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La evolución de la ideología climática (1)

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Epicuro
Juan Manuel Olarieta

A lo largo de una historia milenaria, los seres humanos han sostenido percepciones contrapuestas sobre el clima de clara naturaleza ideológica, en donde se confundían de manera abigarrada numerosos conocimientos, doctrinas e hipótesis.

Hasta épocas muy recientes la humanidad no conoció las sutilezas actuales que diferencian el clima de la meteorología o el calor de la temperatura; ni siquiera sabía lo que era el calor, ni la luz, ni la combustión y, lo que es peor, las doctrinas al respecto eran erróneas.

Como es obvio, la evolución del clima sobre la Tierra a lo largo del tiempo no tiene nada que ver con la de su reflejo sobre el pensamiento humano. Las ideologías climáticas siguen el mito de la caverna de Platón: un recorrido que va de la “oscuridad” a la “luz” a medida de que la humanidad se libera de sus cadenas, hasta salir al exterior y conseguir, además, que “un exceso de luz” no acabe por deslumbrarnos, es decir, que unas cadenas no sustituyan a otras.

Cualquier ideología se afirma por oposición a sus contrarias, de donde surgen las diferentes corrientes históricas que en sus rasgos más generales se pueden resumir en tres.

Las corrientes idealistas consideran el clima como una obra de la creación del universo, al modo del Génesis: en un principio la Tierra estaba sumida en la “oscuridad” hasta que dios la iluminó... hasta cierto punto porque el resto quedó sumido en las tinieblas.

La religiones presentan a dios como luz y en el Éxodo aparece ante Moisés como una “zarza ardiente”. Además de luz, dios y los seres celestiales representan el calor, que es fuente de vida.

Por el contrario, un determinado tipo de materialismo, que podemos adscribir a Demócrito, considera el calor como una cosa, algo que en nada difiere de todas las demás cosas. El mundo material, es decir, todo el universo, se compone de los mismos átomos, uno de los cuales es el fuego, por lo que la luz y el calor tienen el mismo origen material que las demás cosas que integran el universo.

En una tercera línea podemos situar a Epicuro, una materialista de un tipo diferente al anterior, más avanzado, según expuso Marx en su primera obra. La diferencia entre uno y otro se resume en el “clinamen” o, en otras palabras, la contradicción, el cambio y la dialéctica, que también están presentes en los fenómenos físicos.

En el griego antiguo clima y clinamen forman parte de la misma familia semántica, junto a otras palabras como “inclinación” o “declinación” porque la humanidad siempre tuvo claro que el clima dependía del ángulo diferente con el que los rayos del Sol y otros astros luminosos impactaban en la Tierra, lo que a veces, se definió como su “alineamiento” o posición relativa de unos con otros.

Como dicho ángulo depende de la región geográfica del planeta, en cada una de ellas el clima es diferente. La consecuencia ideológica de ello es que, históricamente, la humanidad siempre vinculó el estudio del clima más al espacio que al tiempo.

Dado que la supervivencia de los seres humanos dependía de la agricultura, básicamente, y dado también que, a su vez, la agricultura dependía del clima, los aspectos económicos dependían de los naturales. El “buen tiempo” propiciaba buenas cosechas y el “mal tiempo” creaba dificultades de aprovisionamiento, lo que expresa el carácter ideológico de las doctrinas climáticas y seudoecologistas, en general, que van unidas a una teoría económica, e incluso una política económica.

La “buena” (o la “mala”) relación del hombre con la naturaleza, el salvajismo y la civilización, es uno de los tópicos más frecuentes en la historia del pensamiento humano, que ha desatado toda clase de pronunciamientos. No obstante, el desasarrollo progresivo de las fuerzas productivas ha independizado cada vez más al ser humano de la naturaleza, que ha ido adquiriendo un punto de vista cada vez más estético de la misma, así como un complejo de intruso dentro de ella, que irá a más en el futuro.

Las ideologías climáticas han tenido siempre un tono fatalista, de tal manera que a la humanidad no le cabía sino adoptar una posición pasiva: “aclimatarse” o adaptarse al clima del lugar.

Uno de los ejemplos más conocidos de la importancia que las ideologías han otorgado al clima es “El espíritu de las leyes” de Montesquieu, escrita a mediados del siglo XVIII, que estudia la dependencia de los diferentes regímenes políticos y sociales de las diferencias climáticas que se pueden observar en la Tierra. Los pueblos originarios de regiones cálidas “casi siempre” los ha convertido en esclavos, mientras que el coraje de los de climas fríos los ha mantenido libres. “Es un efecto que deriva de una causa natural”, escribía Montesquieu. Las causas naturales, podríamos concluir, producen efectos políticos, y también: los efectos políticos derivan de causas naturales.

Al fatalismo climático le acompañó siempre un dogmatismo absoluto: todas las hogueras se acaban apagando y lo mismo ocurrirá con el Sol y demás astros, por lo que la temperatura decenderá inexorablemente y el frío se extenderá acabando con la vida sobre este planeta.

Hasta hace muy poco tiempo, pues, los científicos defendieron la doctrina del enfriamiento climático con mucho más ardor del que ahora muestran al defender la contraria. La forma en que se producía el supuesto enfriamiento era lineal, de la misma manera errónea en que hoy se supone que se produce el calentamiento: cada año la temperatura batía sus propios registros y desciende -o sube- un poco más en todas partes al mismo tiempo.

La ruptura con la ideología dominante fue un camino tortuoso, balbuceante y lleno de paradojas. Hace 2.500 años, Teofrasto, un discípulo de Aristóteles, ya había llamado la atención sobre el “clinamen”: el clima actúa sobre la humanidad, pero la humanidad también reaciona sobre su entorno y es capaz de modificarlo.

Nadie hizo caso de aquel filósofo, entre otras razones por el escaso desarrollo de las fuerzas productivas. Sin embargo, cuando en el siglo XVIII las monarquías absolutas emprenden importantes obras públicas (canales, pantanos, carreteras, puentes), los ingenieros comienzan a desarrollar nuevas concepciones sobre lo que hoy llamaríamos estudios de “impacto ambiental”.

Aquellas primeras investigaciones sobre la “huella ecológica” extraen a los seres humanos de la naturaleza y contraponen a ambos en la forma ideológica que hoy se ha impuesto: lo artificial como enemigo de lo natural o destructor del entorno. La civilización es el pecado original, el progreso no existe porque estamos destruyendo el “paraíso terrenal”...

Una de las mayores revoluciones científicas: el descubrimiento de los glaciares

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La evolución de la ideología climática (2)

Juan Manuel Olarieta

El “siglo de las luces” puso los cimientos para acabar, uno a uno, con el cúmulo de concepciones climáticas dominantes hasta la fecha, de manera que a mediados del XIX el castillo de naipes había caído por completo.

Con la invención del termómetro, a partir de siglo XVII la temperatura empezó a gozar de mediciones cuantitativas en puntos muy diversos, como las cuevas, donde los rayos del Sol no penetran y las diferencias de temperatura oscilan mucho menos. Sin embargo, se produce otro hallazgo significativo: con la profundidad el frío no aumenta sino que se transforma en su contrario: calor. De ahí y del volcanismo se deducía que la Tierra atesoraba su propio calor interno, geotérmico, independiente del Sol. A partir de un determinado punto de la vertical, cada 32 metros la temperatura aumenta un grado, escribió Fourier (1).

Naturalmente esas estimaciones se referían a la litosfera, la parte sólida de la Tierra; en los océanos con la profundidad la temperatura desciende. Sin embargo, el océano siempre quedó fuera del círculo de interés y de las mediciones porque era irrelevante desde el punto de vista económico. Cuando se habla de temperatura se supone que se refiere a una medición en tierra firme y durante siglos no se conoció otra que esa.

En su origen el planeta era una bola de fuego que, como cualquier otro astro, estaba sometido a las leyes inexorables del enfriamiento progresivo, una tesis a la que Buffon le dio la vuelta: a partir del enfriamiento cuantitativo de la Tierra era posible medir su edad. Hasta el siglo XVIII se había calculado que dios creó la Tierra unos 4.000 años antes, según establecían los primeros relatos bíblicos. Buffon demostró que “la palabra de dios” era equivocada y que había que empezar a superar las mediciones del tiempo en años, décadas y siglos. Nacieron los “eones” o grandes eras geológicas de millones de años marcadas -entre otros factores- por el clima.

Por más que hoy sepamos que los cálculos de Buffon tenían errores muy groseros, cambiaron por completo la comprensión de la humanidad y de la ciencia acerca del tiempo, hasta el punto de que el científico francés jamás tuvo la oportunidad de exponer públicamente sus concepciones porque la Universidad de La Sorbona se sometió al canon cristiano y le censuró. Como escribió Engels, “la tradición es una fuerza no sólo en la Iglesia católica, sino también en las ciencias naturales” (2). Cuando hace diez años se destaparon los correos internos de la unidad climática de la Universidad East Anglia se volvió a comprobar que la represión y la manipulación forman parte integrante de la ciencia y la divulgación científica.

A pesar de la censura, Buffon llevó a cabo varios experimentos basados en el enfriamiento de la corteza terrestre que, afortunadamente, consignó meticulosamente en sus manuscritos, que se han conservado hasta la actualidad, una labor continuada luego por otros científicos, como Lord Kelvin, que siguieron realizando cálculos sobre la edad de la Tierra partiendo de la base de su enfriamiento progresivo.

Para concebir el clima hay que pensar geológicamente en eones, no en años. También hay que medir y desde Buffon el aspecto cuantitativo del clima fue adquiriendo una importancia creciente. Al mimo tiempo, el desarrollo de las fuerzas productivas perfeccionó los instrumentos de medida, hasta llegar a los satélites actuales. Hay más mediciones, pero también mediciones distintas cualitativamente. Se toman medidas de temperaturas en lugares muy distintos unos de otros, desde tierra firme hasta los océanos y la atmósfera, a diferentes altitudes, etc.

En su sentido científico, climático, la medición de una temperatura no es un “hecho” como se supone vulgarmente, sino una estimación, un promedio, que se puede calcular estadísticamente de maneras diferentes. Tiene una naturaleza cuantitativa y cualitativa a la vez.

Casi al mismo tiempo que escribe Buffon, a finales del siglo XVIII se lleva a cabo en Suiza uno de los descubrimientos más importantes de la ciencia. En el fondo de los valles alpinos, los geógrafos observan cantos rodados que habían sido arrastrados por unos glaciares que, con el transcurso del tiempo, retrocedieron. En aquella época Louis Agassiz le dio su forma más acabada al descubrimiento de que algunas de las grandes eras geológicas del pasado habían sido mucho más frías que las actuales.

La temperatura del planeta no había sido siempre más elevada que en la actualidad, sino al revés y, lo que es más importante: la historia del planeta se podía describir como una sucesión de épocas de frío y calor en el que las primeras, las épocas glaciares, eran dominantes, más largas y más intensas que las otras, llamadas interglaciares. Por fin se descubrió que la época actual era interglaciar y, por lo tanto, más cálida que su precedente.

A pesar de su importancia, el descubrimiento de las glaciaciones no logró acabar con la tendencia dominante en la ciencia, que siguió siendo la de un enfriamiento gradual y progresivo, entre otras razones porque, a diferencia de lo que suelen explicar en las universidades, la ciencia es un cúmulo complejo y contradictorio de conocimientos y, en el caso del clima, prevaleció una disciplina emergente, la termodinámica, que mantuvo el canon tradicional que había imperado desde la Antigüedad. Desde mediados del siglo XIX la ciencia se convierte en un “reino de taifas”: destroza el mundo real en pedazos y no es capaz de recomponerlo de nuevo. Cuando los químicos y los físicos suplantan a los geógrafos y los geólogos, la climatología se transforma en una auténtica pesadilla. El laboratorio sustituye a la naturaleza.

Como cualquier otro fenómeno periódico, las glaciaciones introdujeron la contradicción dialéctica, fenómenos de la naturaleza que abren el camino a sus contrarios, que son la esencia misma de las percepciones inmediatas que la humanidad tiene acerca de un clima, que es esencialmente oscilante. Las temperaturas nunca se modifican de manera lineal, ni en cantidad ni en signo. No sólo suben y bajan sino que se transforman en su contrario de la noche al día y con las estaciones del año. También se modifican con los hemisferios: cuando en el norte es invierno en el sur es verano.

Otros fenómenos, como la corriente del Pacífico “El Niño” (y su contrario “La Niña”), también siguen, un ciclo temporal, que en inglés denominan como ENSO (“Southern Oscillation” u Oscilación Meridional), lo que confirma los postulados fundamentales con los que Vernadsky concebía los ecosistemas (3). No se trata de fenómenos lineales en los que cada momento es un poco más frío o un poco más caliente que el anterior. En las largas eras climáticas, “la excepción confirma la regla”. Hay fases cálidas en épocas de glaciaciones y fases frías en épocas interglaciares.

Los fenómenos cíclicos, como la temperatura, indican la intervención de numerosos factores que, además, son complejos y contradictorios, es decir, que no operan simultáneamente en la misma dirección y que son capaces de provocar efectos contrapuestos de calor y frío.

(1) Fourier, Mémoire sur les temperatures du globe terrestre et des espaces planetaires, Mémoires de l’Académie des Sciences de l’Institut de France, 1828, pg.571
(2) Engels, Dialéctica de la naturaleza, Madrid, pg.32
(3) La ecología soviética de Vernadsky, http://civilizacionsocialista.blogspot.com/2009/12/la-ecologia-sovietica-de-vernadsky.html

El segundo principio de la termodinámica: entre la ciencia y el mito

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Antoine Lavoisier
La evolución de la ideología climática (3)

Juan Manuel Olarieta

En la segunda mitad del siglo XVIII Lavoisier dio otra sacudida a las doctrinas imperantes, tanto sobre el aire como sobre el calor. El aire no era un elemento elemento simple, como se había creído hasta entonces, sino compuesto por los gases diferentes que integran la atmósfera. La combustión no es otra cosa que una oxidación. En en lenguaje actual, la quema de carbón o cualquier otro de los llamados “combustibles fósiles”, de los que el carbono es un elemento integrante, al combinarse con el oxígeno del aire, da lugar a otro gas, el CO2 o dióxido de carbono.

Pero el calor ni siquiera es un elemento. Lavoisier no fue de capaz de sustituir las concepciones imperantes sobre el calor por una teoría correcta. El químico francés se limitó a derribar la muralla: el calor no es una cosa, ni compuesta ni simple y, a partir de ahí, las doctrinas vigentes no podían ser más confusas. A comienzos del siglo XIX se impuso la concepción ondulatoria de la luz, que vibraba en un medio rígido e imponderable de propiedades extrañas, el “éter lumínico”, un elemento que nunca ha sido hallado.

Al mismo tiempo, el electromagnetismo y la óptica se separaban de la termodinámica, como si la luz ya no tuviera relación con el calor. Las nuevas ciencias, que trataban fenómenos no mecánicos, que no se podían explicar con los viejos recursos de la física de Newton, como puso de manifiesto Fourier en 1822: “Existe una clase muy extensa de fenómenos que no se producen por fuerzas mecánicas, sino que resultan solamente de la presencia y la acumulación de calor. Esta parte de la filosofía natural no se puede reconducir a las teorías dinámicas, tiene principios que le son propios y se fundamenta en un método parecido al de las demás ciencias exactas” (1).

Sin embargo, en 1842 Mayer, Joule y Grove formularon la noción de “equivalente mecánico del calor”, de donde se desprende que el calor es un tipo especial de fuerza, una energía intercambiable con cualquier otra (2). Hasta entonces hubo un vacío importante en una ciencia emergente, como la termodinámica.

El tercer pilar que se suma antes de 1800 a las concepciones climáticas vigentes es la atmósfera, un descubrimiento que debemos a otro suizo, Horace Benedict de Saussure. En cierta medida la temperatura en la superficie de la Tierra dependía de la atmósfera y, como se sabía desde Lavoisier, de los diferentes gases que la componían.

El suizo llevó a cabo mediciones de las temperaturas en la alta montaña, que son mucho más bajas de las que se toman en los valles. La temperatura cambia en la horizontal y también en la vertical. El aire frío de las cumbres, que es más denso que el caliente, no desciende, por lo que la temperatura no se iguala entre ambos puntos, un efecto que se discutió en las décadas siguientes. En determinadas situaciones el calor se acumula, un fenómeno que necesitaba una buena explicación porque se podía volver del revés: si el calor no se disipa, ¿por qué la Tierra tampoco se calienta hasta extremos insoportables?

A partir de entonces, las estimaciones de temperatura se llevaron de los Alpes a los círculos polares y de ahí al espacio exterior, que en 1838 Claude Pouillet calculó en -142ºC. Hoy sabemos que la cara de la Luna a la que el Sol no llega tiene una temperatura de unos -240ºC. Estas observaciones contradecían las concepciones tradicionales, que en 1822 Fourier enunció de la siguiente manera:

“Cuando el calor se distribuye de forma desigual entre los diferentes puntos de una masa sólida, tiende a ponerse en equilibrio, y pasa lentamente de las partes más calientes a las que lo son menos; al mismo tiempo se disipa por la superficie y se pierde en el medio o en el vacío” (3).

Es el segundo principio de la termodinámica que hereda la concepciones tradicionales y milenarias de los seres humanos. En otras palabras, significa que al abrir una nevera el frío se disipa y al abrir un horno lo que se disipa es el calor. El movimiento del calor equipara las temperaturas entre dos sitios distintos. Según la termodinámica, lo que nunca ocurre es que al abrir la nevera suba la temperatura del frigorífico. Lo mismo cabe pensar del calor que acumula un invernadero, aunque para ello sería necesario que estuviera bien cerrado; como la puerta de un horno.

Hacia 1800 William Herschel descubrió el “calor oscuro” (4), que hoy llamamos “rayos infrarrojos”, un hallazgo que el científico (y revolucionario) italiano Macedonio Melloni desarrolló en 1831, seguido luego por la estadounidense (hoy olvidada) Eunice Foote en 1859 y el irlandés John Tyndall en 1861, lo que rompía otra unidad del pensamiento antiguo: la luz tampoco era un elemento simple sino un espectro de diferentes emisiones, cada una de las cuales tiene una temperatura diferente.

Además del Sol, hay otras fuentes de calor. Todos los cuerpos emiten y absorben radiaciones. La temperatura depende de la radiación y, a su vez, la radiación depende de la temperatura (ley de Stefan-Boltzmann). La Tierra también es una fuente de calor que emite (y absorbe) radiación lo mismo que los gases de la atmósfera. A pesar de sus gélidas temperaturas, también el éter transmitía calor a la Tierra, escribió Pouillet en 1838, un recorrido opuesto al que cabe esperar. La termodinámica y la climatología empezaron a vivir de espaldas una de otra. La primera se preocupaba de la dispersión del calor y la segunda de lo contrario.

La ciencia siempre ha digerido muy mal esa paradoja. Si un invernadero tiene las ventanas abiertas, ¿cómo es posible que acumule calor?

(1) Fourier, Théorie analitique de la chaleur, París, 1822, pgs.13 y 14
(2) Engels, Dialéctica de la naturaleza, cit., pgs.33, 158 y 222
(3) Fourier, Théorie, cit., pg.2
(4) Engels, Dialéctica de la naturaleza, cit., pg.228

El origen de la subcultura carbónica

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El químico sueco Svante Arrhenius
La evolución de la ideología climática (4)

Juan Manuel Olarieta

Hacia mediados del siglo XIX la ciencia ya disponía de algunos de los elementos fundamentales para elaborar una teoría embrionaria sobre el clima, aunque sólo ha llegado a desarrollar piezas inconexas de ella, de las que se pueden poner dos ejemplos que se corresponden con otros tantos nombres que, por derecho propio, figuran entre los más grandes de la ciencia de aquel siglo.

El francés Joseph Fourier es uno de ellos y pertenece a la primera mitad del siglo. Además de su obra maestra, la “Teoría analítica del calor”, publicada en 1822, el científico napoleónico prestó mucha atención al clima terrestre en otras obras. De no ser por las limitaciones científicas de su tiempo, se le podría considerar incluso como el fundador de la climatología y hay quien, como el IPCC, le considera como el descubridor del “efecto invernadero”.

No obstante, Fourier no demuestra nada, ni lleva a cabo ningún experimento, ni descubre nada nuevo. Trata de explicar fenómenos ya conocidos anteriormente, especialmente el de Saussure, sobre el que apunta lo siguiente: “El calor del Sol, que llega en forma de luz, posee la propiedad de penetrar las sustancias sólidas o líquidas diáfanas, y la pierde casi enteramente cuando se convierte, por su comunicación a los cuerpos terrestres, en calor radiante oscuro”. Esta distinción entre calor luminoso y calor oscuro, añade Fourier, “explica la elevación de temperatura causada por los cuerpos transparentes” (1).

En dicho pasaje no existe nada de lo que hoy el IPCC y algunos historiadores de la ciencia tratan de dar a entender:

1. Fourier no se refiere sólo a la atmósfera, sino también a la hidrosfera y al hielo polar
2. Lo que trata de explicar es el motivo por el cual el calor no se dispersa hacia el espacio exterior sino que se acumula en la superficie terrestre, es decir, el gradiente vertical de temperatura de Saussure así como la relativa uniformidad de la temperatura de la que, naturalmente, no conoce su evolución en el tiempo, aunque supone que se enfría progresivamente
3. El científico francés considera a la atmósfera como un todo y no diferencia entre unos u otros componentes de ella, una tarea que llevó a cabo Tyndall en 1861: no todos los gases de la atmósfera absorben y emiten calor en la misma medida, considerando que el vapor de agua era el más influyente (2)
4. Fourier no tiene una noción clara de lo que es el “calor oscuro” y su interés se centra casi exclusivamente en su absorción por la atmósfera, descuidando la emisión
5. Pero lo más importante es que Fourier suponía -erróneamente- que el calor era un fluido y sabía que era una opinión controvertida. Hay varias hipótesis al respecto, añade, ante lo cual reacciona como la mayor parte de los científicos: no sabemos lo que es el calor pero podemos describir cómo se disipa (3).

Con la climatología de Fourier se cumple el principio de que para falsificar la ciencia hay que falsificar también su historia. El francés está siendo instrumentalizado para inculcar que la hipótesis del “efecto invernadero” no es reciente, lo cual es falso.

El segundo científico que expresa las paradojas de la ideología climática es el sueco Svante Arrhenius, al que le atribuyen una de esas leyes contundentes de la física cuya formulación no deja lugar a dudas: si las emisiones de CO2 a la atmósfera crecen geométricamente, la temperatura crecerá aritméticamente. En un artículo de 1896 el sueco Arrhenius ilustró gráficamente esa ley por la analogía con un invernadero (4).

Por lo tanto, desde Fourier, en el transcurso de casi un siglo el planteamiento climático había cambiado. Ya no se trataba de explicar la retención del calor en la superficie de la Tierra sino el cambio en su temperatura.

El interés de Arrhenius por el cambio de temperatura forma parte de la defensa de su tesis sobre la panespermia: la vida en la Tierra no tiene un origen temporal sino que preexiste desde siempre en todo el universo y seguirá existiendo indefinidamente. Ahora bien, en 1863 el físico alemán Clausius le había dado un vuelo absurdo al segundo principio de la termodinámica, según el cual la equiparación de temperaturas conducía a la “muerte térmica del universo”, de donde deriva todo el conjunto actual de elucubraciones acerca de la entropía, la irreversibilidad, la teoría del caos y otros.

Acertadamente Arrhenius criticó a Clausius apoyándose en las glaciaciones, que mostraban la posibilidad de que los procesos térmicos fueran reversibles. Es más, Arrhenius pensaba que la Tierra se enfriaba y, en consecencia, para retardar el fantasma de una futura glaciación y la “muerte térmica del universo”, había que invertir un fenómeno natural para hacerlo reversible artificialmente. Siguiendo a Tyndall, Arrhenius consideró que el CO2 atmosférico era la clave para ello, no obstante su carácter residual.

Así comenzó la subcultura carbónica. Según Arrhenius si el CO2 explica la retención de calor en la superficie de la Tierra, el aumento de su concentración en la atmósfera aumentará también la temperatura. Más CO2 retiene más calor. La manera de retrasar la futura glaciación es emitir más CO2. Se trataba de algo diferente, un problema práctico: cómo frenar la futura caída de las temperaturas. Con el científico sueco estaba naciendo la “ingeniería climática”, que ponía el acento en la capacidad humana para alterar el clima de la Tierra de manera artificial. Es una doctrina al alcance de la mano. La humanidad puede alcanzar la troposfera, pero no la superficie solar. Es más fácil alterar la atmósfera que los rayos procedentes del Sol.

La “ingeniería climática” es algo más bien propio de las cábalas de la ciencia ficción que de la ciencia propiamente dicha, pero en la misma medida en que algunos científicos se fueron convenciendo de que podían modificar el clima, la ideología del enfriamiento se convirtió en una pesadilla, similar a la actual del calentamiento. El químico alemán Walter Nernst propuso quemar carbón, pero no para incrementar la temperatura de una vivienda sino la de toda la atmósfera. En 1938 el ingeniero inglés Guy Stewart Callendar insistió en lo mismo porque el incremento de CO2 en la atmósfera era beneficioso para retrasar la siguiente glaciación.

Las tesis de Callendar no eran en nada diferentes de las de Arrhenius, aunque su propagación fue notablemente mayor y durante años el aumento de las temperaturas como consecuencia de las emisiones crecientes de CO2 se conoció como “Efecto Callendar”.

Al aludir a los crecimientos geométricos y aritméticos, Arrhenius añade otro problema nuevo de medición: la sensibilidad climática. ¿Cuánto CO2 habría que enviar a la atmósfera para aumentar un grado la temperatura? Para ello antes habría que calcular la cantidad de CO2 que hay en la atmósfera. Aunque el científico sueco introduce varias cifras, no mide nada, ni tampoco demuestra nada; ni siquiera lo intenta porque, siguiendo de nuevo a Tyndall, todos sus experimentos los lleva a cabo con el vapor de agua de la atmósfera.

Los científicos empezaron a interesarse por la capacidad de los diferentes gases atmosféricos para absorber los rayos infrarrojos y surge así el diluvio de mediciones que meten a la climatología en una ratonera: el laboratorio. Tyndall había inventado un espectrómetro diferencial capaz de detectar la absorción de rayos infrarrojos por pequeñas cantidades de gas encerradas en un tubo de ensayo.

Por un lado, no todos los gases atmosféricos absorbían la radiación infrarroja; por el otro, el vapor de agua, la humedad del aire, era capaz de bloquearla por sí misma. El CO2 no absorbía ninguna longitud de onda que no fuera también absorbida por el vapor de agua. Su concentración en la atmósfera es tan pequeño comparado con el del vapor de agua, que su efecto es irrelevante. Es el “efecto de saturación”, el mismo que tendría en un salón de tiro las capas sucesivas de rejillas interpuestas entre la bala y el blanco. A medida que se incrementa el número de rejillas o su densidad, es más difícil que una bala alcance su blanco, hasta que llega un punto en que se hace imposible. A partir de ahí es inútil interponer más rejillas.

Para demostrar el “efecto de saturación”, en 1900 Knut Angström y su colaborador Herr J. Koch hicieron un experimento enviando radiación infrarroja a través de un tubo de 30 centímetros de largo lleno con una determinada concentración de CO2. Luego redujeron la concentración en un tercio y la cantidad de radiación absorbida apenas cambió. En contra de la hipótesis de Arrhenius, a partir de un determinado punto, la emisión adicional de más CO2 no absorbía más radiación y, por lo tanto, no calentaba la atmósfera.

Tras el experimento, la revista que expresaba el punto de vista de los meteorólogos estadounidenses, Monthly Weather Review, advirtió expresamente de que la hipótesis de Arrhenius era falsa (5).

La temperatura de Marte parece confirmar el “efecto de saturación”. La atmósfera del planeta rojo se compone casi en su totalidad de CO2. La cantidad de CO2 en Marte es 50 veces mayor que en la Tierra, a pesar de lo cual la temperatura en la superficie oscila entre -90 grados centígrados y -30 grados.

La validez del experimento sobre el “efecto de saturación” permaneció 50 años, hasta que la Guerra Fría llevó a los aviones de espionaje a las capas altas de la atmósfera. De la mano de los militares, los científicos volvieron a romper otra vez la unidad de la atmósfera, descubriendo que no sólo se componía de gases diferentes sino que no era la misma arriba que abajo. En los estratos más elevados hay menos vapor de agua que en los inferiores.

La atmósfera no es un invernadero; tampoco hay en ella ningún invernadero ni nada parecido. A efectos climáticos, la atmósfera se compone de varios subsistemas y estratos que interaccionan entre sí de manera continua, lo mismo que con una masa sólida (continentes) y otra líquida (océanos).

Gracias también a los militares, en los años cuarenta se desarrolló la espectrofotometría de infrarrojos, que le permitió al canadiense Gilbert Norman Plass descubrir en 1956 que el vapor de agua y el CO2 no superponen sus efectos porque el vapor agua no puede absorber todo el espectro de radiación infrarroja (6). Las balas de determinado calibre no pueden ser frenadas por las rejillas del vapor de agua, pero sí por las del CO2. El “efecto de saturación” no existe; el CO2 es un “gas de efecto invernadero”. Aunque en la atmósfera haya estratos muy secos, el CO2 suple la escasez de vapor de agua y, por lo tanto, aumenta la capacidad de absorción de la radiación infrarroja.

Plass obtuvo sus conclusiones con la ayuda de un ordenador, lo que anunciaba la llegada de una nueva era para la ciencia que había comenzado en 1945, una mezca explosiva de militarismo, laboratorios y ordenadores que sirve para explicar el calentamiento de la Tierra, mientras guarda silencio sobre el enfriamiento de Marte.

(1) Fourier, Mémoire, cit., pg.573.
(2) John Tyndall, On the absorption and radiation of beat by gases and vapour, and on the physical connection of radiation, absorption and conduction, Philosophical Magazine, 1861, 22:167-194, pgs.273 y stes., http://web.gps.caltech.edu/~vijay/Papers/Spectroscopy/tyndall-1861.pdf
(3) Fourier, Théorie, cit., pg.18
(4) Svante Arrhenius, On the Influence of Carbonic Acid in the Air upon the Temperature of the Ground, Philosophical Magazine and Journal of Science, vol.41, 1896, pgs. 237-276.
http://www.trunity.net/files/108501_108600/108531/arrhenius1896_greenhouse-effect.pdf
(5) Monthly Weather Review, Knut Ansgström On Atmospheric Absorption, ftp://ftp.library.noaa.gov/docs.lib/htdocs/rescue/mwr/029/mwr-029-06-0268a.pdf
(6) Gilbert N. Plass, The Carbon Dioxide Theory of Climate Change, Tellus, 1956, vol. 8, núm. 2 pgs. 140 y stes.

El clima se pone a las órdenes del comandante científico de la Guerra Fría: Roger Revelle

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El comandante Roger Revelle
La evolución de la ideología climática (5)

Juan Manuel Olarieta

La centralidad climática del CO2 adquiere una nueva dimensión como consecuencia de la Guerra Fría, las explosiones nucleares y la radiactividad, una página de la historia de la climatología que ha sido convenientemente descuidada por razones obvias, lo que vuelve a poner de manifesto que no se puede falsificar la ciencia sin falsificar, al mismo tiempo, su historia.

En 1945 Estados Unidos tiene el monopolio nuclear, cuyo mantenimiento requiere la presencia de una industria atómica anexa que, además de suministrar la materia prima del nuevo armamento, confiere superioridad también en el terreno económico y, sobre todo, energético. Nacen así las centrales nucleares, contrapuestas a los viejos métodos productivos “sucios”, basados en la quema de “combustibles fósiles”.

Como potencia hegemónica, Estados Unidos también tiene la pretensión de decidir desde el final de la guerra lo que es ciencia y lo que no lo es, y tanto una (la ciencia) como otra (la seudociencia) son subproductos de la guerra. El Proyecto Manhattan, la fabricación de la bomba atómica, es uno de los ejemplos más conocidos de la manera en que el ejército de Estados Unidos puso a los científicos a su servicio, engendrando un híbrido entre el burócrata y el investigador. No se sabe dónde acaba uno y empieza el otro.

En el caso del clima, la Armada llevó la ideología climática a un terreno hasta entonces inexplorado, el océano. Se había hablado bastante de las emisiones de carbono, pero faltaba otro aspecto capital: su absorción por las plantas y las aguas.

Las explosiones atómicas crean isótopos del carbono, algunos de los cuales son muy inestables, con periodos de vida de milisegundos, mientras que otros permanecen en la atmósfera antes de disolverse en el océano. Había que seguir su rastro tanto en el aire como en el agua. Para ello era necesario explorar el ciclo del carbono a lo largo y ancho de todo el planeta.

Había varias cuestiones conexas que eran del interés de la Armada: ¿se podía convertir el clima en un arma de guerra contra la URSS?, ¿era posible acabar con el Ártico mediante explosiones nucleares?, ¿se podían almacenar residuos radiactivos en el fondo del océano?, ¿podían provocar tsunamis oceánicos las explosiones atómicas?, ¿podían guiar los rayos infrarrojos la trayectoria de los misiles?

Muchos científicos se pusieron al servicio del espionaje y de la guerra nuclear. La Armada subcontrató una parte de las investigaciones atómicas con el Instituto Scripps de California, donde trabajaba el oceanógrafo Roger Revelle, uno de los prototipos de científico de nuevo cuño fabricado por la Guerra Fría. Fue muy condecorado y habló mucho de sí mismo. Se definió como el “abuelo del efecto invernadero” y dijo que su mayor contribución a la preservación de la paz mundial fue recomendar a la Armada el programa Polaris: la fabricación de misiles de largo alcance capaces de surcar los océanos.

Había participado en varias expediciones náuticas en buques y guardacostas de la Armada, que le reclutó al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, alcanzando el rango de comandante. Al final de la guerra fue trasladado a la ONR, la Oficina de Investigación Naval, un precedente de la actual Darpa. En 1946 le destinaron a la primera prueba atómica de posguerra en el Atolón Bikini, en el Océano Pacífico, a fin de estudiar su impacto que, desde luego, era mucho más que el puramente ambiental.

Durante las pruebas nucleares en el Pacífico, Revelle dirigió un equipo de 80 científicos especializados en la “lluvia radiactiva”. Estaba surgiendo la “megaciencia” (“big science”), las “cadenas de montaje del conocimiento”, grandes organizaciones científicas financiadas por organismos burocráticos y monopolios.

A partir de 1948, cuando la Unión Soviética, realizó su primer ensayo atómico, el interés por ese tipo de investigaciones se multiplicó. Había que detectarlas y conocer su impacto. Para ello era necesario saber el tiempo que tardan los restos de una explosión atómica atmosférica en disolverse en el océano. Es como el tiempo que tarda la patrulla de policía en llegar al escenario del crimen.

A su vez, para averiguar la antigüedad de cualquier resto, no solo arqueológico, en la posguerra se inventó la datación por radiocarbono, el carbono 14, una forma radiactiva del carbono que, por razones muy distintas de las climáticas, se ponía de actualidad. El austriaco Hans E. Suess era uno de los padrinos de esta nueva técnica de datación. Había descubierto que en los anillos de los árboles quedan trazas de carbono 13, un isótopo estable del carbono, que permiten datar su edad.

Se producen dos fenómenos contrapuestos. Por un lado, las explosiones nucleares aumentan la presencia de radiocarbono, lo que reduce las mediciones, que parecen más recientes. Por el otro, la combustión del petróleo lo que aumenta es la presencia de carbono 12, lo que incrementa las mediciones, que parecen más antiguas.

Revelle incorporó a Suess al Instituto Scripps para investigar los efectos de las radiaciones atómicas cuando las explosiones se llevaban a cabo en las profundides de las aguas oceánicas, descubriendo que la radiactividad se extiende a lo largo de cientos de kilómetros cuadrados de superficie pero sólo en un metro de profundidad. Los elementos químicos radiactivos permanecen diluidos en el agua durante años, pero sólo aparecen en una parte insignificante del océano.

Revelle y Suess calcularon que una molécula de CO2 tarda unos 10 años en pasar de la atmósfera al agua superficial, donde permanece cientos de años. Por dicho motivo la hidrosfera atesora 50 veces más CO2 que la atmósfera.

Las conclusiones más importantes de su investigación son que la absorción por el océano de las emisiones de CO2 no es inmediata y que sólo la parte superficial la lleva a cabo. De ahí Revelle quería deducir que el océano no es capaz de absorber todas las emisiones de CO2, como se creía hasta entonces. Para ello tenía que saber cuánto CO2 se añade a la atmósfera y en 1956 reclutó a Charles D. Keeling para que lo calculara.

Como es típico hoy en determinados científicos, Revelle tenía buenos contactos que le permitían administrar unos recursos gigantescos y pudo fundar un observatorio en Mauna Loa, un volcán de 4.000 metros de altitud, uno de los más altos del mundo, en Hawai, en medio del Océano Pacífico, destinado exclusivamente a medir la evolución de las emisiones de CO2 a la atmósfera, poniendo a Keeling al frente del mismo.

Desde entonces y hasta la fecha el CO2 se mide de una manera sistemática, al instante, casi exactamente igual que la temperatura. Keeling formuló gráficamente sus resultados en una curva ascendente que expresa el incremento exponencial de CO2 en la atmósfera. Los cálculos indican que dicha concentración ha pasado de unas 310 ppm (0,031 por ciento) a unas 410 ppm (0,041 por ciento). Hoy dicha curva se puede seguir en internet de manera continua:

Curva de Keeling: https://scripps.ucsd.edu/programs/keelingcurve/

Las mediciones de Keeling se consideran hoy como referenciales y válidas no sólo para Hawai sino para cualquier lugar del mundo. Sin embargo, no son las primeras, ni las únicas. Como demostró Beck en 2007 (1), desde que se identificó el CO2 a finales del siglo XVIII, los científicos han calculado su concentración en la atmósfera, a pesar de lo cual Revelle y Keeling hacen tabla rasa de los resultados obtenidos. Es como si nunca antes a nadie se le hubiera ocurrir medir la concentración de CO2 atmosférico. Además, esas mediciones se obtienen después de “filtrar información contaminada” y “eliminar información sospechosa”, como reconoció el mismo Keeling en 1986 (2). Había que olvidar ciertos datos para poner otros en su lugar y, en concreto, rebajar lo más posible las mediciones de CO2 de la “época preindustrial” para incrementar las actuales.

Si se examina su curva, es evidente que mezcla las mediciones directas que comenzó en 1958 con otras relativas a épocas pasadas, que se obtienen del hielo por métodos indirectos (proxies). ¿Por qué Keeling recurre a cálculos indirectos cuando tiene cálculos directos encima de la mesa? Es evidente que para llegar al tópico de que “la concentración de CO2 se dispara a una velocidad jamás conocida en la historia de este planeta”. El problema es que este planeta tiene 4.500 millones de años de historia y no es tan fácil reconstruir esas mediciones, ni siquiera de manera indirecta.

Algunos de los cálculos que Revelle, Keeling y el IPCC esconden bajo la alfombra demuestran que en el siglo XIX ya hubo científicos que estimaron concentraciones de CO2 del mismo nivel que las actuales, lo que derriba el núcleo de argumentaciones climáticas vigentes.

Por buena que sea, una estimación siempre puede ser mejorada por otra y, como consecuencia de la paranoia climática, actualmente se llevan a cabo centenares de mediciones del CO2 cada día, muy diferentes unas de otras. Ni el IPCC ni nadie está obligado a conformarse con las de Revelle y Keeling. El año pasado se lanzó un satélite al espacio que realizará 300 millones de mediciones diarias de los niveles de CO2 atmosférico.

(1) Ernst Georg Beck, 180 Years of CO2 gas analysis by chemical methods, Energy & Environment, 2007, vol.18, núm.2, pgs.259 y stes, https://www.geocraft.com/WVFossils/Reference_Docs/180_yrs_Atmos_CO2_Analysis_by_chemical_methods_Beck_2007.pdf
(2) Eric From y Ch.D. Keeling, Reassessment of Late 19th-Century Atmospheric Carbon Dioxide Variations, Tellus, 1986, 38B, pg.101, https://cyberleninka.org/article/n/146215.pdf

La ideología climática ha triunfado porque está promovida por el imperialismo

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Gordon MacDonald: entre la CIA y la ciencia
La evolución de la ideología climática (y 6)

Juan Manuel Olarieta

Los científicos como Revelle jamás hubieran podido desatar una paranoia, como la climática, sin su estrecha asociación al centro de poder por antonomasia de la Guerra Fría, sito en Washington. Ahora sabemos que, como cualquier otro tinglado de ese tipo, formaban parte de un equipo secreto llamado Jason cuyo objeto eran operaciones ideológicas en masa como las que iniciaron contra Lysenko o las de tipo climático.

Durante aquellos primeros años, la ideología oficial seguía siendo el enfriamiento, que los portavoces ideológicos del imperialismo presentaban con el mismo alarde catastrofista que ahora. Los científicos que hablaban del calentamiento eran una minoría insignificante, incluso dentro del ámbito académico. Eran pocos pero eran el imperialismo o, por lo menos, una parte de él.

Se trataba, pues, de imponer la doctrina dentro de la “ciencia” para luego propagarla como tal a los altavoces mediáticos, es decir, no como una consigna militarista sino como “ciencia”. Naturalmente que tampoco se trataba de unas u otras teorías, como algunos creen, sino que ya se había dado el salto de la “ingeniería climática” al armamento climático.

Con el apoyo de General Electric y el Pentágono, en los años cuarenta los científicos Vincent Schaefer y Irving Langmuir pusieron en marcha el Proyecto Cirrus, luego reconvertido en Stormfury, un plan para modificar el clima con fines bélicos (lluvias, huracanes, tornados, ciclones), que en 1967 se puso en marcha en Vietnam con el nombre de Operación Popeye, un intento de modificar el clima que se prolongó hasta 1974.

Muy pocos años después, en 1978, los mismos imperialistas que habían convertido al clima en un arma de guerra, introdujeron en la ONU un tratado internacional que prohibía el uso del armamento climático en la guerra, otro ejemplo del “doble juego” ideológico que desempeña la paranoia climática: al mismo tiempo que los “científicos” estadounidenses utilizan el clima como arma, previenen sobre el cambio climático.

Los mismos organismos que alertan sobre el cambio climático financian los programas militares de cambio climático. Por ejemplo, entre 1962 y 1983 el Instituto Meteorológico (Weather Bureau, luego denominado National Weather Service) financió el Proyecto Stormfury.

Quien llevó a cabo el intento de modificar el clima de Indochina no fue la Fuerza Aérea sino los aviones de la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration), un organismo a la vez científico y militar, hoy muy conocido por ser uno de los propulsores de la paranoia climática.

El imperialismo encubría sus planes de cambiar el clima con la manta del CO2. En 1963 el Presidente Johnson aseguró ante el Congreso que a causa de la quema de combustibles fósiles su generación “había alterado la composición de la atmósfera a escala mundial”. Su gobierno encargó un estudio sobre el asunto a su Comité Científico Asesor.

Dos años después el Comité publicó su informe sobre los tópicos favoritos que forman parte de la alarma climática: aumento de los niveles de CO2, la rápida descongelación de la Antártida, el aumento del nivel del mar, el aumento de la acidez del océano... El informe señala, además, que esos cambios requerirán un esfuerzo mundial coordinado para prevenirlos, lo que indica que Estados Unidos comenzaba a imponer su propia política como algo consustancial a la ONU.

Uno de los “científicos” que contribuyeron a desatar la alarma fue Gordon MacDonald, asesor del Presidente Johnson y enlace de la CIA con Jason. En 1968 publicó “Cómo destruir el medio ambiente”, un recetario de las modernas paranoias seudoecologistas. Al mismo tiempo que se preocupaba del medio ambiente, MacDonald colaboraba como geofísico en la guerra contra el pueblo vietnamita.

Como el resto del equipo científico Jason, MacDonald mostraba dos rostros. Por un lado, fue uno de los fundadores de la Agencia de Protección Medioambiental y, por el otro, escribió que “un huracán bajo control se puede utilizar como arma para aterrorizar a los adversarios en partes sustanciales de la población mundial”.

Fue pionero en la SRM (Solar Radiation Management), la manipulación de la radiación solar con fines bélicos. La SRM tiene la pretensión de devolver la radiación infrarroja de nuevo al espacio exterior mediante la dispersión de partículas en la atmósfera, lo que puede impedir el calentamiento, según creían. Para ello, MacDonald propuso recurrir al empleo de misiles en lugar de aviones.

Otro interesante arma ecológica que se le ocurrió a MacDonald fue explotar bombas atómicas para hacer que las capas de hielo polar se deslizaran hacia el océano, causando así maremotos “catastróficos para cualquier país costero”.

También sugirió que la creación de un agujero en la capa de ozono de la atmósfera podría ser un arma eficaz “fatal para la vida”. Según MacDonald las perturbaciones del medio ambiente podían producir, además, cambios en los patrones de comportamiento de las personas, es decir, manipular a la población manipulando el medio ambiente. En cualquier caso, escribe, para Estados Unidos “es ventajoso garantizar su propio entorno natural pacífico para sí mismo y un entorno perturbado para sus competidores”.

Entre 1964 y 1967 formó parte de los asesores de la National Science Foundation para la Modificación del Clima, cuyas conclusiones fueron criticadas por el Journal of the American Statistical Association por la característica manipulación de las estimaciones: “Es deplorable que tales tonterías aparezcan con la cobertura de la Academia Nacional de Ciencias”.

En 1992 el Vicepresidente Al Gore le introdujo en el exótico Comité Medea (Measurements of Earth Data for Environmental Analysis), a medio camino entre el espionaje y la ciencia. Se trataba de recuperar viejos archivos de la CIA y el KGB que contenían información sobre el Ártico tomada por los satélites de vigilancia.

Tanto la Armada como la Fuerza Aérea de Estados Unidos crearon varios escuadrones, conocidos como los “guerreros del clima”,  para militarizar el clima. Algunos de ellos colaboran con la Organización Meteorológica Mundial.

En 1973, tras la guerra árabe israelí, los precios del petróleo se dispararon y, con ellos, las campañas seudoecologistas contra los combustibles fósiles.

El Presidente Carter instaló 32 paneles solares en el techo de la Casa Blanca y los grandes monopolios comenzaron a crear fundaciones contra el cambio climático. Entre ellos destacan Krupp y MacDonald’s, por cuya iniciativa Estados Unidos creó una Oficina sobre los efectos del dióxido de carbono (1). Al calor de las subvenciones las ONG ambientalistas comenzaron a proliferar por todos los países occidentales.

La prensa cambió los titulares que habían predominado hasta entonces: ya no hay que tener miedo el enfriamiento sino al calentamiento. No escatimaron en gastos. En 1958 subcontrataron al director de cine  Frank Capra para que realizara el documental “The Unchained Goddess” que, entre otros temas, ya alertaba sobre el calentamiento mundial (2), un anticipo de la “verdad incómoda” que en 2006 rodaría la Paramount para Al Gore.

En 1977 el equipo Jason envió un informe al Departamento de Energía con las típicas previsiones para el futuro, una vez que se duplique la concentración de CO2 en la atmósfera que, como las demás, es pura ficción.

Estados Unidos internacionaliza la paranoia. En 1979, en la reunión del G-7 en Tokio, las grandes potencias imperialistas firman una declaración solemne comprometiéndose a reducir las emisiones de CO2. Al mismo tiempo, se celebra en Ginebra la primera Conferencia Mundial sobre el Clima, en la que científicos de 50 países aseguran que es necesario actuar urgentementemente. Son los primeros pasos para llevar el cambio climático a la ONU e institucionalizarlo.

Progresivamente, a los partidarios de la doctrina del calentamiento les ponen al frente de los departamentos universitarios, e incluso los crean para ellos, como la unidad del clima de la Universidad de East Anglia, en Gran Bretaña, financian investigaciones dirigidas, organizan conferencias internacionales de expertos y crean revistas especializadas... En 1981 el New York Times llevó por primera vez el “efecto invernadero” a su primera plana. Aquel año sólo un 38 por ciento de los estadounidenses había oído hablar alguna vez del “efecto invernadero”. En 1989 el porcentaje había subido al 79 por ciento.

El punto de viraje de las ideologías climáticas se produjo en 1988 con las dos compareciencias de James Hansen y el senador demócrata Thimothy Wirth en el Senado de Estados Unidos y la creación del IPCC, un montaje de envergadura que culminó en 2007 con la insólita concesión del Premio Nóbel de la Paz, junto con el vicepresidente Al Gore.

Cuando dos años después se publicaron los correos internos de los climatólogos de la Universidad de East Anglia confesando sus manipulaciones, “el mayor escándalo científico de nuestra generación”, según confesó The Telegraph (3), a nadie pareció importarle. Lo que sostiene las concepciones climáticas actuales no es la verdad ni la mentira sino los padrinos.

En muy pocos años el imperialismo ha podido alterar radicalmente una concepción científica tan arraigada, como el enfriamiento, por su contraria, lo cual muestra a las claras la actitud gregaria de la humanidad en general y de los científicos en particular, que disimulan bajo términos grotescos, tales como “consenso científico”, lo que no son más que ideologías trasnochadas.

(1) https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/002194369903600101
(2) http://www.youtube.com/watch?v=0lgzz-L7GFg
(3) https://www.telegraph.co.uk/comment/columnists/christopherbooker/6679082/Climate-change-this-is-the-worst-scientific-scandal-of-our-generation.html

Serie completa:
- La evolución de la ideología climática
- Una de las mayores revoluciones científicas: el descubrimiento de los glaciares
- El segundo principio de la termodinámica: entre la ciencia y el mito
- El origen de la subcultura carbónica
- El clima se pone a las órdenes del comandante científico de la Guerra Fría: Roger Revelle
 

¿Hacia donde va Turquía?

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Dario Herchhoren

La nación turca, heredera del antiguo imperio otomano, y obra de Mustafá Kemal “Ataturk” (El padre de los turcos) siempre se ha debatido entre considerase un país europeo, o ser un país asiático. Y esto no significa la pertenencia a un determinado continente; hecho que por cierto es una mera convención. En sus entrañas significa ser un país avanzado, moderno y vinculado a los centros de poder mundial; o ser un país dependiente, ir a la zaga de las grandes potencias y ocupar un puesto subalterno en el concierto de las naciones.

Al fin de la primera guerra mundial, el imperio otomano al que se llamaba “el enfermo de Europa” había sido derrotado junto a los paises centrales (Austria y Alemania) Ello significóel fin del imperio otomano, que se redujo a lo que es el actual territorio de Turquía.

Ante esta situación y el total desbarajuste producido en la nación turca un grupo de militares patriotas encabezados por Mustafá Kemal (Los jóvenes turcos) toman el poder y fundan una nueva Turquía. Obligan a cortarse la barba a los hombres, se prohiben los vestidos a la oriental (se hace obligatorio el uso de que trajes con chaqueta y el uso de corbatas) se separa el clero del estado; el estado pasa a ser laico y quedan abolidas las costumbres otomanas tales como los matrimonios concertados, la circuncición de los hombres, la enseñanza primaria se hace obligatoria, se hace un nuevo alfabeto con letras latinas; y el ejército pasa a ser el verdadero motor del país. Mustafá Kemal visita la URSS en 1921, y aplica en Turquía algunas de las medidas aplicadas por el estado soviétivo; tales como la expropiación de los grandes latifundios, el pase al control del ejército de las fábricas de material estratégico, se crea una empresa estatal de petróleo, y el estado se hace cargo de la electricidad, las comunicaciones telegráficas y los puertos. Se permite una banca privada, pero bajo control del estado.

Todo cambia en Turquía, pero todo sigue más o menos como estaba.

¿Por qué pasó esto? Simplemente por el hecho de que a pesar de las buenas intenciones de Ataturk, no había en Turquía una herramienta política que aglutinara a los sectores populares y los movilizara para respaldar esos ambiciosos cambios.

La vieja oligarquía vuelve a ocupar los cargos de decisión; y el problema kurdo no se termina de resolver dando autonomía a ese pueblo, lo cual significa un conflicto interno permanente, y que no se ha resuelto hasta ahora mismo.

A la muerte de Ataturk, los militares son corrompidos por los británicos, y al finalizar la segunda guerra mundial, son los EEUU quienes reemplazan a los británicos y someten a su control a la República turca. La política interior de Turquía malgasta enormes sumas de dinero, bienes y hombres para reprimir a los kurdos, en un conflicto interminable, que es siempre azuzado y empujado por los EEUU, que están detrás de los kurdos para no permitir nunca que ese conflicto se acabe.

Los diversos gobiernos turcos posteriores a la segunda guerra mundial se han alineado siempre con los EEUU, y Turquía es un miembro de la OTAN muy impostante, ya que posee el mayor ejército de esa organización.

Hubo luego de la segunda guerra mundial una sola excepción, que fue el gobierno de Adnan Menderes, que intentó romper el dogal que lo uniía a los EEUU, que terminó con la vida de Menderes en la horca.

Sus sucesores, Turgut Ozal y Tansu Ciller, y los gobiernos militares que hubo entre medias, se caracterizaron por su servilismo hacia los EEUU, y su represión contra el movimiento obrero, el encarcelamiento y muerte de los líderes populares, y sus flirteos con la Unión Europea para que Turquía sea admitida como socio de esa unión.

No ha sido esto posible, ya que los miembros de la UE, han hecho saber a los gobiernos turcos que la UE es un club cristiano, y que no hay lugar para ellos.

Todo esto hasta la llegada de Abdullah Gulen y Recep Tayip Erdogan al gobierno de Turquía.

Estos dos políticos y conocidos estafadores, asociados con el ministro de exteriores turco Mevlut Cavusoglu, son los propietarios de todas las fábricas que falsifican las grandes marcas europeas tales como relojes Rolex, ropa de Lacoste, perfumes de Dior, etcétera, y que se venden en Europa a precios bajos, han logrado hacerse con el poder; pero en una pelea interna entre Gulen y Erdogan, este último consiguió desplazar al primero y luego de una elecciones discutidas.

Te rompen la mandíbula por 200 €

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Jon Iurrebaso Atutxa

El derecho a la libertad de expresión y manifestación está proscrito en Euskal Herria cuando “atenta” a la dictadura de las burguesías españolas y francesas. Ni qué decir cuando se trata de salvaguardar a los fascistas más visibles, independientemente del tema en cuestión. La cuestión es que no puede ser de otra forma porque la España actual no ha roto aún con el régimen que proviene del alzamiento fascista y su maquillaje de 1978.

Para empezar, y unido directamente con la protesta ante la comparecencia en Bilbo del partido fascista VOX (13.04.2019), hay que subrayar que ocurrió lo que tenía que ocurrir. Cada vez que los fascistas vienen a Euskal Herria las vascas y vascos somos multados, apaleados y detenidos/as en nombre de la democracia de quienes nos ocupan y explotan.

Los cipayos (políticos y coercitivos) de los españoles siempre defienden la ley de nuestros ocupantes y enemigos de clase. No es baladí que muchos conozcamos a la variada policía “vasca y navarra” como la Policía Autonómica Española (PAE).

Dicho esto, les preguntaríamos a los que piensan que desde el sistema se pueden hacer muchas cosas vitales para conseguir una Euskal Herria Socialista, ¿por qué el ayuntamiento de Bilbao no se persona como acusación particular ante la salvajada que hizo la PAV el día cuatro de abril del presente año? (entre otras, romperle la mandíbula a una joven y multarle con 200 € por injurias) ¿Por qué ante una violación machista aparece en los medios de comunicación la convocatoria de protesta de los ayuntamientos (todos los partidos a una) antes que las organizaciones feministas y diversos colectivos populares, etc.? La respuesta parece evidente. La mandíbula rota demuestra con el ejemplo quien es el que manda aquí. “Encabezar” las denuncias de las violaciones y el acoso sexual, no es que les salga gratis, sino que les da rédito. Mientras, ocultan de un lado, la cultura y dominación patriarcal y el verdadero planteamiento para acabar con ellas y, de otro, los acuciantes problemas que tiene el pueblo trabajador vasco en general y la clase obrera en particular.

Y si a esta chica el pelotazo le hubiera golpeado en la sien en vez de en la mandíbula (cuestión de muy pocos centímetros) ¿qué hubiera pasado? Que tendríamos otro asesinato por “una actuación proporcionada”. Y nos preguntamos, teniendo las fiestas de Bilbao en ciernes, ¿qué hubiera hecho la clase política oficial y sistémica? Y sobre todo ¿Qué hubiéramos hecho otros y otras? Teniendo tan cerca el llamado G-7, ¿y si ocurre?

Tenemos derecho a opinar, a movilizarnos, a defender nuestras ideas, en pocas palabras, tenemos derecho a defendernos y tenemos derecho a luchar. Los que no estamos alineados con la filosofía del capital y la burguesía no tenemos derecho a dejar pasar situaciones como ésta.

Mencionamos esta situación en concreto por su clara visualización y, con la intención de sacudir nuestras conciencias y nuestras contradicciones. Para terminar, una doble consigna de ayer y de hoy: ¡que se vayan! ¡disolución cuerpos represivos!

Macri como se esperaba se ha hundido

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Dario Herchhoren

Hace pocos días se celebraron las PASO (Primarias abiertas simultaneas y obligatorias) en Argentina, que son algo así como tomar la temperatura política al país; y como se esperaba y auguraban todas las encuestas, el gobierno de Cambiemos (Macri) perdió las mismas por goleada.

Lamento decir que todos se equivocaron. La paliza fue de tal calibre que hasta los más optimistas de la oposición se asombraron ante ese triunfo enorme del peronismo.

Pero todo esto, que ha llevado algo de esperanza a los sectores populares, tiene una explicación; y vamos por ella.

¿Quienes son los Macri?

La familia de Mauricio Macri, tiene poco arraigo en Argentina. El es un hijo de inmigrantes de primera generación. Su padre Franco Macri había participado en algunas actividades políticas en Italia, y llegó a fundar un partido político, que con el devenir del tiempo se incluyó en el partido fascista de Benito Mussolini.

Pocos años después de ese acercamiento Franco Macri emigra a la Argentina, y se asocia a otro inmigrante húngaro de apellido Kadara, que tiene una fábrica de helados, que se venden en las calles, y que consistían en una barra de helado de chocolate insertada en un palito de madera, y que estaba envuelta en papel. Esos helados se vendían en forma ambulante mediante una "flota" de triciclos que manejaban unos empleados y ofrecían a voz en cuello. Tuvieron mucho éxito, tanto Kadara como Franco Macri ganaron mucho dinero con ello. Era durante el primer gobierno de Perón (1946-1952).

Macri finalmente se separa de su socio, y entra en sociedad con un industrial argentino de nombre Enrique Vera, que fabricaba botones metálicos para todos los uniformes de la administración pública (fuerzas armadas, ferrocarriles, correos, policia federal y de las provincias) donde realmente consigue amasar una enorme fortuna.

Conocí personalmente a Enrique Vera y fui compañero de estudios de su hijo Enrique quienes no dejaban de denostar a Franco por sus artimañas comerciales, y a quien tildaban de estafador. Pero es recién en los años 60, cuando Franco amasa una enorme fortuna, gracias a su sociedad con Enrique Vera. Este le facilita su entrada en el Club Italiano de Buenos Aires, un lugar muy exclusivo donde las grandes familias de la oligarquía, algunos de ellos de origen italiano se reunen, y hacen grandes negocios con el estado, en esos tiempos en manos de los militares golpistas, surgidos de la llamada "revolución libertadora" (el golpe contra Perón de 1955).

Ya a partir de ese momento, Franco Macri pasa a ser un industrial de éxito, y se hace con contratos para proveer al estado de diversos bienes y servicios. MIentras tanto, su hijo Mauricio cursa estudios en el colegio Cardenal Newman, colegio privado que mantiene un equipo de rugby, y donde se aprueban los exámenes casi sin estudiar.

Al finalizar sus estudios de bachillerato, el niño Mauricio ingresa en la carrera de Ingeniería en la Universidad Católica Argentina, lugar donde la gente "de bien", obtiene sus titulaciones con poco esfuerzo pero gracias a una billetera espléndida de los padres, que ven como sus cachorros hacen sus pinitos en el mundo de la empresa.

Mauricio Macri entra en la administración de las empresas de su padre, y bajo su tutela, comienza a volar solo. Es así como se hace con la presidencia del Club Boca Juniors, una institución muy antigua que le da popularidad, y gracias a ello consigue mediante elecciones y una enorme cantidad de dinero hacerse con el gobierno de la ciudad de Buenos Aires.
                                                                                                                    
¿Cómo logra el gobierno de la Nación?

Los gobiernos de los Kirchner lograron renegociar la deuda externa argentina, y consiguieron de esa manera quitar el cepo que atenazaba el crecimiento del país. Se aumentaron en forma exponencial los salarios, se implementó una política inclusiva de los sectores populares, se otorgaron créditos blandos de para la industria y  se efectuó un control de las exportaciones y el valor de la moneda, mediante el Banco Central, que comenzó a supervisar las operaciones de cambio de moneda; y el estado recuperó las grandes empresas estatales que estaban en manos de particulares. La familia Macri era; y es todavía dueña del correo argentino al cual vaciaron, y ha sido condenada al pago de una cantidad sideral en concepto de indemnización. Esos fallos judiciales a la fecha no han sido ejecutados.

La clase media argentina

Si hay algo que caracterizó siempre a Argentina frente a otras naciones sudamericanas es la enorme extensión de la clase media, y su enorme peso político, mediático, económico y cultural,  contra el interior del país, en una verdadera guerra de clase, y auque los gobiernos peronistas y luego los Kirchner les favorecieran muchísimo nunca terminó de aceptar
esa  cercanía social. Pero  Macri ha proletarizado a la clase media, que fue el principal apoyo del macrismo.

Es evidente  que Macri mató a la gallina de los huevos de oro y esta vez, la clase media además de la clase obrera muy maltratada y diezmada han dado un triunfo enorme a la izquierda en Argentina.

Esto se verá en las próximas elecciones que se celebrarán en octubre próximo. A ver si esta vez la estúpida clase media argentina aprende la lección, y entiende que su futuro está junto a la clase obrera, y no junto a la oligarquía y el gran capital, que la invita a un banquete para el cual no tiene entrada.

¿Por qué los hongkoneses no están luchando por la independencia?

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Carmen Parejo

Hong Kong es un territorio que fue colonia del Imperio Británico hasta 1997. Dentro de los acuerdos para devolver su soberanía a China estaba mantener su modelo económico capitalista y derechos de autonomía para el conjunto del territorio. Al modelo se le llamó “Un país, dos sistemas”.

Estos condicionantes han supuesto durante estos años que Hong Kong haya mantenido una estructura fuertemente estratificada, a través del dominio de varias familias influyentes herederas del imperio británico, que han consolidado la desigualdad social y política en la zona. Esto incluye el control de la mayoría de los colegios y centros educativos, privados, bilingües y adaptados a la difusión del pensamiento colonial británico. Las “nada sospechosas” donaciones a las universidades. Así como el control de los sectores estratégicos, o del acceso a la vivienda a través de un oligopolio que fija al alza los precios al alquiler (solo el 50% de las viviendas en uso son en propiedad), e incluso a través del control sobre los supermercados igualmente por las mismas pocas manos...

“Dos décadas después de que Gran Bretaña entregara la excolonia a China, sus ciudadanos más ricos –multimillonarios como Li Ka-shing y Lee Shau Kee– prosperan, gracias al alza en los precios de los bienes inmuebles y su control oligopólico sobre los puntos de venta minoristas, las empresas de servicios públicos, las telecomunicaciones y los puertos de la ciudad”.

Denunciaba un artículo de EconomíaHoy.mex en 2017 en alusión a que Hong Kong es hoy por hoy el lugar más desigual de todo Asia (*).

En 2018, los datos confirmaban que había más de 1 millón de personas en la pobreza, o el 14,7 por ciento de la población. Datos que no conseguían ser revertidos pese al incremento del gasto en Bienestar social del Gobierno Chino en la región, un gasto que en 2018 llegaba casi al doble del nivel de 2009; y que convertía a Hong Kong en la segunda área de gasto en magnitud después de la educación, según confirmó el propio Secretario Jefe de Administración del Gobierno de Hong Kong, Matthew Cheung Kin-chung. La República Popular China, el país que ha sacado a millones de la pobreza, ni con el sobre esfuerzo destinado conseguía dar la vuelta a esta situación, primando mantener los acuerdos establecidos en 1997.

Es decir, tras dejar de ser colonia los magnates creados al amparo del imperio, se garantizaron por los acuerdos de mantenimiento del sistema capitalista y la autonomía, una acumulación cada vez mayor de capital. Hasta tal punto que la riqueza de los diez individuos más ricos representa en la actualidad casi la mitad de todo el PIB de Hong Kong.

Acuerdos de extradición


La administración de Hong Kong propuso por primera vez estos cambios en febrero de este mismo año, a raíz de la polémica suscitada por el caso de un hongkonés, Chan Tong-kai, que era buscado por el presunto asesinato de su novia embarazada mientras los dos estaban de vacaciones en Taiwán. Las autoridades dijeron que no podía ser enviado de regreso a Taiwán para ser juzgado porque no había un acuerdo formal de extradición entre los dos territorios.

Y efectivamente así es, los acuerdos de extradición de Hong Kong se negociaron en 1997 cuando Reino Unido devolvió el territorio a China. Taiwán, Macao y el continente no fueron incluidos en ese acuerdo. Sin embargo, Hong Kong si tiene tratados bilaterales de extradición con 20 países, incluidos el Reino Unido, EE.UU o vecinos como Singapur.

Por otra parte, a la reforma planteada hay que añadir que contemplaba la inclusión de los delitos económicos y financieros en el proyecto de ley, esto facilitaría que tribunales de China continental pudiesen solicitar a tribunales de Hong Kong congelar y confiscar los activos relacionados con delitos cometidos en China continental. Es decir, un freno al paraíso fiscal oriental enriquecido según múltiples denuncias por la fuga de capitales y el lavado de dinero de actividades delictivas procedentes de diversas partes del mundo. Una de sus víctimas en efecto es el propio Estado Chino.

Sirva como ejemplo para comprender este papel histórico de Hong Kong en el movimiento de grandes capitales y delincuencia, el escándalo en 2012 de la Corporación Bancaria de Hong Kong y Shanghai (HSBC), el banco más grande de Europa creado e inflado por los británicos, y que demostraba para sorpresa de los más despistados que quién encabezó el tráfico de opio en el siglo XIX, controlaba entonces el 60% del lavado del dinero del narcotráfico que llegaba a través de México hacia Estados Unidos. Solo tres años después sería además investigado tras aparecer en la famosa Lista Falciani por sus actividades de lavado de dinero esta vez en Suiza.

Es en este contexto en el que se inician unas manifestaciones extremadamente violentas.

Más allá de estos problemas de carácter endógeno, es vital atender también a cuál es la situación internacional en la que se desarrolla el conflicto actual. Sobre todo porque hasta el momento parece ser que China no es el principal problema para la independencia de Hong Kong y los derechos de sus habitantes. De hecho pese a que el gobierno de Hong Kong retiró la reforma prevista las violentas manifestaciones no han cesado.

La gobernanza global y el ciervo herido anglosajón

Aunque habitualmente oímos hablar a modo eufemístico de la política proteccionista estadounidense en realidad de lo que hablamos es de que la economía y hegemonía de EEUU para ser protegida, según su modelo capitalista en fase imperialista, debe someter, expoliar y controlar al resto de los países del mundo. Ese es su modelo de “autoprotección”.

En un mundo cada vez más multipolar, con un fuerte crecimiento económico de países como China o Rusia que apuestan por otro modo de hacer las cosas, donde además las agresiones unilaterales de EEUU y sus títeres de la OTAN pierden fuerza por las alianzas de resistencia que se van creando para hacerle frente (veáse los casos de Siria o Venezuela); el papel hegemón de EEUU como heredero natural de aquel Imperio Británico, cada vez está más cuestionado.

Una muestra de ello son las distintas políticas llevadas a cabo fundamentalmente por los dos últimos presidentes de EEUU, Barack Obama y Donald Trump. El primero a bombazo limpio siendo el presidente, de un país que solo ha estado 6 años en paz de poco más de 200 que tiene, que en más guerras a la vez ha estado implicado. Y tomando el testigo a Donald Trump que además ha endureciendo sanciones y bloqueos criminales a diestro y siniestro. Unas políticas que lejos de demostrar fuerza, si analizamos en profundidad demuestran lo herido que está el ciervo imperial.

La República Popular de China en oposición crece en lo económico, crece en sus relaciones comerciales, saltándose en muchos casos los bloqueos criminales y por tanto apoyando a los países agredidos por el imperialismo estadounidense; y crece también y en consecuencia en influencia política. Siendo objetivamente el único país en el mundo que de hecho puede acabar con el poder hegemón de los EEUU.

Así se inician varias agresiones cada vez menos sutiles contra China, la última y más sonada fue la guerra comercial contra Huawei, de la que EEUU volvió con el rabo entre las piernas incluso antes de empezar la batalla.

No es casualidad que estas manifestaciones, que de tener un sentido es un sentido interno entre Hong Kong y China, estén rodeadas de la marca Washington DC.

Así los violentos manifestantes portaban banderas estadounidenses y británicas (curiosa lucha de independencia que usa de estandarte el símbolo que los colonizó). Así tampoco es de extrañar que en la tarde del 6 de agosto varios organizadores de disturbios se reunieran con personal del consulado general de los Estados Unidos en un hotel siendo fotografiados por ciudadanos de Hong Kong.

Medios como China Daily, afirman que la diplomática que aparece en las fotografías, y que actualmente trabaja en la sección política del consulado en Hong Kong, habría estado previamente destinada en Oriente Medio, tanto en Arabia Saudí como de asistente de prensa en la embajada estadounidense de Bagdad. ¿No os suena este tipo de película?

Espero haber aclarado un poco porqué esto no es un asunto de independencia y de “China imperialista” y otros sinsentidos teóricos y prácticos. De hecho China ha respetado todos los acuerdos, incluso cuando no le han beneficiado, incluso cuando iban en su contra. ¿Han hecho lo mismo los británicos y sus herederos naturales estadounidenses?... ¿No resulta un tanto extraño quien coordina y está detrás de esas protestas? ¿No es al menos un elemento a tener en cuenta el momento en el que surgen? ¿Se puede luchar por una independencia cuando la agenda está marcada por los intereses del imperialismo anglosajón? ¿No os huele un poco feo?

Ojalá los miles de hongkoneses que actualmente están bajo el umbral de la pobreza pudiesen revertir esta situación como pasó en Shenzhen, como está pasando en el Tibet rural... Ojalá los hongkoneses pudiesen de verdad ser independientes, independientes de la influencia del lastre del imperio británico y de la utilización geopolítica de un imperialismo anglosajón en decadencia que piensa morir matando.

(*) https://www.economiahoy.mx/internacional-eAm-mexico/noticias/8429860/06/17/Hong-Kong-la-ciudad-mas-desigual-de-Asia-donde-solo-viven-bien-los-magnates.html

http://www.revistalacomuna.com/internacional/por-que-los-hongkoneses-no-estan-luchando-por-la-independencia/

Pearl Harbour: los imperialistas crean un mito para ir siempre de víctimas por la vida

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El capitán de corbeta Arthur McCollum
A finales del año pasado falleció Robert Stinnett, un marino y fotógrafo que durante la Segunda Guerra Mundial trabajó en la radio de la Armada y luego acabó convertido en periodista. En 1992 buceaba en los Archivos Nacionales de Belmont, California, para escribir un libro sobre la carrera de George Bush en el reconocimiento aéreo durante la campaña del Pacífico Sur (1) cuando topó con unas grabaciones de audio que nadie se había preocupado de catalogar.

Las grabaciones consistían en transmisiones de radio interceptadas a los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial que daban una descripción del ataque a Pearl Harbour muy diferente de lo que ha trascendido como “historia”. Stinnett dedicó a ello ocho años de investigación, demostrando que Roosevelt supervisó la elaboración de un plan para alentar el ataque de los japoneses. Las conclusiones aparecieron en 1999 en forma de un libro titulado “Day of Deceit: The Truth About FDR and Pearl Harbor” que lleva 47 páginas de apéndices documentales con reproducciones fotográficas de documentos oficiales clave (2).

El plan que condujo al ataque japonés a Pearl Harbor fue implementado a principios de octubre de 1940 sobre la base de un memorando de ocho puntos del capitán de corbeta Arthur H. McCollum, jefe de la Oficina del Lejano Oriente de la Oficina de Inteligencia Naval.

Es poco probable que McCollum las redactara por iniciativa propia, pero ahí está lo interesante, según Stinnett: “Sus ocho acciones exigen en la práctica un ataque japonés contra las fuerzas terrestres, aéreas y navales estadounidenses en Hawai, así como contra los puestos coloniales británicos y holandeses en la región del Pacífico”.

Estados Unidos interceptaba y decodificaba las comunicaciones de radio diplomáticas y navales japonesas y McCollum supervisaba el flujo de comunicaciones a Roosvelt desde principios de 1940 hasta el 7 de diciembre de 1941, proporcionando al Presidente informes de inteligencia sobre la estrategia militar y diplomática de Japón. Todos los informes militares y diplomáticos japoneses interceptados y decodificados para la Casa Blanca pasaron por la sección del Lejano Oriente de la Oficina de Inteligencia Naval que dirigía McCollum.

En el otoño de 1940, mientras hacía campaña en Boston para un tercer mandato, Roosevelt dijo: “Ya lo he dicho antes, pero lo diré una y otra vez: los muchachos no serán enviados a guerras en el extranjero”. El 1 de noviembre en Brooklyn, dijo: “Lucho para mantener a nuestro pueblo fuera de las guerras extranjeras. Y seguiré luchando”. En Rochester el día 2 dijo: “El gobierno nacional... es también un gobierno de paz, un gobierno que pretende mantener la paz para el pueblo estadounidense”. Ese mismo día en Buffalo, dijo: “Vuestro Presidente dice que este país no irá a la guerra”, y al día siguiente, en Cleveland, dijo: “El primer objetivo de nuestra política exterior es mantener a nuestro país fuera de la guerra”.

Roosevelt mintió en la campaña electoral. Quería entrar en la guerra pero, como es habitual, las declaraciones públicas van en una dirección y la política real en otra muy diferente. Según su orden directa de 27 y 28 de noviembre de 1941, Japón debía cometer la primera agresión de manera clara y evidente.

El almirante Richardson, comandante de la Flota del Pacífico, se opuso a las órdenes de Roosevelt de estacionar la flota en Pearl Harbor porque la ponía en peligro, por lo que fue reemplazado por el almirante Kimmel, con el almirante Anderson, de la Oficina de Inteligencia Naval, en el tercer escalón de mando. Sin embargo, este último no informaba a su superior de las comunicaciones de radio interceptadas. El general Walter Short tampoco fue informado de las comunicaciones japonesas. Más tarde ambos, Kimmel y Short, se convirtieron en chivos expiatorios del ataque.

Por su parte, Anderson fue enviado a Hawai para verificar la información, pero estableció su alojamiento personal lejos de Pearl Harbor, fuera del alcance del inminente ataque.

A principios de enero de 1941 los japoneses decidieron que en caso de guerra con Estados Unidos, comenzarían con un ataque sorpresa contra Pearl Harbor. Los servicios de inteligencia estadounidenses se enteraron de este plan el 27 de enero.

Hasta finales de noviembre Estados Unidos siguió bloqueando los intentos de los diplomáticos japoneses para llegar a un acuerdo que evitara la guerra entre ambos.

Desde el 16 de noviembre las interceptaciones de radio revelaron la agrupación de la flota japonesa cerca de las Islas Kuriles en el norte de Japón, y desde el 26 de noviembre hasta la primera semana de diciembre, McCollum vigiló estrechamente cada uno de sus pasos a lo largo del del Pacífico hasta Hawai.

El Jefe de Operaciones Navales, almirante Stark, era uno de los 34 que estaban informados del ataque. Fue quien ordenó a Kimmel que enviara sus portaaviones con una gran flota de escoltas para entregar los aviones a las islas Wake y Midway. Por orden de Washington, Kimmel dejó sus barcos más antiguos dentro de Pearl Harbor y envió 21 barcos de guerra modernos, incluyendo sus dos portaaviones, hacia el oeste a Wake y Midway. Con su partida, los barcos de guerra que quedaban en Pearl Harbor eran en su mayoría reliquias de la Primera Guerra Mundial, de 27 años de edad. Por lo tanto, “los acorazados hundidos en Pearl Harbor con sus tripulaciones fueron utilizados como señuelos”, concluye Stinnett.

El 22 de noviembre de 1941, una semana después de que la flota japonesa comenzara a agruparse y cuatro días antes de partir hacia Oahu, el almirante Ingersoll ordenó a Kimmel que retirara sus patrullas de la zona desde la que se iba a organizar el ataque aéreo japonés.

La fila de acorazados de Pearl Harbor y sus viejos y ruinosos barcos de guerra, escribió Stinnett, eran un objetivo atractivo. Pero fue un gran error estratégico para los japoneses. Los 360 aviones de combate japoneses deberían haberse concentrado en las enormes reservas de petróleo de Pearl Harbor y destruir la capacidad industrial de los diques secos, talleres de maquinaria e instalaciones de reparación de la Armada.

La “investigación“ sobre el ataque a Pearl Harbor comenzó inmediatamente después, poniendo en la picota al almirante Kimmel y al general Short, y continuó luego con ocho “investigaciones” más del Congreso durante y después de la guerra, con una auténtica tramoya, al más puro estilo estadounidense, con eliminación de documentos y declaraciones en falso. Hace 20 años, en el momento de la publicación del libro Stinnett, todavía muchos documentos permanecían ocultos o habían sido objeto de una censura significativa.

Uno de los elementos clave de la investigación de Stinnett fue el descubrimiento de copias duplicadas de las comunicaciones japonesas, descifradas, traducidas y luego enviadas después de la guerra a los Archivos Nacionales de Belmont, California, y que aún se encuentran allí, mucho después de que las copias de los archivos de Washington hayan desaparecido.

Sin embargo, aún hay “historiadores” que aseguran que McCollum no había logrado descifrar los códigos navales japoneses o que la flota japonesa guardaba silencio en la radio. El pretexto de que los códigos navales y diplomáticos japoneses no habían sido descifrados fue desestimado por primera vez en un tribunal federal de Chicago en 1943. Cuando se produjo la batalla de Midway, la prensa estadounidense atribuyó la victoria a la capacidad de la Oficina de Inteligencia Naval para descifrar las comunicaciones japonesas. El Departamento de Justicia decidió acusar al Tribune y al Times-Herald de revelar secretos militares. El Fiscal General consideró que la información periodística equivalía a una traición, ya que daba a los japoneses la posibilidad de cambiar sus códigos. El editor del Times-Herald, Waldrop, fue citado a Chicago para testificar ante un gran jurado. En medio de su declaración la Armada reveló que uno de sus censores había examinado previamente el artículo.

Por lo tanto, se supo desde el primer instante que la Armada estadounidense era capaz de descifrar las comunicaciones japonesas y que les habían dejado hacer porque necesitaban un pretexto para entrar en la guerra. Ese pretexto era Pearl Harbour y lo demás son películas.

(1) George Bush: his World War II years, Washington DC, Brassey’s, 1992
(2) Day of Deceit: The Truth About FDR and Pearl Harbor, Simon & Schuster, 1999

La cultura de las armas siempre ha sido propia de los racistas blancos de Estados Unidos

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Ryu Spaeth

El tiroteo masivo en El Paso revela las corrientes oscuras que subyacen al debate sobre el control de armas. La muerte del juez John Paul Stevens [juez del Tribunal Supremo de 1975 a 2010, considerado uno de los más progresistas] a principios de este verano (16 de julio), revirtió lo que consideraba su derrota más cruel en 35 años en el Tribunal Supremo: la sentencia de 2008 en el caso District of Columbia v. Heller, que afirmaba, por primera vez en la historia del Tribunal, el derecho a portar un arma (1). Más que eso: esta decisión asume (como Stevens señaló en su desafortunado voto particular) que los autores de la Constitución querían limitar, para siempre, la capacidad de los funcionarios electos para regular el uso civil de armas de fuego mortales, armas con capacidad para mutilar y matar que serían totalmente inidentificables para los autores de la Constitución.

La última prueba de su poder devastador proviene de El Paso, Texas, donde un hombre armado mató a 20 personas [22 después de morir dos heridos] en un Walmart en lo que parece ser un ataque rabia de inspiración racista, y Dayton, Ohio, donde un hombre armado que llevaba un chaleco antibalas mató a nueve y hirió a docenas con un rifle de asalto.

El paisaje post-Heller está lleno de cuerpos acribillados a balazos. Desde la masacre de Sandy Hook en 2012, ha habido más de 2.000 tiroteos masivos en Estados Unidos, mientras que la violencia armada ha aumentado. Es totalmente absurdo argumentar que los jueces, con toda su sabiduría, querían privar al gobierno de una forma de detener esta devastación generalizada. Este fenómeno obsceno, que afecta a víctimas de todas las edades, colores y lugares, es quizás mejor entendido como autodestrucción. La sociedad sangra una y otra vez, mientras que nuestra fe en el carácter de la democracia se debilita, si no se rechaza por completo. Es absurdo volver al siglo XVII del derecho consuetudinario inglés -como hizo el juez Antonin Scalia [juez de 1986 a 2016 que argumentó que la Constitución debía interpretarse de acuerdo con el momento de su aprobación] en su triunfante opinión mayoritaria- para justificar el desmantelamiento de la república que está ocurriendo ahora mismo, ante nuestros ojos. También es absurdo, si nos referimos a Heller, pensar que este tipo de jurisprudencia conservadora ha sido tomada en serio en lugar de ser vista como la culminación de décadas de esfuerzos por parte de la NRA (Asociación Nacional del Rifle) y otras instituciones derechistas para transformar el poder judicial en un baluarte antidemocrático al servicio de los intereses de los ricos y poderosos.

La presidencia de Donald Trump, como siempre, ha aclarado las verdaderas motivaciones de la "América conservadora", que ya no pretende preocuparse por las sutilezas de las opiniones de los autores de la Declaración Inglesa de los Derechos Humanos. La razón por la que hay millones de armas en este país, la razón por la que miles de personas son sacrificadas cada año en el altar de las armas, es que una minoría insatisfecha de blancos en estas áreas rurales [pobres], con poca educación, ha hecho de esta arma el tótem tribal más poderoso del país. Estaban encantados de ver al Presidente expresar todos sus horribles sentimientos.

La superposición entre la política racista y la cultura de las armas de fuego se ilustra en color técnico con el tiroteo masivo en El Paso, que parece haber sido inspirado por el miedo y el disgusto del presunto tirador por una "invasión hispana de Texas", de acuerdo con un manifiesto en línea que se cree que es suyo [está confirmado] y que toma claras pistas en la retórica de Trump. La razón emergente es que los nuevos supremacistas blancos galvanizados están chocando con nuestra cultura nihilista de armas de fuego para producir una ola de masacres racistas, desde Charleston (disparando a la Iglesia Metodista Episcopal Africana en junio de 2015), hasta Poway (abril de 2019, disparando en una sinagoga en San Diego) y El Paso. Como escribió David Atkins en el Washington Monthly: "Tenemos un problema con las armas. Tenemos un problema de supremacía blanca. Están cada vez más entrelazados". De hecho, son, y siempre han sido, la misma cosa.

Los tiroteos masivos fueron llevados a cabo, por supuesto, por todo tipo de personas: misóginos violentos, yihadistas, enfermos mentales. Pero no son estos últimos los que se mantienen al margen, con los brazos cruzados, para impedir que el Congreso y las autoridades estatales adopten la reforma de control de armas; los que desarrollan una formidable y abundantemente financiada campaña política en la forma de la NRA, los que castigan a los parlamentarios que se atreven a salirse de la línea; los que tienen un control mortal sobre el alma condenada del Partido Republicano.

No, la cultura de las armas prospera gracias a los conservadores blancos que han invertido la mayor parte de su identidad política y cultural en el derecho a portar armas mortales. Son los conservadores blancos a los que el gobernador de Texas (desde 2015) Greg Abbott (republicano) intentaba hacer cosquillas cuando se divirtió twitteando hace unos años que estaba "avergonzado" de que su estado estuviera detrás de California en la compra de nuevas armas. Es a los conservadores blancos a quienes el senador de Texas John Cornyn tranquiliza cuando dice que "simplemente no tenemos todas las respuestas" cuando se trata de resolver problemas totalmente prevenibles como el asesinato en masa. Fueron los conservadores blancos quienes tomaron el poder sobre uno de los dos principales partidos del país y lo sometieron a sus caprichos retrógrados.

Para ellos, las armas de fuego no son una cuestión de caza o autodefensa, ni una cuestión de espíritu fronterizo u otras hojas de vid que se empuñan cada vez que su verdadera agenda comienza a manifestarse. Se trata de afirmar la superioridad de la identidad de un grupo, protegiéndolo tanto de amenazas reales (cambios demográficos inexorables) como imaginarias (invasiones de violadores y asesinos hispanos).

Sabemos esto porque la NRA transmite estos temores a sus propios asociados todo el tiempo. En 2017, unos seis meses después del comienzo de la presidencia de Trump, la NRA publicó un notorio anuncio en el que Dana Loesch [periodista, presentadora de televisión reaccionaria], la portavoz de la NRA en ese momento, enumeraba todos los crímenes que "ellos" -anonimizados- habían cometido contra "nuestro" modo de vida: comparar a Trump con Hitler, hacer que "su" historia fuera escuchada por las élites hollywoodienses, reclutar a "su" antiguo presidente (Obama) para dirigir la resistencia al hashtag resistencia. "La única manera de frenar esto, la única manera de salvar a nuestro país y nuestra libertad", dice, "es combatir esta violencia de mentiras con el puño cerrado de la verdad". El "nosotros frente a los demás" (la alterización), la paranoia, la llamada no demasiado sutil a las armas, son todas marcas de la propaganda de la supremacía blanca.

La NRA ha trapicheado en los  círculos racistas mucho antes de la era Trump, alcanzando una especie de pico ilusorio bajo la presidencia de Barack Obama ("su" ex-presidente). En un anuncio de 2015, el dirigente de la NRA Wayne LaPierre condenó a Obama por no tomar medidas enérgicas contra el crimen en su ciudad natal de Chicago, donde los "gángsters" y los "matones" estaban causando la "carnicería del Tercer Mundo" a través de sus actos violentos. Esto implica que el presidente negro estaba contento de eliminar las armas de los paletos blancos cada vez que se producían asesinatos en masa, pero guardaba silencio sobre el verdadero problema de las armas utilizadas por los criminales negros. "Espera un crimen que coincida con sus intenciones", dice LaPierre, "y culpa a la NRA". LaPierre añade: "Los estadounidenses buenos y honestos que viven en zonas rurales, en Nebraska u Oklahoma, o que tienen dos trabajos en el centro de Chicago o Baltimore... lo ven todo".

Por supuesto, los tiroteos masivos son responsables de sólo una pequeña fracción de las 33.000 muertes (por año) causadas por armas de fuego en este país. Un tercio de todas las muertes por armas de fuego pueden atribuirse a homicidios; la mitad de estas víctimas son hombres jóvenes y dos tercios de esta cohorte son afroamericanos. Pero, una vez más, no son los activistas afroamericanos los que protestan contra el control de armas con el pretexto de razones legales para armarse hasta los dientes y usar pancartas de "noli me tangere" ("ni me toques"). Son los conservadores blancos los que lo hacen, con el objetivo de consolidar su dominio mediante la disminución.

Los pistoleros de El Paso y Poway parecen representar una nueva y horrible tendencia, sus abominables actos forman un vínculo inequívoco con las canciones de Charlottesville (2) - "no nos harán cambiar" - y un Presidente que incita regularmente al odio racial y a la violencia. Pero estos tiroteos no habrían sido posibles sin un fenómeno más antiguo, incluso antes de la fundación de este país. El gran regalo que Donald Trump nos dio fue deshacernos de las pretensiones que durante mucho tiempo han rodeado el debate sobre el control de armas en particular, y la confrontación cultural [una especie de Kulturkampf estadounidense] en general. El originalismo constitucional [en el sentido anteriormente explicado por Antonin Scalia], llama a la larga y gloriosa tradición revolucionaria de la cultura de las armas, al "individualismo robusto" [todo el mundo puede tener éxito sin la ayuda del Estado] del ethos conservador al que incluso Obama y otros liberales han rendido homenaje, todo esto forma parte de una superestructura dispuesta sobre la base de que el poder de uno se perpetúa a expensas del otro. Tratar de resolver nuestro problema con las armas, así como muchos otros problemas, desde la atención de la salud hasta la desigualdad, es por lo tanto tratar de oponerse a este problema más amplio y antiguo de la supremacía blanca, que, si la presidencia de Trump nos enseña algo, sigue siendo el hecho esencial de la vida estadounidense.

(1) El demandante, Dick Anthony Heller, de 66 años, un guardia de seguridad armado, reclamó el derecho a mantener su arma en casa para ser usada en defensa propia. Desde 1976, la ley del Distrito de Columbia, sede de la capital federal, prohíbe la posesión de armas de fuego impidiendo su registro: los fusiles de caza deben ser desmontados en casa y durante el transporte, y las armas de fuego compradas antes de 1976 deben ser desactivadas con un candado de seguridad.

(2) En
Charlottesville, Virginia, un fascista blanco mató a una mujer al arremeter con su coche contra una multitud de manifestantes que se oponían a los neonazis y racistas blancos el 12 de agosto de 2017. Trump dijo que había "gente muy buena" en ambos lados y que la culpa era compartida.

https://newrepublic.com/article/154652/gun-culture-always-white-supremacy

Un asesinato judicial de la Guerra Fría: crónica del proceso contra los Rosenberg

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El 19 de junio se cumplió el 66 aniversario del asesinato judicial de Ethel y Julius Rosenberg, una joven pareja de Nueva York, cuya supuesta condición de espías soviéticos nunca se probó, a pesar de las mentiras, falsificaciones y engaños propagandísticos lanzados contra ellos desde entonces.

Acusados de espionaje, Ethel y Julius Rosenberg fueron electrocutados en nombre de lo que el director del FBI, J. Edgar Hoover, llamó “el crimen del siglo”. Fue el apogeo de la era McCarthy y la caza de brujas.

Todo había comenzado en 1948, comienzo de la histeria anticomunista en Estads Unidos. El propio gobierno había establecido un programa de vigilancia de la lealtad de los funcionarios y se habían creado muchos grupos, como el Comité Estadounidense para la Libertad Cultural, para encontrar a presuntos comunistas en el gobierno y los medios de comunicación.

Pero el senador Joseph McCarthy quería ir más allá. Era miembro del subcomité permanente de investigaciones del Senado y buscaba información sobre los comunistas que trabajaban en el gobierno de Truman. Con la ayuda del Comité de Actividades Antiamericanas de la Cámara de Representantes, McCarthy quería demostrar que el gobierno de Truman estaba infestado de comunistas que espiaban para Moscú.

En medio de la histeria, en 1949 el general George C. Marshall, del Departamento de Estado, fue acusado de haber “perdido” China a manos de Mao Zedong.

Lo que convirtió en particularmente infame al senador McCarthy fue su papel activo en la persecución y el encarcelamiento de miles de comunistas estadounidenses, entre ellos casi 150 dirigentes del Partido Comunista de los Estados Unidos (CPUSA), acusados de conspiración para derrocar el sistema constitucional estadounidense mediante una revolución comunista violenta.

Bajo la acusación de “comunistas” había de todo, incluso comunistas de verdad, aunque la mayor parte de las víctimas no sabían ni siquiera lo que era el comunismo. Muchos eran progresistas, pacifistas y sindicalistas, personas que se habían destacado en diferentes luchas.

Al amparo de la Ley Smith, cualquier miembro estadounidense del Partido Comunista podía ser procesado como traidor y espía soviético. Ni siquiera Hollywood se libró de la caza de brujas. Cientos de actores y actrices, directores, guionistas, productores, compositores de música, publicistas e incluso editores de teatro fueron incluidos en la “lista negra”, despedidos de sus trabajos o -como los “Diez de Hollywood”- encarcelados por sus simpatías y afiliaciones “comunistas”. Algunos famosos, como Charlie Chaplin y Bertolt Brecht, optaron por huir al extranjero en lugar de ir a la cárcel.

En 1945 Truman había asegurado repetidamente a los estadounidenses que la URSS no podría fabricar un arma nuclear durante los próximos 10 ó 20 años. Cuando en agosto de 1949 los soviéticos demostraron lo contrario, se buscaron traidores que espiaban para Moscú. Los soviéticos estaban tan atrasados que no eran capaces de fabricar la bomba atómica por sí mismos; alguien les había entregado el secreto desde dentro.

El senador McCarthy y el igualmente infame fiscal adjunto, Roy Cohn, que era el asesor principal de la Subcomisión Permanente de Investigaciones del Senado, acusaron públicamente a muchos conocidos y desconocidos “comunistas” de espionaje. Uno de los acusados era el oscuro propietario de un pequeño taller mecánico de Nueva York, David Greenglass, un joven sargento del ejército asignado al Proyecto de Manhattan en Los Álamos, Nuevo México, donde se desarrollaron las primeras bombas atómicas estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial.

Las acusaciones de Cohn contra Greenglass eran absolutamente infundadas ya que no había ni un solo testigo ni ninguna prueba que apoyara la acusación de espionaje. Era puro terrorismo legal; el fiscal lo utilizó para intimidarle y, temiendo por su suerte, Greenglass se prestó al típico cambalache judicial: implicó falsamente a su hermana Ethel y a su marido Julius, como admitió muchos años después. Mediante el terror el fiscal fabricó un testigo para la ocasión, alguien que iba a decir en el juicio lo que estaban buscando.

Basándose únicamente en el testimonio de Greenglass, los fiscales detuvieron, encarcelaron y llevaron a los estrados a Julius y Ethel Rosenberg por robar los secretos de la bomba atómica estadounidense y transmitirlos a Moscú. La joven pareja se negó a confesar que habían espiado para la URSS, que era el verdadero objetivo de la farsa judicial. Estados Unidos quería demostrar que los soviéticos no eran capaces de disponer de tecnología tan avazada.

Ante su negativa a confesar, comenzó la farsa. La fiscalía fabricó la mayoría de las pruebas. En flagrante violación de la ley estadounidense, Cohn, el fiscal Irving Saypol y el juez Irving Kaufman se pusieron de acuerdo entre ellos en secreto y con otros altos funcionarios del Departamento de Justicia, incluido el Fiscal General, Herbert Brownell. Jr., para llevar a los acusados a la silla eléctrica de la cárcel de Sing Sing, en Nueva York.

El presidente Eisenhower se negó a conmutar la pena de muerte por la cadena perpetua. Por presiones políticas, el Tribunal Supremo se negó a revisar las sentencias de espionaje de los Rosenberg y rechazó la suspensión de sus ejecuciones para reabrir el caso, a pesar de las protestas nacionales e internacionales y de los llamamientos a su apoyo. Sólo dos meses después, un bombardero soviético lanzó la primera bomba de hidrógeno operativa del mundo (termonuclear) en una prueba de superficie que demostró lo absurdo de la idea de que la URSS necesitara que robar los secretos atómicos de Estados Unidos para producir sus propias armas nucleares.

A lo largo de 66 años no ha aparecido ninguna prueba contra los Rosenberg y, por el contrario, se ha descubierto todo lo contrario. Ha quedado claro que la fiscalía ocultó o retuvo pruebas que confirmaban la inocencia de los Rosenberg. Ahora se acepta ampliamente que Ethel Rosenberg nunca fue una espía soviética y que los fiscales eran plenamente conscientes de ello. Madre de dos hijos pequeños, fue detenida y encarcelada como rehén por el FBI de J. Edgar Hoover, con el único propósito de chantajear a su marido, a fin de que confesara su culpabilidad y denunciara a otros espías soviéticos.

Aparte de una gran cantidad de “pruebas de referencia”, la fiscalía nunca presentó ningún hecho tangible que probara la existencia de una red de espionaje dirigida por Julius Rosenberg, alegando que estas pruebas documentales debían permanecer secretas por razones de seguridad nacional.

Incluso si las acusaciones de espionaje contra Julius hubieran sido verdaderas, se hicieron en nombre del aliado soviético estadounidense en tiempos de guerra y no tenían absolutamente nada que ver con el robo de información atómica. Pero el argumento jurídicamente ridículo del juez era que los Rosenberg habían puesto la bomba atómica en las “sangrientas manos” de Stalin, lo que habría conducido a la muerte de 54.000 soldados estadounidenses durante la Guerra de Corea (1950-1953), lo que importaba más a la furiosa opinión pública estadounidense y sellaba el destino de la pareja acusada.

Pero lo más trágico de este crimen judicial es que los británicos ya habían detenido y encarcelado al científico nuclear alemán Klaus Fuchs, quien les confesó que había enviado información secreta sobre la bomba atómica estadounidense a Moscú mientras trabajaba en el Proyecto Manhattan en Los Álamos durante la Segunda Guerra Mundial.

El frío asesinato de Ethel y Julius Rosenberg es un ejemplo de la atmósfera extremadamente cargada de la Guerra Fría de los años cincuenta. No sirvieron de nada las manifestaciones, las peticiones y las protestas de todo el mundo, plenamente conscientes del crimen que se estaba cometiendo.

Los Rosenberg fueron un chivo expiatorio fabricado para la ocasión. Cuando hacia 1958 la histeria se calmó un poco, los dirigentes del Partido Comunista, condenados y encarcelados al amparo de la Ley Smith, fueron puestos en libertad uno por uno por los tribunales. Es más, el Tribunal Supremo revocó sus condenas porque se habían obtenido de la misma manera que las de los Rosenberg.

El asesinato de los Rosenberg es muy diferente: hasta hoy la fiscalía y los tribunales se han negado obstinadamente a reconocer la inocencia de los dos acusados y a anular su sentencia de muerte.

Más información:
- La caza de brujas contra los comunistas en Estados Unidos
 

El imperialismo estadounidense dirige la desestabilización de Hong Kong

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Jimmy Lai con Mike Pence en la Casa Blanca
Wei Xinyan y Zhong Weiping

El 6 de agosto, los medios de comunicación de Hong Kong informaron de dos reuniones entre un consejero político de Estados Unidos y dirigentes separatistas. Julie Eadeh, que trabaja en el Consulado General de Estados Unidos en Hong Kong, fue captada por la cámara con dos figuras de la oposición, Martin Lee y Anson Chan.

Más tarde, ese mismo día, Julie Eadeh también tuvo un encuentro con Joshua Wong, uno de los dirigentes, en 2014, del movimiento Occupy Central.

Mucho antes de esas reuniones, había una creciente evidencia de la deliberada participación de Estados Unidos en el empeoramiento de la situación en Hong Kong. Los políticos estadounidenses se han reunido con Lee y otros dirigentes opositores de Hong Kong, incluido Jimmy Lai.

Esas reuniones solo han agregado combustible a los hechos criminales que ponen en peligro a Hong Kong.

China ha pedido repetidamente a Estados Unidos que deje de interferir en los asuntos internos de otros países, pero parece que este último no tiene intención de retirar su "mano entrometida".

El mensaje de protesta y los grupos asociados con él plantean una serie de preguntas sobre hasta qué punto el movimiento está organizado.

MintPress News, un sitio web de noticias de Estados Unidos, informó que algunos grupos involucrados en los recientes disturbios en Hong Kong recibieron fondos significativos del National Endowment for Democracy, que describió como "un grupo de poder blando de la CIA que ha desempeñado un papel crítico en innumerables operaciones de cambio de régimen llevadas a cabo por Estados Unidos".

Aunque se promociona como una "organización no gubernamental", el sitio web de la NED dice que "recibe una asignación anual del Congreso de los Estados Unidos a través del Departamento de Estado, para ayudar al gobierno de los Estados Unidos".

"La condición de ONG de NED le permite trabajar donde no hay relaciones de gobierno a gobierno y en otros entornos donde sería demasiado complicado trabajar para el gobierno de Estados Unidos".

NED se fundó en 1983, cuando el foco de atención hacia la CIA era tan intenso que debían encontrarse nuevos métodos, sin una conexión clara con el Gobierno de Estados Unidos, para promover los intereses norteamericanos en sistemas políticos extranjeros.

Al presentarse como una ONG independiente y privada, su función era hacerse cargo de los programas de cambio de régimen político de la CIA.

“No deberíamos tener que hacer este tipo de trabajo de manera encubierta. Sería terrible para los grupos democráticos de todo el mundo ser vistos como subsidiarios de la CIA", dijo elpresidente de NED, Carl Gershman, al New York Times en 1986. "Vimos eso en los años sesenta, y es por eso que se suspendió. No hemos tenido la capacidad de hacer esto, y es por eso que se creó la fundación".

En 1991, The Washington Post citó a otro fundador de NED, Allen Weinstein, quien dijo: "Mucho de lo que hacemos hoy fue hecho de manera encubierta hace 25 años por la CIA".

NED no oculta su apoyo a la "democratización" en ciertos países asiáticos, proclamando en su sitio web: "En 2017, la Fundación dio prioridad a los países de Asia... donde la NED estaba posicionada para tener el mayor impacto. Sobre la base de la estrategia de NED de años anteriores, los programas continuaron concentrándose en países clave dentro de cada subregión ”.

Voice of America entrevistó a Louisa Greve, entonces vicepresidenta de los programas de NED para Asia, Medio Oriente y África del Norte, en 2014. Dijo que la organización había estado financiando programas en Hong Kong durante aproximadamente dos décadas, con subvenciones por un total de varios millones de dólares. Greve dijo que el nivel de apoyo había sido constante durante ese período.

Voice of America afirmó que los tres socios de NED en Hong Kong fueron el Solidarity Center, con sede en Estados Unidos, y el Hong Kong Human Rights Monitor, que recibió subvenciones de alrededor de 150.000 dólares y había estado trabajando en Hong Kong desde 1997, y el National Democratic Institute de Estados Unidos, que tenía una subvención de 400.000 dólares.

MintPress News publicó que la financiación de NED a grupos en Hong Kong en realidad se remonta a 1994, con HKHRM recibiendo más de 1.9 millones de dólares entre 1995 y 2013.

El sitio web del NED muestra que otorgó 155.000 dólares a Solidarity Center y $ 200,000 al National Democratic Institute para trabajar en Hong Kong, y 90.000 dólares al Hong Kong Justice Center en 2018. El National Democratic Institute recibió 650.000 dólares de 2016 a 2017, y Solidarity Center 459,865 dólares de 2015 a 2017.

A través del trabajo de sus tres socios en Hong Kong, NED ha mantenido estrechas relaciones con otros grupos en la región.

Un episodio de The News, con Rick Sanchez, en el canal de televisión RT de Rusia, reveló en julio que seis organizaciones están recibiendo dinero y trabajando con NED. Son el HK Institute of Human Resource Management, la HK Confederation of Trade Unions, la HK Journalists Association, el Civic Party, el Labor Party y el Democratic Party, cuyo presidente fundador es Martin Lee.

Todos ellos miembros del Civil Human Rights Front [Frente Civil de Derechos Humanos], una coalición de los medios de comunicación de Hong Kong, incluido el South China Morning Post y el Hong Kong Free Press que, digamos, es el organizador de las manifestaciones en contra de la ley de extradición.

En una entrevista en el programa DEFCON 3, de Fox News, en 2014, Michael Pillsbury, miembro del Hudson Institute, dijo que Estados Unidos tiene cierta influencia sobre asuntos políticos en Hong Kong.

"También hemos financiado con millones de dólares programas a través del National Endowment for Democracy... así que, en ese sentido, la acusación china (de que Estados Unidos jugó un papel en las protestas de Hong Kong) no es totalmente falsa", dijo.

Es inconcebible que los organizadores de las protestas actuales de Hong Kong desconozcan los lazos de la NED con algunos de los miembros de la coalición. En su entrevista con VOA en 2014, Greve dijo que los activistas conocían los riesgos de trabajar con socios de NED, "pero aún así, sostienen que 'la cooperación internacional es legítima'".

En marzo, el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, se reunió con Anson Chan y los legisladores de la oposición Charles Mok y Dennis Kwok en Washington.

Dos meses después, Lee visitó Estados Unidos y se reunió con el Secretario de Estado de los Estados Unidos Mike Pompeo y participó en un evento organizado por NED.

A principios del mes pasado, Lai se reunió con políticos estadounidenses como Pence, Pompeo, el asesor de seguridad nacional John Bolton y algunos senadores republicanos.

La misma secuencia de eventos ocurrió en el movimiento ilegal Occupy Central en 2014.

Lee y Chan discutieron planes para Occupy Central con Greve en Washington en abril de 2014, y le informaron sobre el movimiento, sus actores clave, su agenda y sus demandas.

Dos días después, Martin Lee y Anson Chan se reunieron con el entonces vicepresidente estadounidense Joe Biden.

NED es descrita por el historiador estadounidense William Blum como una organización que a menudo hace exactamente lo contrario de lo que su nombre implica, nunca ha cesado en su intromisión mundial. Utiliza la democracia como herramienta de para avivar las "revoluciones de color" en todo el mundo.

El South China Morning Post, la National Endowment for Democracy aporta más de 170 millones de dólares cada año a "sindicatos, facciones políticas, clubes de estudiantes, grupos cívicos y otras organizaciones".

En la década de 1980, financió "fuerzas democráticas" en Checoslovaquia, Hungría, Rumania y Bulgaria para agitar el "cambio de régimen", según informe del Washington Post de 1991.

Más recientemente, ha tratado de influir en las elecciones en Mongolia, Albania, Bulgaria y Eslovaquia y ha construido "movimientos contra Rusia en ... Ucrania, Bielorrusia, Moldavia, Georgia, Serbia, Kosovo y Bosnia-Herzegovina", según Stephen Kinzer, un especialista en asuntos internacionales y públicos de la Brown University, quien dijo que la organización debería llamarse más apropiadamente el "Fondo Nacional para Atacar la Democracia". NED también ha dado dinero a "grupos cívicos" en las regiones autónomas de China Xinjiang Uygur y Tibet para sabotear la estabilidad de la región.

Zhang Guoqing, experto de la Academia China de Ciencias Sociales, declaró a Global People que, NED es experta en la planificación de "revoluciones de color" en todo el mundo, especialmente en Asia Central, Oriente Medio y América del Sur. Este tipo de "revoluciones" se ha convertido en una importante herramienta política para el intervencionismo y los “cambios de régimen” de Estados Unidos, dijo Zhang. Estados Unidos afirma estar salvaguardando la democracia en todo el mundo, pero de hecho, está llevando la desestabilización a los países señalados como su objetivo a expensas de los contribuyentes estadounidenses.

http://www.chinadaily.com.cn/a/201908/17/WS5d578b28a310cf3e355664f1_1.html

Se cumplen 50 años de la intervención del ejército británico en Irlanda del norte

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Hace 50 años los soldados británicos se desplegaron por primera vez en Irlanda del norte, después de tres días de violentos disturbios en el bastión católico de Londonderry. La Operación Banner, inicialmente diseñada como una intervención limitada, duró 38 años, convirtiéndose en la operación más larga en la historia del ejército británico.

Londonderry, la única ciudad de Irlanda del Norte de mayoría católica, ya había sido escenario de disturbios en octubre de 1968, tras la represión de la policía de una manifestación en favor de los derechos civiles.

El 12 de agosto de 1969 la protesta estalló de nuevo con ocasión de una provocación protestante organizada cerca del barrio católico del Bogside. Durante tres días y dos noches, se produjeron violentos enfrentamientos con la policía, apoyada por voluntarios protestantes, y los católicos, principalmente jóvenes, refugiados detrás de las barricadas.

La agitación se extendió a otras siete ciudades, entre ellas la capital de la provincia, Belfast, donde el 15 de agosto aparecieron los primeros muertos.

Superado, el gobierno de Irlanda del Norte lanzó, el 14 de agosto, una petición de ayuda al primer ministro británico, Harold Wilson. El mismo día, 300 soldados británicos llegaron a Londonderry. En el momento más intenso de su presencia, cerca de 30.000 fueron desplegados en el Ulster.

En un primer momento, los católicos de Londonderry dispensaron una "acogida calurosa a los soldados británicos" y celebraron "cantando y bailando" la retirada de la policía, acusada de estar del lado de los protestantes. Pero la opinión pública cambió rápidamente y el ejército británico fue a su vez acusado de parcialidad en favor de los protestantes.

En 1970 apareció el IRA "provisional", nacido de las cenizas del antiguo Ejército Republicano Irlandés, cuya guerrilla había conducido en 1921 a la partición de la isla en una república independiente al sur y una provincia del Reino Unido en el norte.

La organización clandestina lanzó una campaña de atentados contra las tropas de la Corona, matando a un primer soldado en febrero de 1971. En el campo unionista, las milicias de extremistas protestantes respondieron.

El domingo 30 de enero de 1972, paracaidistas británicos dispararon contra una manifestación pacífica de católicos en Londonderry, dejando 14 muertos. Tres días después de aquel Domingo Sangriento, la embajada británica en Dublín fue reducida a cenizas por una multitud enardecida.

El 24 de marzo el gobierno británico suspendió las instituciones de Ulster e impuso su administración directa.

En 1974 el IRA extiendió sus ataques mortíferos a Gran Bretaña. Los atentados en los bares de Guilford, Woolwich y Birmingham dejaron una treintena de muertos.

El 27 de agosto de 1979 la organización golpeó por primera vez a la familia real: Lord Mountbatten, primo de la reina Isabel II y último virrey de las Indias, fue ejecutado por una bomba colocada en un barco en el noroeste de Irlanda. El mismo día, 18 soldados británicos murieron en Ulster.

El 10 de abril de 1998, después de años de negociaciones, Londres, Dublín, los dirigentes unionistas y los independentistas norirlandeses firmaron en Belfast un acuerdo de paz apoyado por el IRA. El acuerdo del Viernes Santo puso fin a una guerra que dejó más de 3.500 muertos.

En 2005 el IRA ordenó el desmantelamiento de su arsenal y Reino Unido redujo progresivamente el número de sus soldados.

La operación Banner finalizó oficialmente el 31 de julio de 2007.

Más información:
- La masacre del ‘Domingo Sangriento’ en Irlanda

- Entrevista al IRSP irlandés

- Facebook y Twitter censuran las cuentas irlandesas que vinculan con el Nuevo IRA
- Tampoco hay paz en Irlanda del norte: la policía mata a tiros a una periodista
- Detenidos dos jóvenes acusados del asesinato de la periodista McKee en Irlanda del norte
- El Nuevo IRA reivindica el atentado que causó la muerte de la periodista McKee
- El IRA continúa la lucha armada en Irlanda del norte
- Las llagas del Ulster siguen abiertas por los atroces crímenes cometidos por los británicos
 

El caso del ‘chequista’ Saturnino Andrés Alba fusilado en Madrid por los fascistas tras la correspondiente farsa judicial

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Fernando Hernández Holgado

Si buscamos en la red el nombre de Saturnino Andrés Alba, nos encontraremos con dos entradas de noticias suyas de un mismo periódico, el ABC, con una distancia de casi ochenta años. La primera pertenece al archivo histórico digital del medio: el 2 de mayo de 1939, un largo artículo con el título “Siguen practicándose detenciones de sujetos acusados de asesinatos y robos” desgranaba una larga lista de nombres asociados a crímenes, a cual más truculento, desde “capitanes rojos” a “responsables de checas”. Uno de esos nombres era el de Saturnino Andrés, “de la CNT, que formó parte de la checa del cine Europa; se le acusa de haber cometido numerosos asesinatos, entre ellos el de una religiosa”. Los periódicos de la época  Arriba, Ya, Informaciones- publicaban esta clase de partes oficiales para jalear la campaña represiva contra sus oponentes políticos. Aquellos que los abrían sabían leer entre sus líneas la cotidiana realidad que se desarrollaba detrás: la de una serie continua de encarcelamientos y ejecuciones en las mismas cárceles y, principalmente, en las inmediaciones del cementerio del Este o de la Almudena.

Resulta casi grotesco que solo en 2018 se haya podido aquilatar la cifra más o menos exacta de ejecuciones -por fusilamiento y por garrote- producidas entre abril de 1939 y febrero de 1944 en Madrid capital, en un trabajo encargado por el anterior Ayuntamiento -por la ya desaparecida Oficina de Derechos Humanos y Memoria, que facilitó el acceso de un equipo de historiadores a la documentación del cementerio-, y que hasta el momento asciende a 2.936, ochenta de ellas mujeres. El estudio sobre la cifra y datos básicos de estas 2.936 personas debía servir precisamente para inscribir sus nombres completos en un monumento proyectado en el cementerio de la Almudena por el prestigioso artista Fernando Sánchez Castillo, actualmente paralizado por el actual consistorio.

Fue precisamente para denostar este proyecto apenas presentado que el periódico ABC publicó una relación de 335 personas -de estas 2.936 ejecutadas- que, en su condición de presuntos “chequistas”, siempre según este medio, no debían figurar en el monumento proyectado. La página de portada del día 19 de febrero de 2018, con el titular “Carmena homenajeará a 335 chequistas en un Memorial”, recogía una relación de los nombres y apellidos de los mismos en telón de fondo, por detrás de una fotografía de Carmena. Así, cerca de ochenta años después, volvía a aparecer el de Saturnino Andrés Alba.

No me referiré aquí a la polémica surgida en su momento, que salpicó al ya desaparecido Comisionado de Memoria Histórica del Ayuntamiento, y en la que tuve ocasión de intervenir como responsable del equipo de historiadores mencionado. Por otra parte, las asociaciones memorialistas encabezadas por Memoria y Libertad, el colectivo de familiares de víctimas del franquismo en Madrid, llevan ya tiempo denunciando la situación por la parte que les toca. Mi intención es doble. La primera es la de examinar la documentación conservada sobre uno de estos 335 casos de “chequistas” y leerla con un sentido crítico, a la luz de otras fuentes e informaciones. La segunda es la de reflexionar, también como historiador, sobre esta mala práctica de utilizar la -mala- historia como arma política de ocasión, sin reparar en el daño que pueda hacerse a las familias de las personas mencionadas. Porque detrás de cada nombre, de cada uno de estos nombres que deberían figurar en el proyectado monumento de recuerdo, y que durante décadas han estado ocultados cuando no vilipendiados, hay una familia. Es una cuestión de rigor historiográfico, desde luego, pero también, y sobre todo, de sensibilidad moral. Y, para ello, bien podemos empezar con uno de esos 335 nombres a los que, casi ochenta años después de su ejecución sumaria, se pretende condenar por segunda vez al olvido remachando de paso la calumnia de la que fue víctima en 1939. Empecemos pues por Saturnino Andrés Alba, el presunto “chequista”.

1. La acusación

Había transcurrido justamente un mes desde la entrada oficial de las tropas sublevadas en Madrid cuando el albañil Saturnino Andrés Alba Millán, de 48 años de edad, fue detenido en el barrio de Tetuán donde residía por tres agentes del Servicio de Investigación Político-Militar (SIPM) de Cuatro Caminos, compuesto mayoritariamente por miembros de la Falange clandestina y policías y militares de la República que habían trabajado como “quintacolumnistas” durante la guerra. Eran Adolfo del Yerro, Gregorio Triviño y otro Saturnino, este de apellido Millán. Es de suponer que Adolfo del Yerro Rodríguez, la voz cantante de los tres, se había bregado como “quintacolumnista”, ya que justo un año atrás, a finales de abril de 1938 figuraba como sargento del Ejército de Maniobra en Madrid. Lo mismo podría decirse de Gregorio Triviño Utesa, nombrado auxiliar de la Dirección General de Seguridad en mayo de 1936. En este primer atestado policial, los tres agentes justificaron la detención alegando “fundadas” sospechas de que el albañil había pertenecido a la “checa” del cine Europa, en Cuatro Caminos, y de que había violado a una monja a la que asesinó después.

Saturnino Andrés firmó su declaración recogida a máquina con una firma llamativamente temblorosa –que contrastaría con las firmas posteriores de las sucesivas declaraciones ante el juzgado-, elocuente indicio del maltrato sufrido a manos de dichos policías. A veces un simple trazo irregular en un documento escrito puede informar tanto como las palabras que reproduce. Palabras, por cierto, que todo historiador debería someter siempre a crítica –al igual que ocurre con los “subjetivos” relatos orales- no tanto por lo que dicen sino por cómo lo dicen, y aún más por lo que ocultan. Porque, ¿sabemos de alguna dictadura del siglo XX que haya levantado escrupulosa acta de una sesión de tortura, práctica a la que tanto se recurrió, y más aún durante la posguerra española? La dictadura franquista no, desde luego. Y torturas hubo durante toda la dictadura, y especialmente en los exaltados y vengativos momentos de la conquista y ocupación del Madrid republicano.

En aquella primera declaración ante la policía de fecha 30 de abril de 1939, Saturnino reconoció haber pertenecido a la CNT –un dato habitual, dado que la sindicación fue obligatoria durante la guerra- y haber estado de guardia en el “Europa” cuando un tal “Cándido” y un tal “Avelino” llevaron un día al cine a una “monja medio desmayada y con las ropas desgarradas”, y que esa misma noche “los citados se la llevaron, acompañados por el declarante, en coche hasta las cercanías del Alto del Hipódromo”, donde le dispararon varios tiros y regresaron al Europa.

2. Un paréntesis: la sugestión de la palabra escrita

Hasta ahí esa primera declaración de fecha 30 de abril, escrita a máquina en el cuartel del SIPM, con la temblorosa firma de Saturnino debajo. Nunca deja de asombrarme el tremendo poder de sugestión de veracidad, casi fetichista, de la palabra escrita, sobre todo cuando se trata de un documento oficial, en este caso del subgénero político-jurídico. La sugestión no es otra que la de su presunta “objetividad” –en contraste con un relato a viva voz, en primera persona- pero un mínimo examen siempre nos informa de las importantes mediaciones que contiene. Para empezar, ese uso de la tercera persona –la del “declarante”- con el que se pretende mantener una distancia, objetivizar un relato con una frialdad que no puede contrastar más con la escena a la que, desgraciadamente, no podemos llegar más que con la imaginación, eso sí, partiendo de indicios: la de un hombre convertido en un animal acorralado. En segundo lugar, el lenguaje, que no es otro que es el de un formalismo secular –aquí se nos representa la importancia del funcionario escribiente, del secretario del atestado policial- en sus expresiones, tan alejadas seguramente del habla vulgar de los policías que detuvieron a Saturnino. El resultado no habría podido ser otro que respuestas construidas sobre las propias alambicadas preguntas, a partir de lo que seguramente no serían más que monosílabos pronunciados por el “declarante”, y concretamente el monosílabo buscado por los policías, el que justificaba la acusación.

3. De la comisaría a la cárcel

Pero volvamos a nuestro caso, y retengamos de momento los evanescentes detalles de la acusación: no hay apellidos, sino solo un tal Cándido y un cual Avelino, y la ejecución de una monja desmayada y con las ropas desgarradas. Cuando Saturnino vuelve a declarar, menos de quince días después, lo hace ya ante el juez militar de guardia de Chamberí, distrito al que pertenecía el comité de defensa instalado en el cine Europa desde la sublevación. Aquí se produce ya una importante diferencia por lo que se refiere al contexto de la declaración. Esta vez no se trata de la primera declaración obtenida seguramente bajo tortura en una dependencia policial, sino de una presentada ante el juez militar de guardia en ocasiones en la propia prisión, en locutorio judicial. Ha pasado ya algún tiempo, es posible que el acusado se haya recuperado físicamente en la prisión de Yeserías –por lo general todos los relatos orales coinciden en el alivio que suponía el paso de la comisaría a la cárcel- y haya podido armar de mejor manera su argumentación de defensa. Efectivamente, con fecha 13 de mayo, Saturnino empezó negando haber pertenecido a la “checa” del Europa y colaborado en ejecución alguna para afirmar, no sin un dejo de orgullo –imaginamos-, que había pertenecido a la UGT desde 1914 hasta 1934, y después a CNT. Continuó después reconociendo que se había presentado como voluntario en el Europa –que no en la “checa”- y que después estuvo “fortificando” en Toledo, donde prestó asimismo servicio en un hospital confederal.

Al contrario que en la declaración del atestado policial de abril, la declaración ante el juez militar de 13 de mayo resulta rica en datos y referencias de lugares, que no de nombres. Cabe aquí imaginar que no se trató de una ristra de monosílabos en respuesta a preguntas más o menos artificiosas o efectistas. El orgullo sindical del viejo albañil se manifestaba en el dato del reconocimiento de su primera afiliación a la UGT ni más ni menos que en 1914 –en los archivos policiales, los datos históricos de afiliaciones o actuaciones sindicales no solían retrotraerse más allá de 1934-, así como en su paso a la CNT, que seguramente algo tendría que ver con los sucesos de octubre. En esta primera declaración ante el juez, Saturnino reconoció también su incorporación como voluntario al “Europa”. No a la “checa” –término de los “otros”, que no de los propios- sino a lo que había significado “el Europa” del verano de 1936, un comité de defensa confederal que no se limitó a labores de seguridad interior en situación de guerra -y “revolución”- sino también a la la organización de abastos y repartos de alimentos, talleres, comedores sociales, formación política y actividades educativas. En cuanto a las labores de fortificación y asistencia en hospitales, no eran de extrañar en un hombre ya bien entrado en los cuarenta, poco apto por tanto para el combate en los frentes.

4. La instrucción

Cuando efectuó esta primera declaración ante el juez de guardia el 13 de mayo, Saturnino se hallaba encarcelado en la abarrotada prisión de Yeserías, una de las más de veinte que salpicaban la capital por aquel entonces. Poco más de una semana atrás su nombre había aparecido en la noticia de prensa reseñada al principio de este artículo como “acusado de haber cometido numerosos asesinatos, entre ellos el de una religiosa”, en tanto que componente de la “checa” del cine Europa. La prensa alimentaba por entonces los ánimos revanchistas sin escatimar hipérboles, como la de que catorce individuos habían sido acusados de cometer, solamente ellos, mil asesinatos, recogida en esa misma noticia.

La Auditoría de Guerra, órgano centralizador de la justicia militar, encargó el día 23 de mayo la instrucción de la causa al juzgado de instrucción número 5 de Madrid, de manera que todas las diligencias efectuadas hasta el momento se remitieron a dicho juzgado. Entre ellas, el puesto de la guardia civil de Tetuán –barrio donde estaba domiciliado el procesado- aportó informes de su actuación anterior a 1936, un clásico en la casuística de la represión franquista en Madrid, ya que al contrario de lo que ocurrió en otros lugares, como Barcelona, los archivos policiales de la capital se habían conservado durante toda la guerra. Estos archivos proporcionaron una munición importante para la instrucción de los sumarios militares de posguerra, donde el simple hecho de haber roto una farola durante la insurrección de octubre de 1934 podía reforzar gravemente la incriminación del perseguido.

En su declaración ante el juez instructor de 7 de junio de 1939, Saturnino solamente reconoció que había sido “obligado” a fortificar. Es posible que, conociendo por entonces otros casos similares al suyo en Yeserías, alterase su declaración convencido ya de que el simple reconocimiento de haber participado voluntariamente en labores de retaguardia le acarrearía una condena grave, para no hablar de la de haberse presentado como voluntario en el cine Europa, registrada incluso en prensa. En esa fecha aportó ya informes favorables de sus vecinos dirigidos al SIPM de Cuatro Caminos –su esposa y cinco vecinos más- acerca de su conducta moral, su carácter trabajador y el dato de que no estuvo envuelto en actos violentos durante la guerra. Seguramente hemos de ver aquí la mano de su esposa, como la de tantas mujeres que, con sus maridos en prisión, se afanaron en buscar avales favorables que nunca estaban exentos de peligro para aquellos que los firmaban. Y he aquí que tropezamos con la primera sorpresa, que hizo trastabillar la instrucción: el propio SIPM de Cuatro Caminos informó con fecha 9 de junio de que el procesado presentaba una “excelente conducta y era un excelente trabajador”.

Dadas las contradicciones obrantes en la causa, la instrucción hubo de prolongarse durante todo el mes de junio, cuando, tratándose de presunto autor o cuanto menos cómplice de la violación y del asesinato de una monja, el consejo de guerra y la consiguiente ejecución deberían haberse tramitado con gran celeridad. Durante esta instrucción prolongada, uno de los agentes del SIPM de Cuatro Caminos que lo detuvieron, Adolfo del Yerro Domínguez, se ratificó en sus acusaciones del 13 de mayo.

Vamos con la segunda sorpresa. Con fecha 23 de junio, la delegación de la Falange de Chamberí en Cuatro Caminos afirmó que Saturnino efectivamente estuvo en el “Europa” pero que trabajó después como encargado en el cementerio del Este, señalando que el procesado “no ha debido de tener una actuación muy destacada ni ha debido de participar en ningún hecho delictivo”. A la altura de la primavera de 1937, la plantilla de la necrópolis del Este había quedado mermada por las movilizaciones y los vacíos se cubrían con personal no cualificado, mayor de 45 años, nombrado por las organizaciones sindicales: seguramente ese sería el caso de Saturnino. Y haber trabajado en el cementerio del Este durante la guerra no supondría precisamente un grave cargo a ojos de las nuevas autoridades, al menos a partir de la primavera de 1937, con su director y consejero delegado de cementerios de Madrid, el cenetista Melchor Rodríguez, El Ángel Rojo, favoreciendo bajo mano a gentes de derechas con la concesión de nichos y tumbas. Y no ya la Falange de la delegación de Chamberí, sino el propio Ayuntamiento de Chamartín de la Rosa –al que pertenecía Saturnino en razón de su domicilio en Tetuán- en un informe de conducta firmado el 27 de junio afirmó ignorar que el procesado hubiera cometido crímenes.

5. La sentencia

Los informes parecían favorecer al procesado. Cualquier proceso judicial mínimamente garantista, incluso dentro de la jurisdicción militar, habría exonerado a Saturnino. Una primera declaración no ratificada realizada en condiciones harto especiales, una grave acusación formulada sin nombres completos -el de sus cómplices, el de la monja- ni detalles; varios informes oficiales no demasiado desfavorables –uno municipal, otro de la propia Falange de Chamberí-; avales de vecinos... Si el sistema represivo hubiera sido coherente con su propia parafernalia de simulacro jurídico, el procesado habría debido librar la vida cuando menos. Pero lo que reveló el sistema fue precisamente la gratuidad del simulacro. Porque todo volvió al punto de partida, a aquella primera declaración de los tres agentes del SIPM de Cuatro Caminos que detuvieron y seguramente torturaron a Saturnino para que se incriminara como uno de los ya clásicos “chequistas” del Europa, en la terminología revanchista de las nuevas autoridades.

El último informe del jefe de información de Falange en Tetuán –seguramente relacionado con los tres agentes del SIPM de la primera acusación- incorporado a la instrucción del sumario, alegó que alguien “había oído jactarse” a Saturnino de “haber participado en el asalto al cuartel de la Montaña y de haber violado a una monja”. Mayor vaguedad no cabe, cuando ni siquiera se nombra a ese “alguien” que supuestamente oyó “jactarse” a Saturnino. Pero finalizada la instrucción, fue esta la versión que quedó consagrada en los escritos del auto resumen y del fiscal, y que terminó reproduciéndose en la sentencia con condena a muerte de 12 de agosto. Y es que la sentencia estaba ya escrita desde aquella primera detención de abril, cuando se acusó a Saturnino de pertenencia a la “checa” del Europa y del crimen de la monja. Si acaso, la posterior aparición de algunos palos en las ruedas –de cierta importancia, a juzgar por las contradicciones entre los informes de las autoridades falangistas de Tetuán y Cuatro Caminos- solo sirvió para que se reforzara la acusación inicial con otras sobrevenidas y de lo más tópicas, como la de haber participado en el asalto al cuartel de la Montaña, porque si hacemos caso de las acusaciones recogidas en los miles de sumarios de posguerra, medio Madrid había colaborado en dicho asalto, o incendiado la iglesia de San Luis, por citar otro ejemplo citado ad nauseam.

6. Destinos dispares

Los policías del SIPM que sostuvieron la burda acusación contra Saturnino, dos de ellos al menos, continuaron ejerciendo su profesión durante años y fueron condecorados por ello. En 1960, el inspector jefe Adolfo del Yerro Rodríguez fue ascendido a comisario de segunda clase del cuerpo general de policía. El también comisario del mismo cuerpo Saturnino Millán Criado recibió la cruz con distintivo blanco al mérito policial en 1965.

Saturnino Andrés Alba, natural de Alcalá de Henares y avecindado en Tetuán, hijo de Tomás y de Francisca, esposo de Enriqueta y padre de siete hijos, albañil, fue fusilado en las inmediaciones del cementerio del Este el 2 de diciembre de 1939 junto con otras veintiuna personas. Como se apuntaba al principio, es uno de los 335 nombres a los que medios de derecha y la actual corporación municipal madrileña quieren negar su inscripción en el proyectado monumento a las personas ejecutadas durante la posguerra en Madrid –y de paso los de las más de dos mil seiscientas personas ejecutadas restantes- basándose en la difusa y ofensiva acusación de “chequista”, oprobioso término del franquismo que dichos medios parecen saborear como un caramelo. Más arriba comentábamos el paralelismo de las dos entradas del periódico ABC, con una diferencia de casi ochenta años. De 1939 a 2018, los mismos términos, el mismo lenguaje, las mismas ofensas.

Si el actual Ayuntamiento de Madrid persiste en su actitud de bloqueo al monumento y a la inscripción de todos los nombres –los de las 2.936 personas ejecutadas en el periodo 1939-1944- por su incuestionable condición de víctimas de los procesos represivos de la dictadura, faltos de toda garantía jurídica, habrán validado con ello los irregulares procesos incoados contra decenas de miles de personas, al margen de las acusaciones de las que cada uno fuera objeto. Habrán sancionado y ratificado farsas judiciales arbitrarias y de ánimo tan revanchista como la de Saturnino Andrés Alba. Es lo que hizo ya el periódico ABC al exhibir y publicar los nombres de los supuestos “chequistas” hace año y medio con el único propósito de insultar su memoria y a sus familiares. Solo que ahora se trata de borrarlos efectivamente del monumento proyectado y ahora en suspenso, de desterrarlos de la memoria pública, cohonestando de paso los procedimientos criminales del franquismo... más de cuarenta años después de la muerte del dictador.

https://www.nuevatribuna.es/articulo/cultura—ocio/caso-fusilado-saturnino-andres-alba/20190722174903164707.html

Hong Kong y Moscú: autopsia de las ‘revoluciones de colores’

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Manifestación en Hong Kong
Dmitry Orlov

En las últimas semanas se han producido dos intentos paralelos de revolución del color, uno en Moscú y otro en Hong Kong. Si bien un observador ocasional podría pensar que el vínculo entre ambos es, en el mejor de los casos, tenue, una mirada más atenta revela que la metodología es exactamente la misma que se ha utilizado con éxito en los diversos ejercicios de cambio de régimen en el pasado -más de una vez en el caso de Ucrania-, pero que recientemente muchos de ellos han tardado en desarrollarse.

En particular, una de estas revoluciones ya había fracasado decisivamente en Rusia. La Revolución de la Cinta Blanca en la Plaza Bolotnaya ("marisma") en Moscú el 6 de mayo de 2012, justo antes de la reelección de Putin como presidente, no condujo a ninguna parte; en este caso, los cambios de régimen fueron contraproducentes, el objeto era más grande de lo que la gente podía tragar, y sus agentes locales en la "oposición" están ahora entre las personas más despreciadas de toda Rusia. Y ya había fracasado decisivamente en Hong Kong durante la "Revolución de los Paraguas" de 2014; después de 75 días de protesta, se debilitó y se restableció el orden público.

Estaba listo para declarar la Unión de la Revolución de Color casi muerta en 2016; ahora estoy listo para confirmar que está tan muerto como un clavo en la puerta. Entonces, ¿por qué sus miembros se siguen movilizando?, ¿Quizás no saben que está muerta? Parece que las organizaciones muertas, especialmente las que cuentan con una buena financiación, apenas se diferencian de, por ejemplo, los ciempiés parcialmente aplastados o los pollos sin cabeza: pueden excluir voluntariamente cualquier reconocimiento de su desaparición prematura y persistir en un estado zombie. Así, la CIA, el Departamento de Estado de Estados Unidos, USAID, varias ONG occidentales y los medios de comunicación occidentales confían en movimientos altamente coordinados que intentan fomentar la revuelta, socavar la autoridad legítima e instalar un gobierno títere, siguiendo la guía oficial de las Revoluciones de Colores, que han sido cuidadosamente elaborada en todos sus detalles. ¡Lástima! Su metodología ya no funciona.

Por lo tanto, la solución alternativa es simplemente pretender que la metodología sigue funcionando. En lugar de intentar producir "hechos sobre el terreno" (esta expresión terriblemente gastada; como si los hechos relevantes también pudieran levitar por sí mismos o cavar un túnel a través de una montaña), el supuesto movimiento de protesta se convierte en una sesión de fotos escenificada. La periodista canadiense Eva Bartlett (que ya había informado sobre la situación real en Siria y Gaza, pasando por alto los embargos de los medios de comunicación occidentales) asistió el pasado fin de semana a la "manifestación/concierto público/algo por fin" sobre la avenida Sajarov en Moscú, e informó de que la multitud, unas 20.000 personas (pocas según los estándares moscovitas), se mostraba letárgica y apática. Unos pocos grupos pequeños de personas subieron a la galería durante unos minutos cantando consignas genéricas de protesta, una detrás de la otra, para las cámaras, y luego bajaron a mezclarse con la multitud.

Esta vez, la protesta, manifestación, mitin o concierto -no importa cómo lo llames- fue aprobada por el gobierno de la ciudad, así que nadie fue detenido y no hubo violencia. Pero en las dos ocasiones anteriores, hace dos o tres fines de semana, la multitud se reunió donde no debía y, en cada caso, unas mil personas fueron detenidas. La mayoría de ellos fueron multados (su transgresión fue administrativa y no penal) y puestos en libertad, mientras que los que arrojaron pedazos de asfalto o de basureros a la policía fueron detenidos y llevados ante la justicia como delincuentes. Según los estándares de Moscú, las multitudes eran aún más pequeñas que el fin de semana pasado y se habían reducido a la mitad de un fin de semana a otro.

Hay que subrayar que la manifestación de Moscú fue innecesaria. Una mujer llamada Lyubov Sobol, muy odiada y bastante desagradable, asociada a Alexei Navalny, miembro clave de una ONG occidental (que, según los medios de comunicación occidentales, es una figura importante en la oposición rusa), además de otras figuras igualmente oscuras, pidió que fuera elegida en las próximas elecciones al Consejo Municipal de Moscú. No consiguieron recoger suficientes firmas y, por lo tanto, recurrieron a la falsificación de firmas. Esto fue descubierto y sus peticiones fueron rechazadas. No les gustó esta decisión, así que organizaron manifestaciones. Pero en lugar de realizar manifestaciones donde se les permitía (de nuevo en la avenida Sajarov), empezaron a bloquear el tráfico y a atacar a la policía.

Cabe señalar también que la mitad de las personas detenidas, al parecer por protestar contra las elecciones municipales de Moscú, no eran de Moscú y que un gran número de ellas no eran rusas. Queda por ver cuántos de ellos fueron pagados por estar allí y el precio de su asistencia. Es interesante notar que Alexei Navalny está siendo investigado por el blanqueo de mil millones de rublos de fondos obtenidos ilegalmente. Aparentemente, sus voluntarios (muchos de los cuales eran menores de edad y demasiado jóvenes para ser considerados penalmente responsables, y de una edad en la que los niños y niñas pueden ser seducidos por la simple oferta de hacer algo vagamente ilegal, agitación y rebeldía) depositaron pequeñas cantidades de dinero en efectivo en las máquinas expendedoras para que su tesoro pareciera ser el resultado de muchas donaciones individuales. También tenía curiosidad por ver cómo Sobol, cada vez que era detenida, recordaba de repente que tenía una niña en casa y pedía ser puesta en libertad.

También se tomó nota de la utilización por otros organizadores de niños en cochecitos y personas mayores y discapacitadas como escudos humanos, que fueron grabados en cámara y vigilados por las autoridades.

Por lo tanto, es seguro decir que las protestas de Moscú han disminuido. Las "figuras importantes de la oposición rusa", según Occidente, que gozan de un apoyo costoso y de una buena atención, han demostrado ser impotentes y bastante desagradables. Los esfuerzos para hacer que la policía de Moscú parezca brutal y violenta también han fracasado: la policía ha sido escrupulosa en su respeto por la ley, educada y bastante amable, especialmente cuando se la compara con las tácticas brutales de la policía en lugares como Francia y Estados Unidos. No se utilizaron cañones de agua ni gases lacrimógenos; no hubo víctimas y no se informó de traumatismos significativos.

A diferencia de Moscú, las manifestaciones en Hong Kong parecen continuar y muchos informes indican que se están volviendo cada vez más violentas. Al igual que en Moscú, su razonamiento es absurdo: empezaron protestando contra una nueva ley de extradición, por la que Hong Kong dejaría de ser un santuario para los que han cometido crímenes en el continente. La ley fue rápidamente pospuesta y luego retirada, pero las protestas continuaron e intensificaron.

En Moscú los "dirigentes de la oposición" tan apreciados por los gobiernos y los medios de comunicación occidentales nunca han superado el 1 por ciento, pero algunos de los más famosos han desarrollado una imagen negativa mucho más fuerte. Unos pocos miles de niños que intentan ser detenidos para que puedan tomar unos cuantos “selfis” mientras les detienen y ser liberados una vez que sus padres hayan pagado la multa, no cambiarán esa situación.

Su larga historia de colonia británica ha hecho de Hong Kong una quimera chino-británica -como la mítica cabra de cabeza de león y cola de serpiente- y las sociedades quiméricas tienden a destruirse espontáneamente cuando sus contradicciones internas se vuelven intolerables.

Hong Kong también tiene un problema de lealtad compartida. La guerra comercial autodestructiva de Donald Trump contra China (y el resto del mundo) ha reforzado en la imaginación del público chino la impresión de que Estados Unidos es el enemigo número uno. En este contexto, las imágenes de los manifestantes de Hong Kong que ondean banderas coloniales británicas y estadounidenses transmiten exactamente el mensaje equivocado, a saber, que Hong Kong es injusto y que debe ser tratado. China tiene una metodología probada para tratar con la deslealtad.

Parece que el gobierno chino está dejando que los acontecimientos sigan su curso por el momento. A esto se le llama la fase de "marca" de un algoritmo de "marca y barrido". Una vez que todos los manifestantes hayan sido debidamente marcados (ahora hay cámaras por todas partes, especialmente en una ciudad superpoblada como Hong Kong, y el software de reconocimiento facial es bastante efectivo), su puntuación social se reducirá a cero, lo que significa que nunca subirán a un avión o tren, nunca ocuparán un puesto de responsabilidad o autoridad y sólo podrán esperar una vida de pereza (si son ricos) o trabajar en el fondo de la escala (si son pobres).

Al igual que otras técnicas de cambio de régimen, ya sean militares o financieras, la metodología de las Revoluciones de Colores ya no es capaz de producir los resultados esperados, es decir, el derrocamiento de la autoridad legítima y la instalación de un gobierno títere. Pero, como otras técnicas, todavía es capaz de causar bajas. Hasta la fecha, el establishment de Washington ha perdido completamente el control, tanto a nivel nacional como internacional. Se han perdido las guerras comerciales; las guerras de sanciones se han convertido en objetos ridículos; las amenazas de escalada militar han resultado ser vacías. Todo el sistema financiero estadounidense es un hombre muerto que todavía camina. ¿Qué pueden esperar los washingtonianos? Bueno, todavía pueden usar la metodología de las Revoluciones de Colores para fomentar una revuelta inútil e innecesaria y, al hacerlo, arruinar muchas vidas jóvenes.

http://cluborlov.blogspot.com/2019/08/the-color-revolution-post-mortem.html

El capitalismo va directo al infierno y aún no sabe dónde va a empezar a quemarse

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Tras de la crisis financiera mundial que sacudió al capitalismo en 2007, la Reserva Federal de Estados Unidos impuso una serie de medidas de seguridad aprobando la Ley Dodd-Franck, que, como es habitual, fueron seguidas por los demás potencias, incluida la Unión Europea. Se suelen llamar “test de estrés”.

Entre estas medidas, la Reserva Federal tiene que realizar pruebas anuales a los bancos para demostrar que son lo suficientemente fuertes como para soportar condiciones de recesión extremas al tiempo que mantienen su capital por encima del nivel mínimo requerido.

Los escenarios de las pruebas son variados, desde impagos masivos de préstamos hasta una guerra con Corea del norte.

La crisis no sólo no ha amainado sino que crece por momentos, por lo que la Reserva Federal está considerando añadir a las pruebas de esrés el colapso del mercado de criptomonedas. La Reserva Federal considera que "la caída del mercado de bitcoin" es uno de los "mayores riesgos del mercado".

La Junta de la Reserva Federal se reunió el 28 de febrero para revisar sus escenarios de prueba de estrés y decidió considerar la caída del bitcoin como un nuevo escenario de prueba.

Después de la reunión se publicó un anuncio oficial (*) que menciona la posible caída del mercado de criptodivisas, al mismo nivel que una guerra con Corea del norte o una pérdida importante de fondos debido a los activos tóxicos.

Hace poco menos de dos años la Reserva Federal, el Banco Central Europeo y la mayoría de las instituciones financieras no vieron ningún riesgo en la subida de los bitcoin. A partir de ahora, el colapso de este mercado representaría una seria amenaza para los bancos, comparable a una guerra abierta con otros países.

El capitalismo va directo al infierno y aún no sabe dónde va a empezar a quemarse.

(*) https://www.federalregister.gov/documents/2019/02/28/2019-03504/amendments-to-policy-statement-on-the-scenario-design-framework-for-stress-testing

Falun Gong: el imperialismo también sabe aprovechar el servilismo de una secta de lunáticos

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Falun Gong es una secta china que, según el diario ABC, tiene 70 millones de fieles (1). Fue fundada en China por Li Hongzhi, que se considera a sí mismo un ser superior. Mezcla un poco de Taoísmo y budismo con política reaccionaria y un fuerte anticomunismo. El “ser superior” asegura que los extraterrestres caminan sobre la Tierra y que puede atravesar las paredes y hacerse invisible.

En 1999 la secta intentó un asalto al poder político en China y al año siguiente a Amnistía Internacional le faltó tiempo para denunciar la represión que sufren las personas en China a causa de sus creencias.

El gobierno disolvió la secta porque obligaba a sus partidarios a no utilizar terapias médicas. Li Hongzhi y algunos de sus discípulos se trasladaron a Estados Unidos, donde el gobierno estadounidense la utiliza para presionar a China. Las instituciones y empresas relacionadas con Falun Gong son financiadas abiertamente con dinero público de Washington.

Uno de los principales medios de comunicación del tinglado es el Epoch Times, que tiene una edición en castellano, donde se pueden leer artículos apasionantes sobre la manera en que el espectro del comunismo dirige el mundo actual (2). Además en España la saecta tiene una Asociación de Estudios con sitio propio (3) que puso a querella contra China por el genocidio cometido en Tibet (4).

Epoch Times tiene su sede en Nueva York y es un vehículo de propaganda furibunda a favor de Trump. Ha gastado más de 1,5 millones de dólares en unos 11.000 anuncios a favor del Presidente de Estados Unidos en los últimos seis meses, más que cualquier otra organización fuera de la propia campaña de Trump y más que de lo que la mayoría de los candidatos demócratas han gastado en sus propias campañas presidenciales.

En abril, el punto álgido de su gasto publicitario, los vídeos del grupo Epoch Media, que incluye The Epoch Times y el canal de televisión digital NTD (New Tang Dynasty), fueron visitados unas 3.000 millones de veces en Facebook, YouTube y Twitter, situándose en el puesto número 11 entre los creadores de vídeo de todas las plataformas y por delante de otros editores tradicionales.

Falun Gong es un ariete dirigido contra China. El gobierno de Bush lo utilizó para ridiculizar al presidente chino Hu Jintao durante su visita a Washington en 2006. El punto culminante de aquella desastrosa visita fueron los gritos de la doctora Wang Wenyi, miembro de la secta, en el jardín de la Casa Blanca. El protocolo le había concedido una tarjeta de prensa temporal en nombre del Epoch Times y Wang empezó a vociferar "¡El cielo destruirá a los comunistas chinos!", "¡Abandona el Partido!", "10 millones de héroes han abandonado el Partido, ¿cuándo te irás?".

Wang no es periodista sino patóloga en una de las reivindicaciones más delirantes de Falun Gong: el gobierno chino practica la vivisección de los miembros de Falun Gong detenidos en una cárcel de Shenyang y luego venden sus órganos para realizar trasplantes.

Estados Unidos financia a la secta a través de “Libertad en Internet”, un programa dirigido por la Agencia para los Medios de Comunicación del Mundo (USAGM), anteriormente conocida como la Junta Directiva de la Radiodifusión (BBG). El presupuesto de la USAGM/BBG para 2018 fue de 804 millones de dólares.

Desde el año fiscal 2008 hasta 2010, el Congreso proporcionó unos 50 millones de dólares en fondos para “apoyar a la libertad en internet”. En enero de 2011 el Departamento de Estado entregó casi 20 millones de dólares, una parte de la cual estaba dedicada a la Tecnología de Elusión de la Censura en Internet (ICCT).

Los programas más sofisticados de la ICCT los desarrollan dos empresas estadounidenses, DIT y UltraReach, cuyos fundadores huyeron de China por ser miembros de Falun Gong. La empresa DIT (Tecnología de Internet Dinámica) tiene un único administrador, Bill Xia, miembro de Falun Gong. El sitio web de la DIT admite que sólo tiene cuatro clientes: el Epoch Times, Voice of America (VOA), Radio Free Asia (RFA) y el grupo de propaganda de Derechos Humanos en China (HRIC), con sede en Nueva York y Hong Kong. La VOA y la RFA están financiadas por USAGM (US Agency for World Media)/BBG. El CIIH está financiado por el Fondo Nacional para la Democracia, el Instituto Soros y organizaciones similares.

Inicialmente las aplicaciones estaban diseñadas para permitir a otros adeptos de la secta en China eludir el bloqueo, permitiendo a sus usuarios navegar por la web como si estuvieran en Estados Unidos o cualquier otro país “amigo de internet”.

Sin embargo, el uso de las aplicaciones se extendió a otros países, como Irán, Siria, Egipto, Birmania y Vietnam, e incluso al propio gobierno chino: recientemente Twitter censuró 936 cuentas que utilizaban esas aplicaciones con la excusa de que eran bots de propaganda gubernamental. Lo mismo ha hecho Facebook.

La guerra del imperialismo contra China funciona de esa manera: las redes sociales censuran al gobierno chino y el gobierno chino censura las redes sociales. Por su parte, los censurados, tanto si son gobierno como si son oposición, utilizan los mismos recursos técnicos, o parecidos.

(1) https://www.abc.es/internacional/abci-falun-gong-secta-70-millones-miembros-vetada-china-y-miss-mundo-201512130313_noticia.html
(2) https://es.theepochtimes.com/
(3 https://www.asociacionfalundafa.es/
(4) https://cadenaser.com/ser/2019/03/11/tribunales/1552322800_351810.html

Hong Kong: una mano negra mueve los hilos de la guerra comercial contra China

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Salman Rafi Sheikh

Una parte importante de la política exterior norteamericana se basa en promover la "política del caos", porque el caos desempeña un papel clave en el mantenimiento de la hegemonía norteamericana en la escena internacional. La "política del caos" no es sólo una estrategia utilizada contra Estados rivales y competidores estratégicos; también es una demostración de la obsesión del Estado profundo estadounidense por la hegemonía mundial unilateral y por negar a otras potencias (emergentes) su debido estatus y su capacidad para desafiar la primacía estadounidense.

Por lo tanto, lo que estamos presenciando en Hong Kong no es un levantamiento indígena contra China, sino más bien una "política del caos" diseñada para desestabilizar la región con el fin de perjudicar a China política y económicamente. ¿Sería una coincidencia si el momento de las protestas coincidiera perfectamente con el amanecer de la tecnología 5G fabricada en China, un invento que tiene el potencial de tomar el control del mundo de las telecomunicaciones y erosionar aún más la hegemonía estadounidense?

Los manifestantes de Hong Kong no decepcionaron a sus financiadores. Muchos manifestantes fueron vistos portando banderas estadounidenses, tocando el himno nacional estadounidense y pidiendo al Congreso estadounidense que aprobara la Ley de Derechos Humanos y Democracia de Hong Kong.

Los que protestan dicen que esta ley contribuirá a la implementación del sufragio universal en Hong Kong para 2020; en realidad, se convertirá en una herramienta en manos de las camarillas estadounidenses, permitiéndoles imponer sanciones a los políticos chinos con el pretexto de que están cometiendo supuestas violaciones de los derechos humanos. Este proyecto de ley requeriría que la Casa Blanca llevara a cabo una revisión anual para determinar si el estatus comercial especial de Hong Kong, que permite que sea reconocido como un territorio aduanero separado de la China continental, todavía puede ser justificado.

La ley pretende frustrar la "autonomía y libertad" de Hong Kong, que está siendo erosionada por la "interferencia china". Le daría al Presidente de Estados Unidos el poder de "identificar a las personas responsables del secuestro de libreros y periodistas de Hong Kong y a aquellos que son cómplices en la supresión de las libertades fundamentales en Hong Kong, incluyendo a aquellos que son cómplices en el retorno a la China continental de personas que han ejercido derechos reconocidos internacionalmente, para su detención o enjuiciamiento, y para embargar sus activos con sede en Estados Unidos y negarles la entrada en Estados Unidos". Dar carta blanca al Presidente de Estados Unidos para imponer sanciones a casi cualquier persona que se considere peligrosa e incontrolable.

Esta legislación, que es nada menos que una receta para la interferencia directa, es aparte de la "mano negra" ya presente en Hong Kong por parte de los funcionarios estadounidenses, que financian a los manifestantes y les ayudan a organizarse a gran escala.

Hasta ahora, las autoridades chinas han mostrado moderación. Pero el grado de aumento y propagación de las protestas, financiadas por organizaciones representativas, significa que Estados Unidos está presionando deliberadamente a China para que actúe. Si los chinos reprimen las protestas por la fuerza y algunos manifestantes mueren, permitirán a Estados Unidos atraer a sus aliados occidentales y europeos a un boicot económico contra China. Esto perjudicaría a China, ya que una serie de países europeos como Alemania e Italia, que tienen florecientes lazos comerciales y de inversión con China y están lejos de ser entusiastas de subirse al tren antichino de Estados Unidos, se verán obligados a tomar alguna medida contra China. Por lo tanto, el Estado profundo de Estados Unidos está dispuesto a utilizar la crisis de Hong Kong en su beneficio y a castigar a Pekín por la forma en que sigue desafiando las sanciones de Estados Unidos, por ejemplo, contra Irán.

El estallido de manifestaciones en Hong Kong sirve directamente a los intereses de Estados Unidos con respecto a China. Si estallan protestas a gran escala en Hong Kong y se hace posible una situación de guerra civil, el resultado será una fuga masiva de capitales del tercer mercado financiero más grande del mundo. En ausencia de este mercado financiero en Hong Kong, China debería celebrar sus futuros acuerdos financieros con países sobre los que no tiene control político.

Los acontecimientos de Hong Kong pueden ser el siguiente paso después de la guerra comercial que Estados Unidos impuso a China y que perdió debido a la resistencia y capacidad de China para resistir las presiones económicas externas. Incluso los aliados estadounidenses en la región -India y Japón, dos socios clave de la "Estrategia Indo-Pacífica" de Estados Unidos- se han negado a unirse a los esfuerzos antichinos de Estados Unidos y, de hecho, están buscando un acercamiento. En el frente de Huawei, a pesar de los esfuerzos de Estados Unidos para criminalizar a la empresa, ésta ha anunciado un aumento del 30 por ciento en los ingresos y ha firmado 50 contratos 5G, incluyendo 28 en Europa, en lo que va de año.

La única opción viable que le queda a Estados Unidos para controlar y forzar a China es la desestabilización masiva en Hong Kong y, por tanto, el cierre de las puertas de la inversión extranjera y del capital a la economía continental cerrada de China.

Si Estados Unidos puede manipular la autonomía de Hong Kong, puede perjudicar a la economía china. Estados Unidos ya tienen una fuerte presencia en Hong Kong. Más de 85.000 ciudadanos estadounidenses viven allí y casi 1.400 empresas estadounidenses operan allí. El superávit comercial de Estados Unidos en Hong Kong en 2017 fue de 32.600 millones de dólares.

Por lo tanto, dado que el objetivo final es la inestabilidad masiva para paralizar a China, lo que deberíamos esperar en el futuro son protestas más violentas y masivas de lo que ha sido el caso hasta ahora. De hecho, dependería en gran medida de cómo manejen la situación los chinos. Los rusos ya están discutiendo con los chinos una estrategia común para contrarrestar las protestas en Hong Kong y Moscú. Moscú, por supuesto, tiene mucha más experiencia que Pekín en la gestión y la lucha contra las campañas de protesta financiadas por el extranjero y también está dispuesta a beneficiarse de esta experiencia con la "mano negra" estadounidense en Hong Kong.

https://journal-neo.org/2019/08/21/roots-of-chaos-in-hong-kong-go-deep-into-washington/


Más información:
- Hong Kong y Moscú: autopsia de las ‘revoluciones de colores’
- El imperialismo estadounidense dirige la desestabilización de Hong Kong
- ¿Por qué los hongkoneses no están luchando por la independencia?
 
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