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¿Cómo acabará la guerra del Donbas?

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El levantamiento popular que estalló en marzo del año pasado en el Donbas fue un movimiento espontáneo que luchó por conquistar una cierta autonomía dentro de Ucrania. Ahora, por el contrario, lo que busca es integrarse en Rusia. La propia naturaleza fascista del gobierno de Kiev les ha empujado a ello.

Kiev no paga las pensiones a los jubilados  del Donbas, una reivindicación que se tuvo que incluir en los acuerdos de Minsk-2. Es como considerarles extranjeros. ¿Qué espera, pues, de ellos?

Hasta diciembre los obreros del Donbas siguieron sacando un poco de carbón de las minas, que se trasladaba a Kiev por ferrocarril hasta que las hordas fascistas lo destruyeron. Desde entonces se traslada a Rusia.

Como consecuencia del bloqueo, hoy todos los vínculos exteriores de las Repúblicas de Donetsk y Lugansk pasan por Rusia. Tienen un sistema múltiple de divisas que comprende tanto la moneda ucraniana, el hryvnia, como el dólar y el rublo, aunque el 80 por ciento de los pagos se llevan a cabo en la moneda rusa.

Por el mismo motivo, dichas Repúblicas han tratado de crear sus propios documentos identificativos, pero como nadie las reconoce como Estados, no tienen ningún valor internacional, ni siquiera en Rusia. Por eso hay planes para proporcionar a sus habitantes documentos rusos.

A finales de agosto los medios rusos han empezado a discutir la posibilidad de un referéndum para que las Repúblicas de Donetsk y Lugansk se incorporen a Rusia, lo que culminaría una situación de facto.

No obstante, el paso es delicado. Se trataría de otorgar a los habitantes del Donbas la ciudadanía rusa. Aunque un tercio, más de un millón, ya han abandonado la región para instalarse en Rusia, para el Kremlin, es un compromiso mucho más importante de lo que parece: Rusia tendría que asumir la protección de sus ciudadanos en el Donbas, es decir, de toda la población.

Cuando el gobierno golpista de Kiev asesina a sus ciudadanos, como en la guerra del Donbas, es un asunto interno. Pero si los muertos son rusos, adquiere otro carácter: Rusia estaría obligada a “intervenir para proteger”, esa fórmula que se ha convertido en famosa últimamente.

Los representantes de las Repúblicas de Donetsk y Lugansk han filtrado que tras las elecciones de octubre, o sea, este mismo año, van a convocar un referéndum para unirse a Rusia. Una decisión favorable a la anexión no es vinculante para Rusia, pero puede reforzar su postura, cualquier que sea, en una mesa negociadora.

Pero, ¿por dónde pasa la frontera entre Ucrania y las Repúblicas de Donetsk y Lugansk?, ¿por la actual línea del frente? La confusión es muy grande porque los representantes de las Repúblicas de Donetsk y Lugansk nunca han aclarado cuáles son sus pretensiones. Se han tropezado con una situación de facto y tan pronto hablan de liberar toda Novorrossia como toda Ucrania.

Así lo ha insinuado Zajarchenko, y no le falta razón: sin aplastar completamente al gobierno de Kiev va a ser difícil que la paz vuelva a la zona alguna vez.

En cualquiera de las posibilidades, el gobierno de Kiev siempre sale perdiendo. Creyó que le bastaba con el apoyo de Estados Unidos y la Unión Europea, o sea, Polonia y los Estados bálticos, incluso después del golpe de Estado. Ahora es posible que muchas regiones sigan el ejemplo del Donbas y se levanten también. Es posible que Ucrania se fragmente. También es posible que el gobierno se hunda.

No son las consecuencias de ninguna agresión externa sino de la propia ineptitud de los golpistas y de sus mentores en Washington y Bruselas.

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