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La batalla de Lenin contra sí mismo

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 Juan Manuel Olarieta

Entre 1914 y 1916 Lenin fue tomando apuntes de la lectura de varios clásicos de la ciencia y la filosofía (Aristóteles, Hegel, Feuerbach) que reunió en una colección dispersa de observaciones sobre problemas variados que se publicaron en 1933 en la URSS con el nombre de "Cuadernos filosóficos". Algunos círculos seudomarxistas, de los que forman parte trotskistas como Löwy y Dunayevskaia, manipulan esta obra para enfrentar a Lenin consigo mismo, un proyecto paralelo al de enfrentar a Marx con Engels. Es otra de esas famosas "rupturas epistemológicas" en las entrañas del propio marxismo, una tarea sutil de acoso y derribo que resulta repugnante en cuanto que se disfraza como el marxismo auténtico, que afirma haber descubierto en los "Cuadernos" no sólo algo distinto sino opuesto a "Materialismo y empiriocriticismo", otra obra de Lenin publicada apenas seis años antes. Löwy llega a decir que la ruptura de Lenin con la II Internacional no empieza por la ruptura con los mencheviques en 1902, manifestada en el "¿Qué hacer?", sino que está en los "Cuadernos", es decir, que se trata de un asunto filosófico.

Para manipular los "Cuadernos" los seudomarxistas ocultan varias datos importantes. El primero es que, a diferencia de  "Materialismo y empiriocriticismo", una obra revisada para la publicación, los "Cuadernos" son anotaciones que Lenin tomaba para su uso personal, no afinadas para la lectura de terceros. El segundo es que los "Cuadernos" también contienen notas sobre varios libros de ciencias naturales. El tercero es que en esos seis años transcurridos entre una y otra obra, Lenin no cambió de criterio, como lo demuestra el hecho de que en 1920 reeditara "Materialismo y empiriocriticismo" sin introducir ninguna corrección. No hay dos Lenin tampoco en el terreno de la filosofía. Es más: los "Cuadernos" responden puntualmente a la misma tarea emprendida en "Materialismo y empiriocriticismo".

Los seudomarxistas centran la atención de los "Cuadernos"única y exlusivamente en las notas de Lenin sobre Hegel. La tarea en la que están empeñados es la de dar marcha atrás a la historia, en este caso, a la historia de la filosofía, que siempre es la mejor manera de manipular la filosofía y, desde luego, también el marxismo. A partir de "Historia y conciencia de clase" de Lucaks el izquierdismo lleva cien años padeciendo una indigestión de hegelismo, con su correspondiente evacuación de gases filosóficos.

Creo que no hará falta insistir en la importancia de Hegel dentro de la evolución del pensamiento filosófico, del que constituye una de sus cumbres. Tampoco su específica relevancia sobre los escritos de Marx y Engels. Por lo tanto, conocer a Hegel es básico para cualquier elaboración filosófica. No obstante, quizá sí sea necesario recordar que el materialismo es lo opuesto al idealismo y que la filosofía marxista no se construye siguiendo Hegel sino contra Hegel. Los filósofos que quieren volver a él son los que nunca lo han superado, justamente en el sentido hegeliano de superar, es decir, aquellos que creen que en Hegel van a encontrar algo que no está ya en la obra de Marx y Engels porque éstos no lograron superarle.

Apenas puede concebirse algo más erróneo porque ya a finales del siglo XIX Engels volvió sobre Hegel cuando todos le habían dado dado la espalda, tratándole como a un perro muerto. El problema es que los seudomarxistas enfrentan a Engels con Marx y lo que quieren es una vuelta a Hegel de carácter idealista, diferente de la que llevó a cabo Engels.

Los seudomarxistas no podrían llevar adelante sus manipulaciones sin un esquemita de la historia de la filosofía en la que se han esfumado algunos personajes claves en la elaboración de la filosofía marxista. Es el caso de Feuerbach. La vuelta a Hegel se hace sin pasar por Feuerbach. ¿Os dáis cuenta? Nadie ha reivindicado nunca una vuelta a Feuerbach porque es una vuelta al materialismo, mientras que la vuelta a Hegel es una vuelta al idealismo, un intento de hacer pasar el idealismo alemán como si fuera un materialismo de nuevo tipo (1).

Lo mismo sucede con Lenin, que viene inmediatamente detrás de Engels, aunque a veces hay que acordarse también de Plejanov para menospreciarle, como hace Kouvelakis: Plejanov fue el inventor del "materialismo dialéctico", al que califica de "metafísica oficial de la II Internacional". Por su origen geográfico, los rusos como Plejanov son orientales y no forman parte del "marxismo occidental". A partir de ahí Plejanov (y a veces Lenin) se convierten en el muñeco de feria que tiene que soportar cualquier tipo de ataque que quieran lanzar los seudomarxistas.

Hegel es un asunto típicamente alemán. Su influencia sobre el pensamiento filosófico ruso queda fuera del esquemita de los "marxistas occidentales", sólo preocupados por lo occidental, que es lo realmente estupendo, europeo y civilizado frente a lo ruso, que es dogmático y metafísico. Pero en el esquemita falla un pequeño detalle; las cosas son al revés de como ellos las cuentan. Mientras que a partir de 1848 el pensamiento de Hegel había desaparecido en Alemania, seguía plenamente vivo en Rusia gracias al esfuerzo de demócratas revolucionarios como Herzen y Chernishevski. Además de Marx y Engels, los marxistas rusos estudiaron el pensamiento materialista de sus revolucionarios autóctonos, en donde la dialéctica era algo tan vivo que Herzen acuñó aquello de que la dialéctica es "el álgebra de la revolución".

Es más: cuando en 1891 la socialdemocracia alemana quiso rendir un homenaje a Hegel recurrió a Plejanov para que escribiera un artículo para la revista "Neue Zeit" porque los marxistas orientales aún recordaban lo que los occidentales tenían olvidado. El detalle no puede pasar desapercibido: a finales del siglo XIX los marxistas alemanes tenían que recurrir a los rusos para que les explicaran a sus propios filósofos. En aquel artículo Plejanov decía, entre otras cosas, que para un futuro próximo esperaba "un renacimiento del interés en su filosofía [la de Hegel] y especialmente en su filosofía de la historia".

La inspiración inmediata de Marx, Engels, Herzen, Chernichevski, Plejanov o Lenin fue la misma: el materialismo de Feuerbach, que es lo contrario de lo que los seudomarxistas pretenden con su retorno a Hegel y con ese "materialismo de nuevo tipo" que no es otra cosa que un idealismo vulgar y corriente encubierto bajo una repugnante prostitución de su juguete favorito, al que denominan "praxis". ¿Os dáis cuenta? La frase es ya legendaria e incuestionable: los filósofos (como Feuerbach, por ejemplo) se han limitado a interpretar el mundo, mientras que nosotros (los marxistas) pretendemos cambiarlo. Pues eso es la "praxis" y eso es exactamente el marxismo: cuando Marx dice que hay que cambiar "el mundo" todos hemos creído entender que se refería a la sociedad. Por lo tanto, tenemos que sacar del marxismo a la dialéctica de la naturaleza, ese repugnante invento metafísico de Engels, Plejanov, la II Internacional y el aún más repugnante stalinismo. Según los seudomarxistas Engels llevó tan lejos su delirio que, además, convirtió a la naturaleza en "la piedra de toque de la dialéctica", lo que Stalin recuerda en su denostado "Materialismo histórico, materialismo dialéctico". Es un mal asunto para los "marxistas occidentales" porque conduce a sostener la existencia de una dialéctica objetiva en la que no aparecen el sujeto ni la subjetividad. Ni siquiera aparece "la praxis", por lo que -según los seudomarxistas- Engels no vuelve a Hegel sino al materialismo de Feuerbach, al materialismo contemplativo.

En sus disertaciones sobre los "Cuadernos" de Lenin los seudomarxistas no responden a un interrogante: si la naturaleza está fuera de la dialéctica, ¿por qué los "Cuadernos" de Lenin incluyen textos sobre ciencias naturales? ¿No será que Lenin es más de lo mismo, o sea, que abunda en las mismas preocupaciones que Engels por la dialéctica de la naturaleza?

El materialismo que va de Feuerbach a Stalin (pasando por Engels, Plejanov y Lenin) habla de una materia que existe previa e independientemente de la conciencia, o sea, que ésta es algo derivado, secundario, y que lo primario (la primacía) corresponde a la dialéctica objetiva, que la superestructura deriva de la estructura, etc. El idealismo seudomarxista no puede admitir esto y sustituye la materia del materialismo (y de Lenin específicamente) por su peculiar interpretación de "la praxis" donde el sujeto es omnipresente. Obviamente eso no sólo no es marxismo; ni siquiera es hegelismo.

Pero al margen de Hegel, lo que interesa destacar es la sutileza de esa maniobra: el materialismo dialéctico está siendo suplantado por una cierta "filosofía de la praxis" que casi parece tener algo en común con el marxismo, aunque da verdadero asco leer lo que la filosofía burguesa pretende hacer pasar como tal. No sólo el movimiento comunista está en trance de liquidación en el mundo entero; es el propio marxismo el que está siendo atacado en su propio nombre sin que nadie salga en su defensa, sino al contrario: cualquier texto en el que aparezcan algunas palabras mágicas (praxis, fetichismo, plusvalía), merece la atención de los medios seudomarxistas y sus secuaces.



Notas:

(1) Stathis Kouvelakis: Lenin, lecteur de Hegel: hypothèses pour une lecture des “Cahiers sur la 'Science de la Logique' de Hegel”,
http://www.marxau21.fr/index.php?option=com_content&view=article&id=81:lenine-lecteur-de-hegel-hypotheses-pour-une-lecture-des-l-cahiers-sur-la-science-de-la-logique-de-hegelnr&catid=46:lenine-vladimir-illitch-oulianov-dit&Itemid=72

(2) Juan Mora Rubio, Notas críticas al materialismo de Engels, Dialéctica, núm. 4, 1978, pgs.107 y stes., http://kmarx.wordpress.com/2013/11/28/notas-criticas-al-materialismo-de-engels/#more-

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