero no esta vez” (1).

Por lo tanto, según esta fuente, el Mosad sabía que el atentado se iba a cometer y no advirtió al gobierno de Bulgaria para impedir la muerte de sus propios ciudadanos.

Esta afirmación coincide con unas declaraciones del presidente búlgaro Rossen Plevneliev, quien reprochó públicamente a los responsables del Mosad que no les avisaron de los preparativos del atentado.

Estas acusaciones, que son típicas en determinados atentados que conciernen a Israel, quedaron en el aire hasta el año pasado, cuando Hezbollah detuvo a uno de sus máximos dirigentes, Mohammed Chawraba, acusado de traición, es decir, de ser un infiltrado del Mosad israelí.

El asunto no sólo fue aireado por la prensa libanesa (2), sino también por la israelí (3). Dentro de Hezbollah Chawraba dirigía la Unidad 901 encargada de cometer los atentados contra Israel fuera del Líbano.

En España, periódicos como El País informaron (4) que Chawraba colaboraba con Israel desde 2007, por lo que, además de pasar información al Mosad, había impedido que Hezbollah ejecutara determinadas acciones, al tiempo que ejecutaba otras que sólo habían sido encargadas por sus verdaderos jefes en Tel Aviv, entre ellas el atentado de Burgas.

Si eso es así, ¿no debería declarar la Unión Europea como terrorista a Israel y no a Hezbollah?

(1) http://www.slate.fr/story/59501/attentat-bulgarie-israeliens-iran-hezbollah-syrie
(2) http://www.dailystar.com.lb/News/Lebanon-News/2014/Dec-19/281619-hezbollah-puts-senior-operative-on-trial-for-treason.ashx
(3) http://www.timesofisrael.com/top-hezbollah-official-admits-spy-infiltrated-group/
(4) http://internacional.elpais.com/internacional/2015/01/06/actualidad/1420569234_558127.html

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