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‘La Izquierda’ es igual a los neonazis

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En las elecciones alemanas de 2013 el partido Die Linke (La Izquierda) fue el tercero más votado. Surgió en 2007 de la fusión del Partido del Socialismo Democrático, heredero del SED de la RDA- y la WASG, una escisión de la socialdemocracia.

A pesar de su nombre, Die Linke es un partido reaccionario que está haciendo causa común con los neonazis que se enfrentan a los emigrantes y llaman a fortalecimiento de la represión policial en su contra.

Uno de los portavoces de su grupo parlamentario, Dietmar Bartsch, ha dicho que en Alemania hay un “déficit de vigor” a la hora de hacer que los emigrantes respeten las leyes y se comporten como lo que son: invitados.

Es el lenguaje neonazi: los que llegan a Alemania no son refugiados sino exactamente eso: invitados que se aprovechan de la “hospitalidad” alemana.

En una entrevista a la revista Der Spiegel, su colega Sahra Wagenknecht ha dicho que no pueden admitir la entrada en Alemania de un millón de emigrantes cada año, por lo que hay que poner límites y expulsar a los que no acepten las leyes del país.

Wagenknecht, antigua portavoz de la “Plataforma Comunista”, ha criticado que en Alemania se hayan eliminado tantos puestos de policía como consecuencia de los recortes presupuestarios, proponiendo como tarea un reforzamiento de los aparatos represivos.

El presidente del partido, Berndt Riexinger, ha dicho que la reducción del número de policías supone una desestabilización para Alemania, una disminución de su capacidad funcional que conduce a la “quiebra del Estado”.

En una entrevista a “Tagesschau” el dirigente parlamentario del mismo partido, Jan Korte, se preguntaba si la policía estaba suficientemente equipada y si se había producido una quiebra del Estado alemán.

En una maniobra aún más sucia, Die Linke trata de lanzar a los trabajadores contra los refugiados e emigrantes. Wagenknecht ha dicho varias veces que presionan para bajar los salarios y que agravan los problemas de vivienda, ya que si no se construye más vivienda pública, la oleada de emigrantes incrementará los precios de los alquileres.

Lo que se callan como perros es que allá donde gobierna, Die Linke está vendiendo viviendas públicas para sanear los presupuestos. En Dresde han apoyado la venta por el ayuntamiento de la empresa pública inmobiliaria HLM que disponía de 60.000 viviendas y que el comprador es Forteresse, el típico fondo buitre de especuladores. En total el ayuntamiento de Dresde ha vendido 120.000 viviendas públicas en los últimos 15 años.

Su marido, el conocido dirigente socialdemócrata Oskar Lafontaine, que luego se pasó a Die Linke, utiliza los mismos trucos sucios que sus demás colegas de “la izquierda” para enfrentar a los trabajadores y a los sectores más humildes de la población, en contra de los refugiados, culpables de todos los males de Alemania.

No hay ninguna diferencia entre los neonazis y “la izquierda” reformista. Todos ellos buscan un chivo expiatorio entre los refugiados para tapar que el problema procede del capitalismo, del imperialismo y de las guerras desencadenadas por ellos en el norte de África y Oriente Medio.

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