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El capital financiero italiano está al borde del abismo

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Italia tiene a cuatro bancos pequeños al borde de la quiebra: Banca Marche, CariFerrara, Popolare dell’Etruria y CariChieti. Para poner un parche a la situación, el fondo de garantía de depósitos ha aprobado el desembolso de 2.000 millones de euros, explicó el presidente del fondo, Salvatore Maccarone, ante el Parlamento.

No obstante, Maccarone advirtió que si se tuvieran que reembolsar los depósitos garantizados de los cuatro bancos, serían necesarios 12.500 millones de euros. Se trata de una suma que, como reconoce Maccarone, el fondo “no tiene y no tendrá nunca”.

Un gasto imprevisto de 10.000 millones para salvar los depósitos garantizados sería mucho incluso para el Estado.

Pero la situación -según ha explicado Maccarone- es aún más grave. En Italia se está debatiendo aún el nuevo marco normativo que tendrá que acoger la última directiva europea sobre los rescates bancarios, que prevé, en caso de quiebra, la posibilidad de pedir el dinero a los obligacionistas o a los titulares de cuentas corrientes por la parte que supera los 100.000 euros.

La semana pasada, las Comisiones de Finanzas de Congreso y Senado dieron su visto bueno al plan, pero todavía es necesario que el Gobierno presente un proyecto de ley y que éste tenga el beneplácito del Banco Central Europeo. Por lo tanto, el fondo de garantía no sólo no tiene dinero suficiente sino que tiene también las manos atadas.

“Si falta la confianza se crearía una situación grave, porque tenemos también otros bancos con ciertas dificultades. Si faltara la certeza de la tutela, habría una huida de los depósitos”, advirtió Maccarone, ante los diputados y senadores.

Para que no cunda el pánico la sugerencia del Parlamento italiano al Gobierno es adoptar cuanto antes las directivas europeas. “Espero que haya evaluado bien la situación de los bancos en crisis y que no haya obstáculos a los rescates”, ha comentado Riccardo Maiarelli, presidente de la Fundación que controla a la caja de ahorro CariFerrara, uno de los bancos al borde del abismo.

El riesgo es que la quiebra de los primeros bancos italianos genere un efecto dominó. Italia todavía no ha conseguido encontrar una manera para liberar a los bancos de los créditos dudosos acumulados durante la crisis. Según un informe recién presentado por la banca de datos societarios Cerved, los créditos problemáticos en el país transalpino llegan a los 327.000 millones de euros (eran 87.000 en 2008) y sin la creación de un banco malo seguirán aumentando por lo menos hasta 2018.

La agencia de rating Standard & Poors prevé un total de 388.000 millones en 2016. El ministro de Economía, Pier Carlo Padoan, a finales de octubre volvió a declarar que “la factibilidad del proyecto de un banco malo tendrá que ser comprobada definitivamente durante las próximas semanas”.

El obstáculo principal del proyecto de Padoan es encontrar inversores privados sin la garantía pública (que Roma no puede dar por las normas europeas y por razones presupuestarias). Además de que, hasta ahora, el hecho de recurrir al mercado no ha solucionado el problema: entre 2012 y 2014 los bancos italianos han cedido 11.000 millones de créditos dudosos a los especuladores.

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