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Channel: La lucha es el único camino
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Postureo

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Bianchi

Palabra esta -postureo- de moda que sustituye a lo que antes se llamaba “hacer teatro: “está haciendo teatro”, está fingiendo, como de un futbolista que simula una lesión se decía que “hacía teatro”, o quien provoca un penalti que no lo fue se dice que ha sido un “piscinazo”. La verdad es que el idioma y vocabulario castellano es riquísimo, aunque lo destrocen con “barbarismos” y “anglicismos”.

Viene esto a cuento, hablando de anglicismos,  del “trending-topic” -o “tontin-topic”-, o sea, lo que es la noticia del día, la “rabiosa actualidad”, que decía el viejo periodismo, de la diputada por “Podemos” Carolina Bescansa con su hijo de seis meses en brazos sentada en su escaño del hemiciclo  y la consiguiente polémica que ha hecho temblar los cimientos de la II Restauración borbónica. ¿Hizo bien esta señora o no hizo bien? ¿No sabía acaso que hay una estupenda guardería en el Congreso, que cuesta, por cierto, un millón y pico de euros cada legislatura a los españolitos? ¿Qué dicen las feministas? ¿Y los “feministos”? ¿No es un agravio comparativo lo que ha hecho esta señora, o señorita (es madre soltera), con respecto a otras recién madres que no disfrutan de baja por maternidad y, cuando van al tajo, no pueden llevar a su criatura con ella? ¿Será este gesto de Bescansa -una “niña bien”, por otra parte, de familia compostelana farmacéutica con posibles- un signo revolucionario de lo que hay que hacer en el futuro? ¿Virgen santa, qué opinaría Aleksandra Kollontai? ¿No será maltratar -oí esto- a un niño someterlo a una sesión parlamentaria interminable? ¿Tendrá que intervenir el Defensor del Menor? ¿Podrá concentrarse la diputada podemita en su “trabajo” parlamentario o cualquier comisión que se forme con el niño en brazos, es decir, será eficaz en su “trabajo” que, al fin y a la postre, oiga, es por el bien de los españoles todos y todas?

Como no pienso contestar a ninguna cuestión de las aquí planteadas -para eso están los tertulistos-, me detengo en la última pregunta formulada, la relativa al “trabajo” de la señora diputada. Y me detengo, fíjense, tenga o no tenga la podemita el niño en brazos,  o no, repito,  y me pregunto algo en lo que casi nadie ha reparado, pero para eso estamos aquí los “rompepelotas profesionales”, a saber: ¿verdaderamente alguien se puede creer que asistir al Parlamento español, al Congreso, a las Cortes, al templo de la soberanía española, es -o supone- un “trabajo”? No nos agarraremos a lo fácil, no es nuestro estilo, y diremos que la mayor parte de las veces los escaños están desoladoramente vacíos, y así es, pero, aún suponiendo que estos parásitos ocuparan sus mullidas sillas siempre que les toca, y no sólo cuando les llaman a imaginaria y toque de corneta para votar cualquier ley, la pregunta que hice sigue siendo, a mi juicio, válida: ¿eso es un “trabajo”? ¿Ir allí es “trabajar”? ¿Son las Cortes una “fábrica”? ¿O una casa de lenocinio?

Buenas tardes.

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